El nuevo reto a los bibliotecarios espa?oles
Del Cuerpo Facultativo de BibliotecariosLas exigencias del mundo moderno, con la explosi¨®n cient¨ªfica y t¨¦cnica y la constante evoluci¨®n de la sociedad, han originado, entre otras incidencias, un progresivo incremento de la producci¨®n bibliogr¨¢fica, lo que obliga a los bibliotecarios a enfrentarse con problemas de muy diversa ¨ªndole, a fin de satisfacer las necesidades de los variados usuarios de las bibliotecas.
Por otra parte, la actividad bibliotecaria parece condenada a debatirse permanentemente entre objetivos contradictorios. Por ejemplo, sus responsables han de decidirse entre proporcionar a los lectores una lectura placentera o utilitaria; o formar una colecci¨®n bibliogr¨¢fica de car¨¢cter enciclop¨¦dico y superficial frente a otra especializada en profundidad. O bien optar por el rendimiento seguro de los servicios bibliotecarios establecidos en las grandes poblaciones, abandonando a su suerte a los medios rurales, donde el rendimiento es bajo. O preferir -y nos encontramos en la contradicci¨®n esencial- la conservaci¨®n del libro frente a la difusi¨®n de su contenido.
Los libros se escriben para ser le¨ªdos, pero las bibliotecas se crearon, hace ya algunos milenios, para conservarlos. Y la lectura y consiguiente manejo origina, primero su deterioro, y su p¨¦rdida despu¨¦s. Por el celo puesto por los bibliotecarios de otros tiempos en la conservaci¨®n, han llegado a nosotros much¨ªsimos ejemplares que de otra manera hubieran desaparecido.
Pero como en nuestros d¨ªas el contenido de la mayor¨ªa de los, libros envejece con rapidez y, por otra parte, su reproducci¨®n es f¨¢cil, r¨¢pida y barata, tendemos a supervalorar la difusi¨®n frente a la conservaci¨®n. Por ello, ya no se debe reivindicar como definitorio de la actividad profesional el t¨ªtulo de conservador que no hace muchos a?os satisfac¨ªa plenamente a los bibliotecarios espa?oles, aunque continuemos valorando en su justo precio y estimado sentimentalmente los viejos c¨®dices y libros impresos.
Nuestra funci¨®n es eminentemente social. Somos en el lenguaje moderno de la informaci¨®n, un canal, un nexo entre los productores de mensajes (autores) y los receptores de esos mensajes (lectores). Consiguientemente nuestra actividad ha de estar supeditada a la cantidad de mensajes producidos por unos y solicitados por los otros y nuestra formaci¨®n tendr¨¢ que irse transformando a ese fin.
Aunque todav¨ªa hay entre nosotros -rara avis- bibliotecarios que aunan el cultivo de las humanidades con el dominio de las modernas t¨¦cnicas bibliotecon¨®micas, es claro que no se puede exigir esta doble especializaci¨®n en materias tan remotas y de manera general, a unos funcionarios medianamente pagados y considerados.
Y volvemos a encontrarnos con otra aparente contradicci¨®n que puede solucionarse creando diversos tipos de bibliotecarios, como se han solucionado las enunciadas al principio, con el establecimiento de diversos tipos de bibliotecas: p¨²blicas y especializadas. O con la puesta en marcha de servicios bibliotecarios (bibliobuses, bibliotecas viajeras, pr¨¦stamo de lotes de libros, etc¨¦tera) para los peque?os n¨²cleos rurales que no pueden sostener una biblioteca fija.
Las bibliotecas y la Universidad
Un tipo de bibliotecas que merece menci¨®n aparte son las bibliotecas universitarias, que en Espa?a vienen arrastrando, desde hace tiempo, una grave situaci¨®n, no habiendo participado de la evoluci¨®n experimentada durante el presente siglo, en la mayor¨ªa de los pa¨ªses con alto nivel cultural y cient¨ªfico. Existen varias razones determinantes de su actual estado: la falta de una normativa legal que rija la estructura y funcionamiento de las mismas, abandonadas al arbitrio de cada Universidad; la com¨²n y dominante concepci¨®n de que un centro de estas caracter¨ªsticas no constituye una unidad de servicio dentro de la organizaci¨®n universitaria, el establecimiento de t¨¦cnicas bibliotecon¨®micas diferentes en cada una de las bibliotecas departamentales, la reiteraci¨®n de adquisiciones, am¨¦n de otros muchos m¨¢s aspectos negativos, entre los que destaca la escasez casi absoluta de personal profesionalizado, impotente, por otra parte, para satisfacer las necesidades apremiantes del profesorado universitario.
A partir de 1960, y a consecuencia del desarrollo econ¨®mico, la necesidad de disponer de material documental y bibliogr¨¢fico, motiv¨® un incremento en las adquisiciones realizadas por parte de las universidades espa?olas, tanto de la producci¨®n editorial nacional, como en cierta medida de la extranjera que nos llegaba. Hoy d¨ªa, la disparidad entre las adquisiciones que se vienen efectuando y el escaso personal existente, determina que la mayor¨ªa de las bibliotecas departamentales recurran para solucionar sus problemas a personas con deficiente formaci¨®n profesional, con el escaso rendimiento que ello ocasiona. Es urgente pues, que el personal que haya de servir las bibliotecas universitarias, tenga en gran medida la preparaci¨®n moderna necesaria en cuanto a conocimientos de idiomas modernos, as¨ª como de las materias y temas propios del servicio en el que va a desarrollar sus tareas, requisitos a los que habr¨ªa que a?adirse, el dominio de las t¨¦cnicas necesarias para la labor que se le encargase y un amplio conocimiento de la bibliograf¨ªa adecuada a los fondos que maneja. Con esta profesionalizaci¨®n, hoy m¨¢s necesaria que nunca, con un n¨²mero suficiente de personas capacitadas, y con la pertinente organizaci¨®n unitaria de los servicios bibliotecarios en la Universidad, podr¨¢ lograrse salir del marasmo en el que hoy se encuentran estos centros.
Los sistemas modernos de informaci¨®n
El problema de la extensa producci¨®n bibliogr¨¢fica espa?ola, que coloca a nuestro pa¨ªs entre los primeros y permite acrecentar de forma continuada los fondos de nuestras bibliotecas, exige la necesidad imperiosa de una urgente transferencia de esa informaci¨®n para evitar que muchos e importantes recursos bibliogr¨¢ficos se tornen improductivos e ineficaces, pues de todos es conocido que la mayor parte de los libros, e incluso muchos art¨ªculos de revistas pierden actualidad enseguida.
Este es el motivo que ha impulsado a los pueblos en su af¨¢n de mejorar el nivel de los sistemas de informaci¨®n, a utilizar con mayor profusi¨®n las computadoras y otros medios de reproducci¨®n en consonancia con los tiempos en que vivimos, precis¨¢ndose en los bibliotecarios una formaci¨®n de acuerdo con el cm pico de unas t¨¦cnicas cada vez m¨¢s modernas. En consecuencia, es de importancia vital la promoci¨®n de nuevas t¨¦cnicas para difundir la informaci¨®n, con profesionales debidamente capacitados, siguiendo unos criterios uniformes de proceso de las obras, a fin de permitir una coordinaci¨®n con estructuras internacionales y establecer intercambios de informaci¨®n bibliogr¨¢fica, que rinden beneficios razonables no s¨®lo para las bibliotecas y lectores, sino tambi¨¦n para editores y libreros, que podr¨¢n estar al d¨ªa de las existencias en el mercado.
Pol¨ªtica bibliotecaria
A la soluci¨®n de este problema, del cual tienen plena conciencia las autoridades del Ministerio de Cultura, debe contribuir Espa?a, mediante la creaci¨®n de puestos id¨®neos de trabajo, para lo cual la Direcci¨®n General del Libro y Bibliotecas a la que corresponde determinar la pol¨ªtica bibliotecaria, ha dado ya los primeros pasos y esperamos que en un futuro pr¨®ximo se logren los resultados apetecidos, pues de lo contrario ser¨ªa insatisfecha la demanda de los servicios bibliotecarios, cuyo crecimiento es constante.
Continuamente se est¨¢ haciendo hincapi¨¦ en todo cuanto contribuya al robustecimiento de una difusi¨®n de la informaci¨®n, como la catalogaci¨®n automatizada; elaboraci¨®n de la bibliograf¨ªa nacional; preparaci¨®n de ?tesauros?; publicaci¨®n de cat¨¢logos colectivos; multiplicaci¨®n de fichas e intercambios de registros bibliogr¨¢ficos; catalogaci¨®n de obras en publicaci¨®n; res¨²menes anal¨ªticos, etc¨¦tera. Todos estos procedimientos, que pueden facilitar la selecci¨®n de libros por los bibliotecarios, contribuyen igualmente a la utilizaci¨®n m¨¢s racional de los recursos materiales disponibles en las bibliotecas y a satisfacer consultas de los lectores, que de manera permanente est¨¢n efectuando sobre multitud de temas y a las que los bibliotecarios, echando mano de todos sus recursos, han de contestar, convirtiendo as¨ª la biblioteca en un bien de utilidad p¨²blica.
En esta l¨ªnea y no en otras en las que se ha intentado presentar, va la idea central de la reciente convocatoria de oposiciones a bibliotecarios, como una esperanza abierta al futuro de la profesi¨®n y con una visi¨®n de porvenir del concepto de biblioteca.
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