El olvido del sector agrario
Ingenieros agr¨®nomosLa situaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica del sector agrario ha sido uno de los aspectos m¨¢s olvidados durante la etapa de transici¨®n que estamos viviendo. La agricultura ha sido postergada por todos, Administraci¨®n, partidos pol¨ªticos... Esperemos que los propios agricultores no caigan en la trampa de marginar al campo, aisl¨¢ndolo del resto de la sociedad, para convertirlo en tierra de nadie, que es tanto como decir feudo de los intereses m¨¢s s¨®lidamente establecidos.
Las organizaciones que quieren representar los intereses del peque?o y mediano agricultor no pueden carecer por m¨¢s tiempo de una estrategia de conjunto que gu¨ªe sus acciones e incluso sus luchas reivindicativas si fuera preciso.
El origen de los problemas de estos agricultores est¨¢ ligado a la estructura agraria de nuestro pa¨ªs, en el que, de dos millones y medio de explotaciones, m¨¢s de un mill¨®n y medio poseen menos de cinco hect¨¢reas. Estos peque?os empresarios han sido hist¨®ricamente presa f¨¢cil del agrarismo como doctrina.
La agricultura tiene peculiaridades, pero en ning¨²n caso puede consider¨¢rsele un mundo distinto. Est¨¢ integrada en el funcionamiento general de la sociedad, y negar este hecho es el comienzo de la manipulaci¨®n de los m¨¢s modestos por sus propios vecinos: los m¨¢s poderosos del lugar. Toda pol¨ªtica que no diferencie la problem¨¢tica de unos agricultores respecto a otros ser¨¢ cualquier cosa menos pol¨ªtica social; por esa v¨ªa nunca alcanzaremos una nueva agricultura.
Si el campo es un terreno electoralmente abonado para la derecha, no es por casualidad. La izquierda no ha logrado elaborar una pol¨ªtica m¨ªnimamente coherente, que pueda suponer una alternativa para los peque?os y medianos agricultores. Al contrario, se ha sumado con ilusi¨®n a defender los intereses del ?campo?. Pero ?cu¨¢les son los intereses del ?campo?? ?Qu¨¦ estrategia y qu¨¦ direcci¨®n pol¨ªtica tiene hoy d¨ªa ?el campo??.
Huyendo de espejismos, ateni¨¦ndonos a los hechos m¨¢s recientes, la ¨²nica estrategia pol¨ªtica que existe hoy d¨ªa en las zonas rurales es la de la derecha.
La estrategia de la derecha en el medio rural es coherente y coincide con la que defiende sus intereses en otros sectores con fiel paralelismo: el gasto p¨²blico en agricultura, sea para cr¨¦dito agrario, en mejora de estructuras o en pol¨ªtica de precios, debe ser indiscriminado con el objeto de ?redimir al campo?. No cuestionemos qu¨¦ ?campo? se be neficiar¨¢ de este enorme esfuerzo social. No es necesario, porque el resultado de estas pol¨ªticas en los ¨²ltimos a?os es respuesta suficiente. En los a?os de escasez, la fija ci¨®n de los precios de garant¨ªa para el trigo no evit¨® la emigraci¨®n masiva de campesinos, constituyendo un negocio redondo para el gran agricultor. Fue en esta ¨¦poca cuan domuchos absentistas decidieron transformar antiguos latifundios en grandes empresas agrarias altamente tecnificadas. El negocio pod¨ªa valer la pena.
El elemento corrector imprescindible de una pol¨ªtica de precios en agricultura lo constituye una pol¨ªtica fiscal progresiva. ?Conseguir¨¢n las organizaciones de los peque?os y medianos agricultores movilizar los tractores para exigir que se grave con impuestos a la agricultura? El sector agrario est¨¢ hoy d¨ªa pr¨¢cticamente exento de impuestos.
Es por estas razones por las que no me atrever¨ªa a calificar como ?guerra? la nueva salida de tractores a la carretera en algunas regiones del pa¨ªs. Pienso que se trata tan s¨®lo de una ?batalla?, posiblemente justa, pero cuya interpretaci¨®n como elemento progresivo en la elaboraci¨®n de una pol¨ªtica le car¨¢cter social eficaz no resulta tan evidente.
Los agricultores han sacado los tractores a la carretera para protestar por lo que consideran una demora intolerable de la Administraci¨®n en la fijaci¨®n de los precios agrarios. Es, pues, un momento de exaltaci¨®n, seguramente se sumar¨¢n todos y si la presi¨®n es suficientemente fuerte, posiblemente aceleren las decisiones del Gobierno. Tal vez incluso se produzcan desplazamientos dentro de las propias organizaciones campesinas, una sustituci¨®n de los m¨¢s moderados y dialogantes por nuevos l¨ªderes m¨¢s radicalizados en defensa ?del sector?. Pero si la ¨²nica coherencia pol¨ªtica es la de los grandes intereses del campo, perm¨ªtanme que dude del avance que los nuevos precios agrarios pueden suponer en la construcci¨®n de una sociedad m¨¢s justa.
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