?Para qu¨¦ el MC?
Secretario general del MC
Diez a?os de lucha en condiciones extremadamente dif¨ªciles; cientos de detenidos, torturados y encarcelados; dos compa?eros asesinados por el fascismo; varios miles de delegados sindicales elegidos en las recientes elecciones en las empresas; m¨¢s de 100.000 ejemplares de nuestros ¨®rganos de prensa.... y, sin embargo, el MC es un partido poco conocido para la mayor¨ªa de la gente.
Pero, ?qu¨¦ es en realidad el Movimiento Comunista?
En dos palabras, el MC es, pura y simplemente, un partido revolucionario, un partido que se ha fijado la revoluci¨®n socialista como meta y que cuanto hace o dice se encamina en esa direcci¨®n.
Y, ?para qu¨¦ hace falta tal partido?
Antes que nada, para impulsarla acci¨®n popular en pos de un conjunto de objetivos democr¨¢ticos que la ?reforma pol¨ªtica? se ha dejado en el tintero: una soluci¨®n democr¨¢tica -mediante decisi¨®n popular- de la forma de Estado; un reconocimiento sin reservas de los derechos a la autonom¨ªa y a la autodeterminaci¨®n de los pueblos del Estado espa?ol; una superaci¨®n cabal de las secuelas del franquismo, ll¨¢mense leyes, instituciones o personas incrustadas en el aparato estatal, la garant¨ªa de los derechos y libertades democr¨¢ticas sin los recortes que se les trata de dar; una Constituci¨®n que no autorice la intervenci¨®n del ej¨¦rcito contra el pueblo o la supresi¨®n de los derechos individuales mediante el decreto del estado de excepci¨®n. Estos y otros objetivos democr¨¢ticos elementales tienden hoy a ser olvidados con facilidad. No est¨¢ de m¨¢s que queden algunos partidos para recordarlos, Y para seguir luchando por ellos.
El MC sirve tambi¨¦n para denunciar la pol¨ªtica de austeridad, de aumento del paro, de reducci¨®n de plantillas, de bloqueo de los salarios, de quiebra de miles de peque?as y medianas empresas, de abandono del campo practicada por el Gobierno de Su¨¢rez. Para denunciar y para llamar a los trabajadores y trabajadoras a unirse, a organizarse y a rebelarse contra esa pol¨ªtica antipopular.
El MC pretende, asimismo, jugar un papel unificador. Unificador de una izquierda muy dif¨ªcil de unificar, por prevalecer en ella los peque?os intereses electoralistas de unos y otros. Unificador, tambi¨¦n, de las organizaciones sociales, sindicales, vecinales, campesinas, de esas organizaciones que supieron mantenerse unidas bajo el franquismo y que, una vez iniciada la carrera electoral, han sucumbido a la tentaci¨®n de convertirse en cotos electorales de tal o cual partido.
El MC aspira a ser un partido que permanezca en su puesto cuando lleguen tiempos m¨¢s duros. Hoy est¨¢ de moda proponer caminos de rosas para llegar al socialismo. Nosotros no creemos en las v¨ªas id¨ªlicas. El futuro, en nuestro viejo continente y en nuestra pen¨ªnsula, va a estar marcado por la crisis econ¨®mica y social y por la violencia, por esa violencia que sube con fuerza en el interior mismo de las instituciones europeas occidentales, convirtiendo la democracia en una maquinaria acorazada y destructiva, en una maquinaria profundamente represiva que arrasa gradualmente viejos derechos y libertades. en una maquinar¨ªa que conserva una fachada parlamentaria pero vac¨ªa de contenido, no sujeta a ning¨²n control popular efectivo, y adornada a menudo por un pluralismo pol¨ªtico nulo, que da a elegir entre un centro-derecha y un centro-izquierda.
En toda Europa suenan las campanas por la democracia. La crisis econ¨®mica va a reforzar las tendencias antidemocr¨¢ticas y violentas que habitan en el capitalismo. En tales condiciones, las v¨ªas risue?as al socialismo nos parecen un peligroso espejismo. Para afirmarlo, con fuerza y con tozudez, y para preparar las otras v¨ªas estamos nosotros.
Esa voluntad de forjar un partido aut¨¦nticamente revolucionario permanece viva. Hoy no se trata de cambiar de rumbo, sino de afirmarse en el que entonces se traz¨®. Ese es el fin de nuestro Il Congreso: ratificar nuestras posiciones revolucionarias, hacer el balance de nuestra experiencia, perfilar nuestras tareas para los a?os pr¨®ximos.
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