La nataci¨®n espa?ola quiere autogestionarse
La nataci¨®n espa?ola anda revuelta. Entre los clubs hay descontento por la pol¨ªtica federativa, y el presidente de la Federaci¨®n catalana, Moner, desea proponer una reforma a fondo de los estatutos. Lo que planea, poco menos que un ?golpe de Estado?, significar¨ªa la autogesti¨®n por los propios practicantes de este deporte y el alejamiento de las viejas estructuras deportivas. Algo que Castej¨®n ha ofrecido repetidas veces, pero que no se ha llevado a cabo.Presidente de la Federaci¨®n Espa?ola de Nataci¨®n es Enrique Landa, un hombre que lleg¨® repentinamente al cargo hace ya algunos a?os sin haber tenido antes vinculaci¨®n con este deporte. A ra¨ªz de la llegada de Castej¨®n al cargo m¨¢ximo del deporte espa?ol, Enrique Landa hubo de someter su puesto, como todos los presidentes de Federaci¨®n, a unas elecciones ?democr¨¢ticas? entre los hombres de su deporte. Pero Landa, como todos los presidentes de Federaci¨®n, fue el encargado de elaborar las normas electorales y el censo de votantes en su deporte. Y, como muchos otros presidentes ?predemocr¨¢ticos?, se convirti¨® en presidente ?democr¨¢tico?.
Desde entonces hasta ahora su gesti¨®n ha creado muchos descontentos. Entre otras faltas se le acusa de una que parece incontrovertible: hace m¨¢s de dos a?os que no convoca asamblea general de la nataci¨®n. La asamblea es el ¨²nico ¨®rgano con capacidad para adoptar decisiones. Dos a?os largos sin celebrarse una asamblea significa un per¨ªodo igual de tiempo de inmovilismo.
La cuesti¨®n de los votos
Y lo curioso es que el actual presidente, Landa, no tiene demasiados motivos para temer que la asamblea adopte decisiones contrarias a sus deseos. La asamblea consta de 85 votos, que est¨¢n distribu¨ªdos de la siguiente forma: diecisiete para la junta directiva -a uno por miembro-; cuarenta para las federaciones regionales -dos por cada presidente de regional-; tiene el mismo valor el voto de las regionales sin apenas actividad en la nataci¨®n que el de la catalana, balear o canaria, y, finalmente, veintiocho para los clubs mejor clasificados del a?o anterior. En definitiva, que los clubs, los practicantes, los nadadores tienen veintiocho votos contra 57 de los federativos. Bien, pues a pesar de eso, hace ya dos a?os largos que no hay asamblea, que no se toman nuevas decisiones y que no se presenta balance de cuentas.El presidente de la catalana, Moner, piensa proponer en la pr¨®xima asamblea un proyecto de reforma de estatutos. Aparte de que desea que en la asamblea se revise la actual constituci¨®n de la junta directiva, quiere introducir una sustancial modificaci¨®n en el actual sistema de votos. Su modificaci¨®n consiste en mantener los diecisiete votos de la directiva y los cuarenta de las regionales -a dos por cada una-, pero pide para los clubs 290 votos, distribuidos de la siguiente forma: cuatro por club para los treinta primeros clubs nacionales; tres por club para los clasificados en los puestos del treinta al sesenta, y dos por club para los clasificados entre el sesenta y el cien.
Si esto saliera adelante significar¨ªa la autogesti¨®n de la nataci¨®n, toda una medida revolucionaria dentro del deporte espa?ol, que hasta el momento bien poco se ha beneficiado de las nuevas corrientes democr¨¢ticas del pa¨ªs. El s¨ªstema de que los antiguos presidentes elaboraran los censos de votantes en sus deportes convirti¨® la democratizaci¨®n del deporte en un fiasco.
El problema para Moner es que ?su? reforma de estatutos tendr¨ªa que aprobarla la asamblea seg¨²n el actual sistema de distribuci¨®n de votos. ?Tiene alguna posibilidad? El desea exigir un sistema de votaciones a mano alzada, de forma que cada presidente de regional tenga que ?descubrir? su voto ante los clubs de su regi¨®n y sea as¨ª responsable del mismo. Moner espera que todos los clubs puedan mandar su representante. La iniciativa parece encerrar un enorme inter¨¦s, pero se trata de una revoluci¨®n pac¨ªfica que tiene que superar demasiadas dificultades. La nataci¨®n, como muchos otros deportes, est¨¢ sometida a una superestructura que nada tiene que ver con sus practicantes y que supone, en el mejor de los casos, una r¨¦mora. Si la iniciativa de Moner sale adelante, la noticia ser¨¢ buena no s¨®lo para los nadadores, sino para los deportistas de muchas otras especialidades que sufren males parecidos.
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