Sempre en Galiza
Diputado del PSOE por Madrid
Tres poderosos motivos me empujan a escribir estas l¨ªneas cuando acabo de saber que, al fin, ya tienen preautonom¨ªa las que Castelao llam¨® ?as tres nacionalidades -Catalu?a, Euskadi e Galiza-? (?Sempre en Galiza?, p¨¢g. 223). En primer lugar, una fort¨ªsima e inolvidable ligaz¨®n une mi propia vida con Galicia: mis dos ¨²ltimos a?os de prisi¨®n franquista transcurrieron en la de ?Santa Isabel? de Santiago de Compostela y mi familia sabe bien hasta qu¨¦ punto si hoy sigo vivo lo debo a la ayuda gene rosa y arriesgada de los antifascistas de la naci¨®n gallega.
En segundo lugar, porque, como parlamentario, tengo la direct¨ªsima obligaci¨®n de atender y defender deseos e intereses gallegos. En efecto, soy diputado por Madrid y eso significa que me han votado docenas de miles de gallegos. T¨¦ngase en cuenta que en 1970 fueron censados en la provincia de Madrid casi 70.000 gallegos (m¨¢s que los que tienen las capitales de Lugo o Pontevedra, o la propia Santiago de Compostela).
En tercer lugar, porque es deber de todo afiliado al PSOE ?acatar y defender p¨²blicamente las resoluciones del Congreso Federal?, ¨®rgano soberano del partido; y el XXVII Congreso (diciembre de 1976) afirm¨® en su resoluci¨®n titulada ?Nacionalidades?, entre otras cosas, que: ?El PSOE es plenamente consciente de que el proceso revolucionario al que presta su concurso en el seno del Estado espa?ol est¨¢ ¨ªntimamente relacionado con la lucha por la conquista de las libertades de los pueblos que lo componen... La autonom¨ªa, en cuanto supone para el Partido Socialista un profundo incremento del acervo cultural y material de los pueblos, continuar¨¢ siendo firmemente apoyada por ¨¦ste en las diversas nacionalidades del Estado espa?ol... En esta linez, el Partido Socialista propugnar¨¢ el ejercicio libre del derecho a la autodeterminaci¨®n por la totalidad de las nacionalidades y regiones que compondr¨¢n, en pie de igualdad, el Estado federal que preconizamos...?
Sangr¨ªa de hombres y mujeres
Todo eso es lo que me empuja a escribir estas l¨ªneas. Con inevitable tristeza. Con la misma inevitable tristeza con la que cualquier gallego tiene que contemplar la intolerable situaci¨®n actual de Galicia. Porque es intolerable que a muchos m¨¢s de un mill¨®n de gallegos les haya llegado fuera de Galicia la noticia de que el se?or Su¨¢rez ha tenido a bien ?conceder? esta cojituerta preautonom¨ªa a su naci¨®n. Porque la opresi¨®n capitalista que se ejerce sobre Galicia, explot¨¢ndola, fuerza a los gallegos a sufrir el l¨¢tigo de la emigraci¨®n para buscar en otras provincias y naciones el trabajo que no encuentran en su tierra, pues no emigran, como se quiere hacer creer, porque les empuje a ello su esp¨ªritu aventurero, sino que abandonan el terru?o por necesidad, pura y simplemente, en busca de una situaci¨®n econ¨®mica que all¨ª no les es posible lograr. He recordado antes que en el censo de 1970 se contabilizaron en la provincia de Madrid casi 70.000 gallegos. Pero es que en otras provincias espa?olas se cens¨® un cuarto de mill¨®n m¨¢s; y hay que tener en cuenta el mill¨®n largo de gallegos que est¨¢n en ultramar, y otro cuarto de mill¨®n en Europa. Esta brutal sangr¨ªa de hombres y mujeres ha degradado de tal forma el equilibrio de edades de la poblaci¨®n gallega, que hace ya varios a?os que en las provincias de Lugo y Orense se muere m¨¢s gente que la que nace. Se trata de un genocidio, seg¨²n afirma un soci¨®logo, incruento pero tan eficaz a medio plazo como un genocidio que usara la bomba at¨®mica o las armas bacteriol¨®gicas. El resultado va a ser (est¨¢ ya siendo) el mismo: la despoblaci¨®n, la desertizaci¨®n, etc¨¦tera. Quiz¨¢ as¨ª la televisi¨®n derechista pueda cantar alegremente a Galicia como la ?reserva europea de los lobos?.
Sangr¨ªa de recursos
La sangr¨ªa de hombres y mujeres no es la ¨²nica a la que el sistema capitalista somete a Galicia. Con id¨¦ntica torpeza e indiferencia, t¨ªpicas de los barberos medievales, tambi¨¦n sangra a Galicia apropi¨¢ndose de su riqueza, de su plusval¨ªa y de su energ¨ªa. Galicia consume menos de la mitad de la energ¨ªa el¨¦ctrica que produce sin que reciba ning¨²n tipo de ventaja y entrega en sus puertos los productos del mar a unos precios m¨ªnimos que son cien veces aumentados antes de llegar al consumidor. Galicia ahorra, y mucho, pero sus ahorros, muchas veces fruto de los env¨ªos de los emigrantes amontonados a golpe de sacrificio, de sudor, de lejan¨ªa y de dolor, son ?captados? por un sistema financiero sometido al capitalismo for¨¢neo y depredador que los saca fuera de Galicia para beneficio de quienes no son gallegos. Galicia trabaja y crea plusval¨ªas, pero el sistema capitalista se las expropia. Legalmente, eso s¨ª, a trav¨¦s de un robo sistematizado que se disfraza con el eufemismo de ?econom¨ªa social de mercado?. Muchos campesinos gallegos no se habr¨¢n enterado de la noticia de la preautonom¨ªa porque, a la saz¨®n, andaban por los caminos y corredoiras luchando en la ?huelga de la leche?, en un desesperado intento de denunciar c¨®mo las empresas capitalistas se apropian de la plusval¨ªa que crean con sus vacas, sus tierras y su trabajo excesivo y extenuante.
El desprecio del idioma
A esta ?preautonom¨ªa? habr¨ªa que llamarla cojituerta y malformada (un ?mal parit? dir¨ªan los catalanes) aunque s¨®lo fuera por el ignorante desprecio que el se?or Su¨¢rez ha impuesto en ella al idioma gallego. El se?or Su¨¢rez tiene una ignorancial casi universal, que se hace universal sin casi cuando se trata del tema, e los idiomas peninsulares. Recu¨¦rdense sus dono sas declaraciones a la prensa extranjera sobre la incapacidad cient¨ªfica del idioma catal¨¢n. No es extra?o que haya aceptado y/o impuesto el desprecio al idioma gallego, pese a que sus cuatro m¨ª llones de hablantes (en la provincia de Pontevedra, por ejemplo, lo ha bla el 95%) le acerquen al n¨²mero de hablantes del idioma dan¨¦s, por poner un ejemplo de idioma oficial europeo; o sea, 26 veces superior al de los hablantes del isl¨¢nd¨¦s, que os otro idioma oficial europeo. Pipse a que haya demos traciones cient¨ªficas de que tres de cada cuatro, ni?os gallegos que no alcanzan la titulaci¨®n primaria son gallegoparlantes. O de que el 18 % de las amas de casa pontevedresas gallego parlantes son analfabetas, frente a solo el 4 % de las castellano parlantes, lo cual prueba que esos fracasos escolares se deben a la salvajada pedag¨®gica que supone intentar ense?ar a leer y escribir a alguien en un idioma que no en tiende. Est¨¢ tristemente claro que estas tristezas que acompa?an a la cojituerta preautonom¨ªa de Gal¨ªcia se deben achacar a que, para desgracia de Galicia, la ha gestionado una mayor¨ªa de UCD y AP. Una mayor¨ªa con notorios antecedentes de antigalleguidad. Por desgracia para Galicia, he dicho, que no por la voluntad libre de los gallegos. Porque no se olvide que las elecciones del 15% junio se realizaron en Galicia, u, pa¨ªs donde la inmensa mayor¨ªa vive en peque?os n¨²cleos que no rebasan los quinientos habitantes, bajo la f¨¦rrea autoridad del aparato, intacto y prepotente de los caciques y alcaldes franquistas. Pero aunque es deber de inesquivable realismo anotar las tristezas, no hay que perder la esperan za. ?Las cosas son como son... hasta que dejan de serlo?, dice nuestro cancionerill¨®. Ya est¨¢n los permanentes e inalterables, por su propia naturaleza, principios del movimiento en la misma cuneta que el Reich nazi de los mil a?os. Otros obst¨¢culos caer¨¢n tambi¨¦n. Como afirm¨® el XXVII Congreso del PSOE: ?... La lucha por las liberta desde las nacionalidades y regiones se inserta dentro de nuestra pol¨ªtica para la autogesti¨®n de la sociedad.? S¨¦panlo Galicia y los gallegos, y luchemos por que as¨ª sea.
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