El "Aberri Eguna", entre la demagogia y la paz
EL ABERRI Eguna (d¨ªa de la patria vasca) de ayer es el primero que los vascos celebran legalmente, y por tanto con libertad, desde 1936. Las manifestaciones han sido multitudinarias en Bilbao y San Sebasti¨¢n, menores en Vitoria y un punto controvertidas en Pamplona, dada la opci¨®n que tienen pendiente los navarros sobre su identificaci¨®n euskalduna. No se han producido incidentes dignos de menci¨®n y lo rese?able -junto a la demagogia de algunos pronunciamientos- es precisamente el car¨¢cter leg¨ªtimamente pol¨ªtico y pac¨ªfico de esta primera demostraci¨®n masiva de los vascos en 42 a?os.A¨²n recientes graves sucesos de sangre en las Vascongadas -los dos obreros muertos en las obras de la central nuclear de Lem¨®niz y el guardia civil retirado tambi¨¦n asesinado por ETA-, es m¨¢s que lamentable el protagonismo de ETA en las manifestaciones del domingo, la ausencia de la bandera espa?ola en medio de las ikurri?as y las tricolores, y las pancartas y consignas independentistas, que ya han sido interpretadas como una provocaci¨®n.
Sin embargo, tambi¨¦n hay que se?alar que no est¨¢n lejos los d¨ªas en que el Aberri Eguna era motivo de enfrentamientos y muertes en las provincias vascas, o en los que la presencia de la ikurri?a deparaba tiroteos, o muertos y heridos entre las fuerzas del orden encargadas de retirarlas. Cuando el actual ministro del Interior despenaliz¨® el izamiento de la ikurri?a se adujo desde perspectivas integristas que se trataba de una medida pol¨ªtica de debilidad y entreguismo, y desde posiciones del nacionalismo vasco que la decisi¨®n era banal y tard¨ªa. Pero no puedejam¨¢s ser desde?able una medida que, a m¨¢s de corresponderse con la l¨®gica y con los usos democr¨¢ticos, ha venido a impedir que en el Norte se maten los espa?oles a cuenta de la bandera de Sabino Arana.
Otro tanto puede afirmarse de la conmemoraci¨®n de un d¨ªa de la patria vasca, que, por primera vez en muchos a?os, ha podido celebrarse en paz y hasta con la presencia, como invitado del PNV, del senador estadounidense Frank Church, en cuyo estado de Idaho habitan numerosos vascos dedicados a tareas ganaderas. Los gritos y las pancartas radicales e irresponsables (como la incitaci¨®n a ETA a seguir aplicando la t¨¦cnica asesina del goma-2 a las centrales nucleares) no deben dejar por eso de contemplarse en el contexto de una jornada pac¨ªfica, lejos del memorial de agravios, errores y estupideces que la dictadura acumul¨® sobre Vizcaya, Guip¨²zcoa y Alava.
El problema vasco s¨®lo puede encauzarse hacia soluciones viables a trav¨¦s de las ya emprendidas: las elecciones generales -y la nueva correlaci¨®n de fuerzas que deparen las pr¨®ximas legislativas o las mismas elecciones municipales-, la legalizaci¨®n de los partidos abertzales, la constituci¨®n del Consejo General vasco como representaci¨®n preauton¨®mica y, por ¨²ltimo, incluso los leves destellos de ¨¢nimo negociador que pueden detectarse entre ese colectivo de no m¨¢s de sesenta hombres que forman ETA militar (con el apoyo emocional de un sector de la poblaci¨®n) y el claro talante que, aun en circunstancia dif¨ªciles, demuestra el Gobierno del Estado y que tiene su m¨¢s reciente expresi¨®n en el nombramiento del subdirector general de Seguridad como jefe provisional de Policia de Bilbao. Jos¨¦ Sainz, tenido en c¨ªrculos policiales por el m¨¢ximo experto en ETA, fue hombre que ya en el r¨¦gimen anterior se atrevi¨® a declarar p¨²blicamente que el terrorismo en el Pa¨ªs Vasco carec¨ªa de soluci¨®n policial y represiva y que constitu¨ªa un problema a abordar pol¨ªticamente. Ahora nadie duda que su misi¨®n en Vizcaya reside, como ¨¦l mismo ha dicho, en hablar con todos. Eso, naturalmente, incluye hablar tambi¨¦n con ETA.
As¨ª las cosas, los pasos aislados podr¨¢n parecer ineficaces o lentos, signos de debilidad o de doblez, pero la pol¨ªtica de distensi¨®n, de di¨¢logo y de pacto entre los representantes del pueblo vasco y los poderes centrales es la ¨²nica que podr¨¢ depararnos a la larga muchos Aberri Eguna festejados en paz, en el seno de un.Estado democr¨¢tico que protege tambi¨¦n los derechos de quienes no est¨¢n conformes con ¨¦l y expresan sus creencias -sean cuales sean- sin violencia y con acatamiento de la ley.
Por lo dem¨¢s, las urnas ya hablaron y pudo comprobarse el escaso peso real que las posiciones abertzales e independentistas tienen en el Pa¨ªs Vasco. Que las manifestaciones del Aberri Eguna se hayan te?ido de contestaci¨®n a los partidos ampliamente representados en las Cortes y partidarios de la autonom¨ªa vasca dentro de la unidad del Estado no hace sino poner de relieve el m¨¢s sencillo de los recursos de quienes pierden unas elecciones: agitar la calle.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.