Profesor Linnemann: "La oposici¨®n a la energ¨ªa nuclear se basa principalmente en el recuerdo de la bomba at¨®mica"
Una visi¨®n optimista del porvenir y de los efectos de la energ¨ªa nuclear fue ofrecida ayer en una rueda de prensa celebrada en Madrid por el profesor Roger E. Linnemann, de la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos) y responsable de un equipo m¨¦dico creado por diversas centrales nucleares norteamericanas para prevenir y tratar cualquier caso de radiaci¨®n.El doctor Linnemann ha venido a Espa?a invitado por Unidad El¨¦ctrica (Unesa) para impartir un seminario sobre prevenci¨®n y tratamiento de las radiaciones nucleares, organizado por la Asociaci¨®n de Medicina y Seguridad de la citada entidad espa?ola, en cuyos locales madrile?os habl¨® ayer el profesor norteamericano.
Es la segunda vez que Roger E. Linnemann viene a Espa?a. Hace doce a?os fue el jefe del equipo m¨¦dico que investig¨® en la playa de Palomares (almer¨ªa) los efectos que la bomba de plutonio ca¨ªda desde el aire sobre el mencionado lugar pod¨ªan tener en la salud de los que viv¨ªan all¨ª. En aquella ocasi¨®n, el ministro Fraga Iribarne trat¨® de demostrar que no pasaba nada ba?¨¢ndose en las aguas de Palomares.
?Estuve implicado en el accidente de Palomares porque yo me hallaba entonces en el departamento de investigaci¨®n nuclear del ej¨¦rcito, destacado en la Rep¨²blica Federal de Alemania. Nuestros objetivos en ese departamento eran los de mantener un equipo de emergencia que estuviera dispuesto a acudir a cualquier lugar en cualquier momento y los de estudiar todos los problemas que pudieran estar relacionados con la guerra nuclear?, resume el profesor Linnemann.
?Comenzamos a poner a punto el equipo en 1957. Me siento orgulloso de que cuando nos llamaron a?os despu¨¦s para ir a Palomares todo estuviera dispuesto. La primera preocupaci¨®n fue la de advertir hasta qu¨¦ punto el plutonio hab¨ªa afectado al terreno y de qu¨¦ forma sus efectos pod¨ªan aparecer en la salud de las personas. No nos preocupaban tanto los efectos f¨ªsicos evidentes, porque el plutonio no produce heridas obvias en el cuerpo y s¨®lo act¨²a negativamente cuando se inhala, y est¨¢bamos seguros de que la cantidad inhalada hab¨ªa sido insignificante. La comida tampoco hab¨ªa sido contaminada seriamente. Nosotros desayun¨¢bamos tomates almerienses que una vez lavados ya no ofrec¨ªan peligro alguno. Se han seguido estudiando los efectos del plutonio en Palomares y ya se puede afirmar que fueron nulos.?
El optimismo del doctor Linnemann con respecto a los efectos de la energ¨ªa nuclear le lleva a comparar los riesgos de esta forma de energ¨ªa con los que comporta un simple aparato de televisi¨®n.
?En el per¨ªodo 1972-73 se comprob¨® en los alrededores de veintinueve plantas de energ¨ªa nuclear de Estados Unidos que la gente se hallaba expuesta tan s¨®lo a un 0,05 milirad por a?o, cien veces menos que aquellos que contemplan un televisor. Las radiograf¨ªas producen, por otra parte, veinte milirad por sesi¨®n, lo que indica que los riesgos en este caso son sensiblemente superiores a los que padecen las personas que viven cerca de las plantas nucleares.?
El doctor Linnemann tambi¨¦n le quita importancia a la posible contaminaci¨®n que la energ¨ªa nuclear puede producir en las aguas. ?Esta contaminaci¨®n depende de la cantidad y de c¨®mo lleguen los residuos nucleares a los r¨ªos.? Sin embargo, como cient¨ªfico, no ignora los riesgos cancer¨ªgenos o gen¨¦ticos que las radiaciones pueden tener para el g¨¦nero humano. Aclara que tales riesgos han sido considerados nulos hasta ahora, pero que quienes tienen la responsabilidad de estudiar cient¨ªficamente los efectos de la energ¨ªa nuclear han de tener en cuenta todas las posibilidades de enfermedad, aunque insiste en que los riesgos por ¨¦l advertidos son escasos y no muy diferentes a los que otras plantas industriales pueden traer consigo.
?La oposici¨®n a la energ¨ªa nuclear nace porque esta forma de energ¨ªa, que yo considero como la m¨¢s limpia de las que existen, recuerda la invenci¨®n de la bomba at¨®mica y sus efectos. Otra raz¨®n que hace que la gente la repudie es que se trate de una energ¨ªa misteriosa, que no se puede ver, ni tocar, ni sentir. Creo que una conveniente educaci¨®n popular acabar¨ªa con tales miedos. La gente piensa que un reactor nuclear puede explosionar en cualquier momento, y est¨¢ t¨¦cnicamente demostrado que esta posibilidad es remota. Hay un tercer nivel de preocupaci¨®n, que se refiere al destino que los residuos nucleares pueden tener y que ahora est¨¢ candente en Estados Unidos.? En Espa?a, cree el doctor Malboysson cree tambi¨¦n que una dad sanitaria que ha organizado el seminario en el que interviene el profesor Linnemann, se est¨¢ ahora en el primer estadio. El doctor Malboyssen cree tambi¨¦n que una informaci¨®n masiva puede cambiar el curso de los temores actuales.
?Nada en la vida es completamente seguro. Puede haber riesgos que a¨²n no han sido contemplados y sobre los que se investiga activamente. La creaci¨®n de equipos m¨¦dicos dispuestos a actuar ante cualquier eventualidad, como los que existen en Estados Unidos, anulan en gran medida los riesgos que no se pueden prever. Nosotros estamos satisfechos porque en las veintitr¨¦s plantas en las que yo tengo una responsabilidad cient¨ªfica no ha habido en los ¨²ltimos diez a?os un solo caso de muerte o de herida grave como consecuencia de un accidente nuclear. Sin embargo, 155.000 personas han muerto a causa de otra clase de accidentes laborales.?
El profesor Linnemann va a aconsejar a la entidad espa?ola que le ha invitado para crear un equipo similar al suyo en nuestro pa¨ªs. Las condiciones que ha de presentar este equipo son varias. En primer lugar, toda la actividad de prevenci¨®n de las radiaciones nucleares debe estar centralizada en una sola localidad y los que intervengan en sus operaciones deben tener la categor¨ªa de personal permanente, para que no haya fallos de informaci¨®n a la hora de actuar. Especialistas de ¨¢reas relacionadas con la energ¨ªa nuclear deben estar tambi¨¦n en contacto frecuente con el citado equipo para que haya una mayor eficacia en cualquier tipo de acci¨®n frente a un accidente radiactivo.
Este doctor norteamericano se?ala tambi¨¦n que ante un caso de radiaci¨®n lo que se debe tener en cuenta en primer lugar es que la radiactividad no mata de manera instant¨¢nea. Los efectos primarios de un accidente son los que deben curarse antes que nada. ?En los casos que yo he intervenido, la limpieza de la radiactividad ha venido luego y, seg¨²n nuestra experiencia, siempre ha resultado eficaz.?
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