El riesgo se puede prevenir
Hoy en d¨ªa se considera la existencia de hipertensi¨®n arterial cuando la presi¨®n diast¨®lica o m¨ªnima es superior a noventa mm. de Hg. en personas de menos de 45 a?os y m¨¢s de 95 mm. de Hg. en edades superiores a 45 a?os. Las cifras de presi¨®n sist¨®lica o m¨¢xima, elevadas por encima de 140 mm. de Hg. antes de los 45 a?os y superiores a 150 hasta los 65 a?os o m¨¢s de 160 mm. de Hg. a partir de los 65 a?os, contribuyen al diagn¨®stico de un cuadro de hipertensi¨®n arterial; que puede estar motivado por m¨²ltiples y, variadas causas. Para valorar debidamente las cifras tensionales, ¨¦stas deben ser obtenidas despu¨¦s de diez minutos de reposo en posici¨®n clinost¨¢tica y en un ambiente tranquilo.Existe una evoluci¨®n natural de las cifras de presi¨®n arterial que guardan relaci¨®n con la edad y el sexo; es necesario conocer esta relaci¨®n para interpretar cuando una cifra tiene significado patol¨®gico.
La incidencia de hipertensi¨®n arterial en la sociedad occidental es muy elevada y seg¨²n diversas estad¨ªsticas oscila entre el 5 y el 50% de la poblaci¨®n. Puede admitirse que el 10%) de la poblaci¨®n adulta presenta cifras tensionales elevadas en relaci¨®n con su standard normal.
Existen una serie de ?factores de riesgo?, generales, que inciden en la aparici¨®n de la hipertensi¨®n arterial: entre los m¨¢s importantesfiguran: hipercolesterinemia, hiperuricemia, obesidad, exceso de trabajo, exceso en el consumo de alcohol, falta de ejercicio f¨ªsico, dieta rica en grasas poli-insaturadas, hiperglucemia, stress ps¨ªquico.
Independientemente del tipo de hipertensi¨®n arterial que se presente, la correcci¨®n de estos factores, junto a un tratamiento m¨¦dico correcto y en algunos casos quir¨²rgico., es de gran importancia para el porvenir del enfermo afecto de esta dolencia.
De la importancia de la hipertensi¨®n arterial da fe el que la OMS la coloca, en la edad media de la vida, como la primera causa de mortalidad.
Entre las medidas encaminadas a corregir o paliar los factores de riesgo, se encuentran las siguientes:
- Dieta pobre en cloruro s¨®dico (menos de un gramo al d¨ªa) es una medida b¨¢sica en los enfermos hipertensos; generalmente no es necesaria la restricci¨®n en la ingesti¨®n de agua, excepto en los casos con tendencia a la formaci¨®n de edemas o en la hiposistolia.
- Reducirla hipocolesterinemia, mediante dietas magras hipocal¨®ricas, a niveles inferiores a 250 mg%, cuidando de que la lipidemia total no supere los 800 mg%. Se debe combatir la elevaci¨®n de ¨¢cido ¨²rico en sangre lo mismo que las hiperglucemias.
- Supresi¨®n del tabaco que representa un importante veneno vascular, por lo que debe desaconsejarse su uso en enfermos hipertensos.
- Restringir el caf¨¦ y el alcohol, con supresi¨®n de las bebidas alcoh¨®licas concentradas.
- Reducci¨®n del peso corporal, pues est¨¢ comprobado que en los obesos, por cada cinco kilogramos de p¨¦rdida, la tensi¨®n diast¨®lica desciende diez mm. de Hg. y la sist¨®lica quince mm. de Hg.
- Reposo ps¨ªquico: Son conocidas las elevaciones de la presi¨®n arterial a consecuencia de einociones, disgustos, exceso de tensiones, etc¨¦tera. Esto ha conducido a etiquetar la hipertensi¨®n arterial como enfermedad de la civilizaci¨®n. El evitar las preocupaciones de la vida cotidiana, unido a un obligado descanso los fines de semana, son medidas necesarias.
La correcci¨®n de estos factores de riesgo mediante una serie de medidas higi¨¦nicodiet¨¦ticas, es indispensable para el correcto tratamiento de la hipertensi¨®n arterial. El tratamiento m¨¦dico cuenta en el momento presente, con unas posibilidades terap¨¦uticas amplias que oscilan desde los modernos f¨¢rmacos diur¨¦ticos hasta los medicamentos bloqueantes de los receptores beta-adren¨¦rgicos.
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