Los jeromos
En la Monumental de Las Ventas soplaba abril como est¨¢ mandado. Me cogi¨® Vicente Zabala, el nuevo artista de la cr¨®nica taurina, y me llev¨® a los toros:-Tienes que ver a los jeromos, que son ya una nueva leyenda en marcha.
Desde que se acab¨® la leyenda de la inmortalidad de Franco, un 20 de noviembre, yo he perdido ya la curiosidad por las leyendas, pero de todos modos fui a ver los jeromos, que son la nueva mitolog¨ªa ganadera de la fiesta. Hace pocos a?os eran los victorinos. Cuando la boda de Palomito Linares, que estaba yo en el WeIlington con Manolo Viola, me presentaron a don Victorino y le dije:
-Ya s¨®lo le falta conseguir toros con los ojos verdes, como don Fernando Villal¨®n.
Pero yo creo que don Victorino prefer¨ªa que lo verde de los toros fuesen los billetes. Como ya no salen nuevas razas de toreros hay que sacar nuevas razas de toros. Alguien dijo hace poco que la fiesta hay que salvarla por el toro y no por el torero. Es como decir que el teatro hay que salvarlo por el cr¨ªtico y no por Buero Vallejo. Porque el toro es el cr¨ªtico del torero, mucho m¨¢s que los cronistas de peri¨®dico, que por algo, en los toros, no se llaman m¨¢s que revisteros. Te coge el toro o te coge el cr¨ªtico, aqu¨ª en Espa?a. O te coge Natalia Figueroa. Ay.
(Este ay anterior va sin admiraciones, que yo no me ayudo de muletas tipogr¨¢ficas, como otros, como otras.) Y lo que va entre par¨¦ntesis tambi¨¦n se compone, hermano. ?Estuviste el domingo en los toros, hermano linotipista? Bueno, pues el domingo en Las Ventas ha nacido una nueva raza de minotauros, como cuando Picasso, en una tarde de aburrimiento y calzoncillos, se inventaba un nuevo toro humano con ojos en los cuernos.
Los toros est¨¢n tan dentro de la vida espa?ola que nuestra pol¨ªtica se parece siempre a una novillada con picadores. Cuando la Historia de Espa?a se mov¨ªa por parejas -C¨¢novas y Sagasta-, la fiesta empezaba tambi¨¦n a funcionar por parejas: Joselito y Belmonte. Cuando Franco impuso la unidad del uno, quiz¨¢ porque hab¨ªa le¨ªdo al poeta y sab¨ªa que con el n¨²mero dos nace la pena (y la democracia), tambi¨¦n en los toros tuvimos un caudillo que se llamaba Manolete y muri¨® en la cola del aceite, seg¨²n he escenificado yo en memorable pieza que se negaron a comprender los cr¨ªticos, jeromos o no.
Ahora que viene la democracia y Espa?a funciona por partidos m¨¢s que por l¨ªderes, por ganader¨ªas ideol¨®gicas m¨¢s que por espadas pol¨ªticas, la fiesta se renueva tambi¨¦n mediante sus bases, porque las ganader¨ªas son a Paco Camino -que hoy se retira- lo que las bases a Felipe Gonz¨¢lez: el cimiento racial, hondo y fuerte de toda una conducta personal.
Por eso la imposici¨®n unitaria de Lenin dentro del eurocarrillismo me parece tan ins¨®lita como si los jeromos, los miuras o los pablorromeros tratasen de imponer a Paquiro o a Frascuelo en los carteles. O al Platanito. Quiero decir que los partidos son ganader¨ªas ideol¨®gicas, inmensas extensiones de clase que deben contar m¨¢s con su pura raza revolucionaria que con el culto unidimensional a una personalidad. La fiesta se est¨¢ regenerando por sucesivas oleadas ¨¦tnicas: los victorinos, los jeromos. Tambi¨¦n en los toros ha ca¨ªdo el star-system de Hollywood. Y tiene que caer en la pol¨ªtica. En estos tiempos ya no hay m¨¢s superstar que Jesucristo.
Con la muerte de Franco hemos abandonado la pol¨ªtica de primeros espadas para entrar en una pol¨ªtica de ganader¨ªas ideol¨®gicas, de bases, de dehesas pura raza. El error de Su¨¢rez ser¨ªa ir para Luis Miguel, porque se quedar¨ªa en El Viti. Tras cuarenta a?os de adulterar los vinos y los toros, siguen lleg¨¢ndonos oleadas poderosas de toro y vino, desde el fondo antiguo de las bodegas y los corrales. Lo vimos casi a la misma hora en el entierro de Largo Caballero: la salvaci¨®n est¨¢ en las bases no adulteradas. En la casta.
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