Juan Garc¨ªa Hortelano: "He hecho lo posible y lo imposible por ser poeta"
Acaba de aparecer su antolog¨ªa de los a?os 50
Juan Garc¨ªa Hortelano acaba de publicar una antolog¨ªa de la poes¨ªa de los cincuenta (El grupo po¨¦tico de los a?os 50), es decir, de la que viene a ser su generaci¨®n. Este hombre, que tiene esa bondad natural de excepci¨®n en el mundillo de las letras, y esa cultura inteligente, a veces demasiado l¨²cida, pero que matiza con raro sentido del humor, confiesa haber hecho ?todo lo posible y hasta lo imposible por ser poeta. Pero debe ser que Dios no me dio esa gracia.
?No creo haberme equivocado en el n¨²mero y los nombres de los poetas que est¨¢n. A lo mejor, para algunos, deb¨ªan haber sido nueve, y, desde luego, no creo que hubieran podido ser once. Yo he elegido diez, y ah¨ª est¨¢n.? La antolog¨ªa publicada por Editorial Taurus -?les parec¨ªa divertido que un novelista se metiera a ant¨®logo de poes¨ªa?, dice Hortelano- es un libro de combate, por una est¨¦tica muy determinada, y tal vez insuficientemente valorada. No es un libro de todos los libros aparecidos, ni de todos los poetas, no es un cat¨¢logo ni una lista de reyes godos. Se trata de la definici¨®n de un grupo po¨¦tico involuntario, que se mueve entre la tentaci¨®n social y la b¨²squeda formal. ?Todos ellos tienen ya una obra consistente, y todos menos uno, abierta, en marcha. Es dif¨ªcil que nos, sorprendan con un mal libro, despu¨¦s de los que ya conocemos. Podr¨¢n gustar o no gustar, pero son poetas s¨®lidos.? ?Toda antolog¨ªa es injustificada -dice Hortelano- y, adem¨¢s, injusta. Yo la he hecho m¨¢s que nada por mis extra?as y turbias relaciones con la poes¨ªa. Con la poes¨ªa tengo, primero, una admiraci¨®n por algo que no s¨¦ hacer. Pues tengo, creo, las mismas, relaciones que ten¨ªa Cervantes cuando dec¨ªa que el cielo no le hab¨ªa dado la gracia de ser poeta, por mucho que ¨¦l se esforzase. En el caso de Cervantes est¨¢ muy claro, y en el m¨ªo, pues tambi¨¦n. Y en este caso no tengo que decir aquello de salvando las distancias.??El t¨ªtulo fundamental para poder hacer esta antolog¨ªa es el de lector. Y luego que se trata de poetas cuya obra conozco paso a paso, algunos hasta me han ido contando su obra poema a poema, y adem¨¢s son gente de mi tiempo. Por eso, cuando cuento en el pr¨®logo ese aire del tiempo que tienen los poetas -que para m¨ª es en realidad lo que les une- estoy hablando de alguna manera, de mi aire y de mi tiempo. Estoy hablando de m¨ª mismo.
?La historia de esos a?os ha sido muchas veces contada. Quiz¨¢ en este pr¨®logo yo estoy satisfecho porque lo he contado, por primera vez, con algo m¨¢s de clarividencia o con alguna tiniebla menos. La historia es la de los ni?os de la guerra. Por eso, de alg¨²n modo, la foto que abre el libro es el pr¨®logo imaginario: el caso hipot¨¦tico de que los diez poetas que para m¨ª son los m¨¢s importantes de unos a?os, fueran amigos de ni?os... En cualquier caso, para todos nosotros, aquellos ni?os de la guerra, el final fue la vuelta al colegio. Algo verdadera mente dram¨¢tico era el final de la m¨¢s largas vacaciones de nuestra vida. Luego pocos a?os m¨¢s tarde nos darnos cuenta de que ya nada importante nos podr¨¢ ocurrir nunca. Todo lo importante de nuestra vida ha pasado ya y es precisamente, la guerra. Y luego, tambi¨¦n coinciden -o coincidimos- en el mismo descubrimiento del mundo: todos hemos hecho la traves¨ªa del desierto, la traves¨ªa del franquismo, y a m¨ª me asombra c¨®mo en ese mundo pudieron surgir un grupo de poetas espl¨¦ndidos, cargados de talento, al margen y por encima de las circunstancias.?
?Y luego los poetas -sigue Juan Garc¨ªa Hortelano- me parecen tan importantes como sus antecesores del 27, y tan coherentes o incoherentes como ellos. Todav¨ªa no han dado todo su talento, que es mucho, aunque su obra ya est¨¢ cuajada. Pero son hombres j¨®venes, en plena producci¨®n, aunque algunos, como Claudio Rodr¨ªguez, empezaran con diecinueve a?os y un libro ya maestro.?
?No hay m¨¢s que uno con la obra cerrada, que es Costafreda, el ¨²nico poeta muerto. Tambi¨¦n es el ¨²nico al que no conoc¨ª, y seguramente, una de mis debilidades. La verdad es que siempre me interes¨® su humanidad porque siempre me gust¨® su poes¨ªa. Creo que si algo hay de importante en mi antolog¨ªa est¨¢ precisamente en dar la importancia que se merece a la obra de Costafreda. Me alegra que est¨¦ donde debe estar: entre los m¨¢s grandes poetas de su tiempo.?
?La segunda peculiaridad de mi selecci¨®n -dice Juan Garc¨ªa Hortelano a EL PA?S- est¨¢ en incluir a Jos¨¦ Mar¨ªa Valverde en un grupo en que normalmente no se le incluye. Yo creo que se resist¨ªan, primero, por una raz¨®n cronol¨®gica: aunque Valverde tiene s¨®lo un a?o menos que Angel Gonz¨¢lez, y la misma edad que Costafreda y Caballero Bonald, hab¨ªa publicado su primer libro el a?o 1945 con lo que se le consideraba un poco como de otra generaci¨®n. Adem¨¢s, es un poeta religioso, mientras el resto eran supuestamente sociales, e insisto en lo de supuestamente. A m¨ª lo que me parece es que Valverde pertenece a ese grupo -que no existe- por otra raz¨®n: porque es muy buen poeta. Y te lo digo yo, que no soy precisamente lo que se dice un apasionado del tema religioso, y le leo con verdadero entusiasmo.?
Babelia
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