?Piedras contra nuestro propio tejado?
Con el solo ¨¢nimo de clarificar y dejar en sus justos t¨¦rminos una versi¨®n sobre ciertos aspectos del desarrollo del IX Congreso del PCE, nos dirigimos los miembros del servicio de sala, a trav¨¦s de su peri¨®dico, a todos los medios de comunicaci¨®n representados en el IX Congreso.Ante todo pedimos disculpas por las molestias que hayamos podido ocasionar a los informadores, molestias objetivamente explicables en parte, en raz¨®n de la enorme acumulaci¨®n de personas (1.800 a 2.000 en ocasiones, de ellas trescientos a quinientos periodistas) en una sala que, para tal n¨²mero de personas, result¨® agobiante para todos.
En primer lugar, el titular de la p¨¢gina trece de EL PA?S del domingo 23-4-78 (?Con el carnet en la boca?), en lugar de situar al lector en el terreno en el que pudieron haberse dado los hechos -equ¨ªvocos y peque?as molestias rec¨ªprocas entre miembros del servicio de orden y periodistas en el cumplimiento de sus respectivas tareas- conduce a crear, en cambio, a quien lo lea, en la intencionalidad e incluso car¨¢cter ideol¨®gico-vocacional, de la conducta de los integrantes del servicio de orden de la sala: Se nos califica transparentemente de aprendices de Beria.
Con ello se da un sesgo a los hechos -si los hubo- e intenciones que no se corresponde con nuestra opini¨®n de tales. Las relaciones entre las dieciocho personas del servicio de sala y la prensa no han sido tensas en absoluto, y estamos en condiciones los dieciocho encargados de sala de aceptar que p¨²blicamente se especifique en qu¨¦ ¨¢rea de ¨¦sta, c¨®mo y cu¨¢ndo nuestra actitud fue como pudiera deducirse de la informaci¨®n citada y su titular.
En cuanto a lo sucedido en el reparto de la Tesis 15, creemos se tergiversan los hechos: en primer lugar, llegaban copias de las tesis reelaboradas en n¨²mero exacto para los delegados, repartidos en bloques de dieciocho, que eran los que completaban una fila lateral, con la idea -que no siempre se realiz¨®- de d¨¢rselas a ¨¦stos con prioridad. Despu¨¦s traslad¨¢bamos un n¨²mero abundante de estas copias desde la mesa, a fin de repartirlas entre los informadores, invitados y delegados extranjeros. Pues bien, un informador, quiz¨¢ por pura pasi¨®n profesional, despist¨® un ejemplar de la silla de un delegado, concretamente del PSUC, y uno de nosotros se la retir¨® para entreg¨¢rsela a ¨¦ste, ya que el periodista, posteriormente, recibir¨ªa la suya.
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