La izquierda toca el "tam-tam"

A P¨ªo Cabanillas le son¨® ayer el tam-tam de los pupitres. Los tambores de la Oposici¨®n acompa?aron su bajada con sonrisa de conejo desde la tribuna hasta el banco azul. Se trataba de la corrupci¨®n de Televisi¨®n Espa?ola, concretada en el asunto Carcasona, en respuesta a la pregunta que Rodolfo Guerra hab¨ªa formulado al Gobierno en base a las denuncias de la prensa, de la revista Interviu mayormente. P¨ªo Cabanillas, tan complaciente, subi¨® al estrado, cogi¨® las pinzas y con delicadeza de m¨¦dico violinista levant¨® la gasa destapando la p¨²stula, arrug¨® su sabia naricilla, palp¨® la dureza de la infecci¨®n, le dio tres pinceladas de yodo y la volvi¨® a cubrir. El ministro dijo que se fueran con el recado a los tribunales de Justicia, como el medicinero que manda a un enfermo al especialista. El Parlamento no est¨¢ para esto. Y aqu¨ª vino el meneo, claro est¨¢. Resulta que la televisi¨®n no es solamente la cajita de las trolas, sino tambi¨¦n un organismo estatal potent¨ªsimo, una mam¨¢ gansa que da su diaria papilla a millones de espa?oles. De modo que cualquier problema de televisi¨®n se convierte en un asunto pol¨ªtico y su corrupci¨®n en un tema de moral p¨²blica. De ah¨ª el mosqueo. Cuando no hay que votar, a la derecha todo le parece filosof¨ªa pura. Y no aparece por el esc -a?o. Aunque se trate de Babcock Wilcox, que es el s¨ªmbolo de la crisis del capitalismo espa?ol.Ante un problema de 5.000 trabajadores en el alero y de otros 25.000 de la industria subsidiaria amenazados, ante una quiebra econ¨®mica que ata?e al entresijo m¨¢s fino de la reacci¨®n empresarial, los diputados Redondo, Monforte, Gallego y Letamend¨ªa han elevado'un canto entreverado de exequias y denuncias, todo un miserere de puyas sobre el porven-ir de esta empresa si los amos no ponen remedio. Ha contestado Rodr¨ªguez Sahag¨²n, ?ministro de Industria. No ha sido un debate a¨¦reo, al gusto sofista, de hablar por no callar hasta retorcerle el pescuezo a las ideas. Alrededor de Babcock Wilcox se ha hilado una dial¨¦ctica reveladora de la trama social. Babcock Wilcox es una empresa-modelo de la crisis econ¨®mica actual. La izquierda ha denunciado los h¨¢bitos de la oligarqu¨ªa industrial y financiera. Y Rodr¨ªguez Sahag¨²n ha hablado como un liberal brillante y manchesteriano. Hay que romper un .paternalismo de cuarenta a?os, que cada palo aguante su vela, el Estado no es un hospital de empresas, porque no hay camas suficientes. Y as¨ª como ante una met¨¢stasis en el h¨ªgado no cabe sino rezar, el ministro vino a decir que ante Babcock Wilcox no cabe sino negociar en plan oferta de rebajas. Rodr¨ªguez Sahag¨²n reza muy bien, habla muy bien, con el coraz¨®n en el lado izquierdo del pecho, mirando a los trabajadores a los ojos. Al menos eso dijo ¨¦l.