Ma?ana se celebrar¨¢n los juegos florales de la lengua catalana
Ma?ana se celebrar¨¢n en Barcelona los Juegos Florales de la Lengua Catalana. Ser¨¢ la primera vez que ello se lleve a cabo en el interior de Catalu?a. Desde el final de la guerra este acontecimiento literario si ha ido celebrando en los m¨¢s variados pa¨ªses de Europa y Am¨¦rica. El pasado a?o tuvieron lugar en Munich.Bajo el franquismo los Juegos Florales catalanes tuvieron un sentido militante, pese a que, desde si restauraci¨®n, en 1859, su aut¨¦ntico car¨¢cter ha sido siempre de un notable conservadurismo.
Los grandes autores de su restauraci¨®n, en la fecha indicada fueron Joaqu¨ªn Rubio i Ors y Manuel Mila i Fontanals. Su reaparici¨®n marc¨® el inicio de una producci¨®n literaria en catal¨¢n despu¨¦s de m¨¢s de un siglo de continuo avance, en Catalu?a, de la lengua castellana, como con secuencia de la derrota milita y pol¨ªtica de 1714.
Su car¨¢cter conservador, aristocratizante, arcaico y anacr¨®nico origin¨®, en el pasado siglo, dura cr¨ªticas a los juegos, desde ¨®pticas m¨¢s progresistas. Al aristocraticismo de los Jocflorelescos, los xarons opusieron su populismo extremo y a veces, degradante. Los noucentistes tambi¨¦n sostuvieron una clara oposici¨®n a los juegos. Los de 1886 originaron una aut¨¦ntica pol¨¦mica al darse a conocer en si seno Lo catalanisme, de Valent¨ª Al mirall, una de las obras cumbre del catalanismo pol¨ªtico.
La dictadura del general Franco logr¨®, con su lucha frontal contra la cultura catalana, lo que de otra manera hubiese sido imposible dar a los juegos florales un contenido progresista. Es de recordar que hace tan s¨®lo diez a?os asistentes a los celebrados en Ginebra fueron severamente multados.
Respecto a la celebraci¨®n de este a?o, es de se?alar que algunas de sus particularidades han desagradado al presidente de la Generalidad, cuya presencia en los mismo era a¨²n dudosa anoche. Es de precisar que el presidente de esto juegos es el poeta Ventura i Gasol antiguo ministro de Cultura de la Generalidad en los a?os treinta, cuyas relaciones con Tarradella en el exilio, fueron pol¨¦micas.
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