De gais, alcaldes y travoltas
Me llama Carril, vallisoletano recio, periodista veterano, para llevarme a Dos por dos, una cosa de la tele de la cual ya he hablado aqu¨ª, me parece:-Sylvia Kristell es, hasta ahora, la ¨²nica que ha cobrado por venir al programa. Espero que t¨² no cobres.
-Descuida, Carril, que yo s¨®lo soy la antivirgen.
Ya en los estudios me presentan a un cubanito de varios colores, pelado y reptante. Me lo presenta Julio Ayesa:
-Es el amante de Giscard d'Estaing.
Qu¨¦ cosas se oyen en Televisi¨®n Espa?ola, o sea por dentro. Que por fuera, hacia el espectador, siempre se oye lo mismo. Y Rafael Fern¨¢ndez:
-Que una revista quiere dar un informe sobre los homosexuales en Prado del Rey. Eso no puede ser.
En esto que el alcalde de Madrid, se?or Alvarez, con Luis Blanco Vila, de mi generaci¨®n de ni?os perdidos sin collar.
-?Has visto c¨®mo ha quedado el Viaducto? -me dice el alcalde-. Tienes que ir por all¨ª. Debajo vamos a ponerjardines, pero respetando siempre aquel paisaje, aquella geograf¨ªa, el car¨¢cter del barrio. Y est¨¢s invitado tambi¨¦n al acto de la Casa de la Panader¨ªa, donde va a ser el preg¨®n de San Isidro, que ya sabes que lo hace Cela. Camilo ha aceptado muy bien, me ha dicho: ?Ya era hora de que en cuarenta a?os se acordasen de m¨ª para eso.?
Luego, ante las c¨¢maras, el alcalde definir¨ªa a Camilo de una forma muy hermosa:
-Cela es un espa?ol de todos.
Pero yo ten¨ªa que haberle preguntado al se?or alcalde -y se lo pregunto ahora-, por qu¨¦ en esa Casa de la Panader¨ªa, en la plaza Mayor, est¨¢ el despacho-museo-torre¨®n de G¨®mez de la Serna, completamente abandonado, clausurado, olvidado, hasta el punto de que el gran dibujante europeo Topor, que estuvo aqu¨ª hace pocos meses, quiso visitar aquello y no pudo. Topor es un gran ramoniano y est¨¢ ilustrando el libro Senos, de Ram¨®n.
-?Cu¨¢ndo escribes, Umbral? -me pregunta el alcalde.
Yo escribo por las ma?anas, desde que me levanto hasta que llega Pepe Blanco, el motorista del peri¨®dico, y cerramos la tienda. Todo el mundo me pregunta siempre cu¨¢ndo escribo, como si yo tuviese pinta de no escribir nunca.
Otra cosa que ten¨ªa que preguntarle al alcalde y se me pas¨® -aprovecho ahora que no nos escucha nadie-, es por qu¨¦ ¨¦l ya est¨¢ haciendo campa?a electoral, con apariciones en RTVE como ¨¦sta, mientras que Tamames o Tierno, candidatos de la izquierda, trepan como pueden por las esquinas de los peri¨®dicos para explicar un poco de su proyecto de gesti¨®n. Oigo una voz por los pasillos:
-En este programa se hab¨ªa dicho que no iban a salir pol¨ªticos, pero nos menten uno de UCD, don Jos¨¦ Luis Alvarez. ?Traer¨¢n luego un pol¨ªtico de izquierdas?
El se?or Alvarez, alcalde de Madrid, me parece fundamentalmente un hombre bueno, pero gran cuidado, que la astucia diab¨®lica de los hombres malos -Su¨¢rez parece un Maquiavelo que se confesase en Avila con Santa Teresa- es manejar y echar por delante hombres buenos. Y Micky.
-?De qu¨¦ vas, Micky, amor?
-Voy a parodiar a Travolta.
Recuerdo a Micky, el ni?o de goma, hace quince a?os, cuando todos ¨¦ramos yey¨¦s y ¨¦l era el ni?o de goma, y llev¨¢bamos pasadores en el cuello de la camisa y parec¨ªa que con eso ¨ªbamos a revolucionar el mundo, o por lo menos Madrid, y Franco ten¨ªa quince a?os menos, o sea que estaba hecho un teniente, como dir¨ªa Pedro Rodr¨ªguez, y se estrenaban pel¨ªculas de Joaqu¨ªn Parejo y todos perd¨ªamos lamentablemente el tiempo. Micky, por entonces, se retorc¨ªa musicalmente en Paraninfo. No conseguimos corromper a una sola chica de Pilar Primo de Rivera, pero hicimos lo que pudimos. Que conste en los fasc¨ªculos del franquismo:
-Aqu¨ª estamos, Micky, amor, entre gais, alcaldes y travoltas. Qu¨¦ viejos, Micky, qu¨¦ viejos son los lagartos.
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