?Es l¨ªcito destruir alimentos?

Como ama de casa y, refiri¨¦ndome a este hecho habitual, me parece ya en principio una monstruosa medida, e imperdonable asimismo, la actitud impasible con que acogen los responsables, al parecer, las rese?as que con harta frecuencia aparecen en la prensa nacional sobre destrucci¨®n de alimentos, b¨¢sicos en su mayor¨ªa para la salud y b¨¢sicos tambi¨¦n para nuestra heroica y depauperada cesta de la compra.Sabemos que el Gobierno tiene planteados en estos momentos serios problemas, pero el de la alimentaci¨®n debe tener cierta prioridad sobre otros, ya que se trata ni m¨¢s ni menos del factor indispensable para la supervivencia del ser humano y, en este caso espec¨ªfico, del espa?ol en s¨ª.

Al hablar de producci¨®n, resulta un absurdo contrasentido que, por un lado, se extremen las medidas para conseguir del campo fruct¨ªferas cosechas, en tanto que por otro se efect¨²a la recogida del producto y la inmediata destrucci¨®n de grandes cantidades del mismo, cosa que no beneficia a nadie.

Los consumidores no entendemos c¨®mo se han venido quejando los agricultores siempre que sus cosechas han sido malas, y c¨®mo siguen quej¨¢ndose cuando ¨¦stas son superabundantes, llegando a la incomprensible determinaci¨®n de destruir parte de ellas, lo que en verdad resulta una soluci¨®n extra?¨ªsima.

Ahora yo pregunto: ?Cuando las cosechas son abundantes y ello ?inplica la consiguiente competencia, no ha motivado ¨¦sta el l¨®gico abaratamiento de los productos? ?Por qu¨¦ no se sigue este sistema de la competitividad, que tan buen juego ha dado siempre, aumentando as¨ª la capacidad adquisitiva de la masa consumidora?

Destruir alimentos es la forma m¨¢s viable de encarecer el mercado, ya que la escasez de los mismos, sirve en bandeja a los especuladores la posibilidad de hacer su ?agosto?, con todas las artima?as de que se valen estos ?listos de la sociedad?.