El hospital del Ni?o Jes¨²s, para pacientes de segunda
Por falta de personal e instalaciones, el hospital del Ni?o Jes¨²s, un centro con capacidad para cuatrocientas camas, solamente utiliza 270. Los trabajadores de este hospital han denunciado esta situaci¨®n, neg¨¢ndose a atender las consultas externas y efectuando diversos paros y concentraciones, hasta que la Administraci¨®n no dote a este centro sanitario del personal, material y obras necesarias para atender las cuatrocientas camas que se pueden instalar. Las deficiencias de este centro obligan a pensar en pacientes de primera y de segunda clase dentro de los cotizadores a la Seguridad Social. recogi¨® estas informaciones.
En el a?o 1976, la Seguridad Social firm¨® un concierto con este hospital coja el fin de paliar el d¨¦ficit de camas pedi¨¢tricas que esta organizaci¨®n arrastra desde su constituci¨®n y que deber¨ªa haber sido subsanado con una serie de proyectos de construcci¨®n de hospitales, en los cuatro puntos cardinales de Madrid, que nunca se llevaron a cabo.Con aquel concierto, la Seguridad Social se compromet¨ªa a dotar de personal y material al hospital del Ni?o Jes¨²s, cuya construcci¨®n data de 1889. Pero estas cl¨¢usulas se llevaron a cabo parcialmente y de forma irracional, ya que, mientras el n¨²mero de m¨¦dicos para atender 270 camas se elev¨® a 180 -en La Paz 193 m¨¦dicos atienden 467 camas-, no se contrataron los ATS, auxiliares de cl¨ªnica y personal no m¨¦dico en general imprescindibles para el normal funcionamiento del centro.
En 1977, el Ni?o Jes¨²s atendi¨® en urgencias a 30.423 ni?os, 83 diarios, y se ingresaron 6.263, procedentes de los barrios de Vallecas, Getafe, Villaverde, Legan¨¦s, Parla, Carabanchel y otras localidades de la provincia madrile?a.
En cuanto al material, en un concurso efectuado en noviembre de 1977 se invirtieron ochenta millones de pesetas en la compra de diversos aparatos. Estos instrumentos, de primera necesidad, no han podido ser utilizados por no haber aprobado el Instituto Nacional de Previsi¨®n los presupuestos de las obras para su instalaci¨®n. Y aun suponiendo que se instalaran alg¨²n d¨ªa, faltar¨ªa personal cualificado para su manejo.
La falta de planificaci¨®n llega a l¨ªmites inconcebibles. As¨ª, desde hace unos cuatro meses vienen haci¨¦ndose obras de reforma en los quir¨®fanos. Pues bien, ahora que ¨¦stas se est¨¢n acabando, se iniciar¨¢n las obras de reforma de las instalaciones de reanimaci¨®n, con lo que los quir¨®fanos seguir¨¢n inutilizados hasta que finalicen las nuevas obras.
Hay salas donde una sola ATS atiende a veintiocho lactantes o a seis ni?os en reanimaci¨®n. No existe una unidad de cuidados intensivos, por lo que los ni?os graves tienen que ser trasladados a otros centros, con el riesgo que esta operaci¨®n implica. En ocasiones son trasladados para recibir tratamiento con aparatos -caso de la hemodi¨¢lisis de ri?ones- que est¨¢n almacenados en el Ni?o Jes¨²s, a la espera de su instalaci¨®n. En noviembre de 1977, un 30 % de los ni?os ingresados en cuidados intensivos de La Paz proven¨ªan del hospital del Ni?o Jes¨²s.
No.se cuenta con un banco de sangre propio, con lo que hay que pedirla cuando se necesita, con el retraso que ello supone en casos de urgencia. Tampoco se dispone de cocina diet¨¦tica, ni campana de flujo laminar, con lo que los biber¨²nes y diversos preparados alimenticios se hacen sin una total esterilizaci¨®n de los instrumentos y zonas donde se preparan.
A nivel de equipamiento general, las deficiencias son innumerables. Falta un grupo electr¨®geno que garantice el funcionamiento constante de las instalaciones, especialmente las de reanimaci¨®n o quir¨®fanos, en caso de un corte de fluido el¨¦ctrico. Los talleres mec¨¢nicos est¨¢n situados en medio del hospital, cerca de las consultas lo que aporta un peligro potencial absurdo.
No existen salas de espera. Los pacientes, ni?os acompa?ados por sus madres, tienen que espera amontonados en bancos de made ra situados en los pasillos. Hay salas donde cinco m¨¦dicos tienen que atender simult¨¢neamente a sus pacientes, ni?os, con el consiguiente caos que impide cualquier tipo de relaci¨®n humana.
Los aparatos de radiolog¨ªa est¨¢n totalmente anticuados, mientras los nuevos equipos esperan su instalaci¨®n. Zonas del hospital se caen literalmente. La presencia de numerosos insectos y roedores por todo el hospital se podr¨ªa explicar por el estado de abandono de una parte del edificio, que de ser acondicionada podr¨ªa aumentar a cuatrocientas el n¨²mero de camas.
Falta personal de oficio de todas las categor¨ªas. La central t¨¦rmica tiene que ser atendida por personal no cualificado, con el riesgo de que el edificio se quede un d¨ªa sin calefacci¨®n, elemento de vital importancia en un hospital pedi¨¢trico. Una asamblea del personal del centro elev¨® una petici¨®n, el pasado 11 de enero, para que se contrataran urgentemente cuatro calefactores, a lo que el INP se neg¨® rotundamente.
El subsecretario del Ministerio de Sanidad, doctor Palacios Carvajal, prometi¨®, en noviembre de 1977, a una asamblea de m¨¦dicos del hospital que en enero de 1978 se incorporar¨ªan al mismo sesenta ATS y treinta auxiliares. No s¨®lo no se cumpli¨® esta promesa, sino que, al parecer, este personal fue incorporado al Ram¨®n y Cajal (Piramid¨®n), donde seg¨²n personal del Ni?o Jes¨²s no hay ninguna necesidad de personal.
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