La gr¨²a municipal
Esta ma?ana, regresando a mi casa, pude contemplar un espect¨¢culo ya habitual en mi calle, pero que, sin que se sepa hasta el momento por qu¨¦ razones, me hizo rememorar im¨¢genes que hasta ahora no hab¨ªa relacionado con ¨¦l. La gr¨²a municipal, creo que ya no tan municipal, estaba limpiando de coches un espacio destinado a taxis, localizado en la esquina de Guzm¨¢n el Bueno con Donoso Cort¨¦s. Con perseverancia digna de mejor causa, la gr¨²a desaloja una y otra vez ese trozo de calle y lo ofrece en bandeja a los coches del servicio p¨²blico; y ¨¦stos, con desprecio digno de menos sustanciosa oferta, lo ignoran una y otra vez. Yo dir¨ªa que desde hace ya anos no se ve jam¨¢s un taxi parado en ese hueco de mi calle.Una vez el Ayuntamiento de Madrid, a quien la labor de limpiar la ciudad de atentados contra su propia ciudadan¨ªa (atentados de los que el aparcamiento an¨¢rquico no era, ni mucho menos, el m¨¢s grave) le hab¨ªa sido encomendada, descubri¨® un conjuro m¨¢gico. Entr¨® en contacto con una empresa privada y le dijo: ?T¨² retira todos los coches mal aparcados que veas, y obtendr¨¢s grandes beneficios de las multas que, entre los dos, cobraremos. ? La empresa comenz¨® a trabajar a un ritmo fren¨¦tico, retir¨® coches que molestaban y que no molestaban, no le import¨®, incluso, causar el colapso de un barrio entero contra el que, a una hora determinada, se perpetraba un ataque ?desde todos los frentes?, atascando las calles con sus m¨¢quinas acarreadoras.
El impopular alcalde anterior, impopular por estas y otras muchas razones, fue cesado. Lleg¨® uno nuevo que parec¨ªa con ciertas posibilidades de ganar simpat¨ªas cuando, en su primera charla al personal, y digo charla porque en ese estilo tan madrile?o, entrecortado de chistes y risitas, se expresaba -y a m¨ª me pareci¨® muy bien, pues se dir¨ªa un alcalde que empezaba por ?tomarse unos vinos? con nosotros, con el pueblo de Madrid-, dijo que no le gustaba la gr¨²a. Poco despu¨¦s se declar¨® que ¨¦sta s¨®lo se utilizar¨ªa en los casos de entorpecimiento grave. Pero, ?ay!, que la m¨¢quina diab¨®lica estaba en marcha, las escobas de retirar autom¨®viles funcionaban a su ritmo econ¨®mico, que corresponde a una empresa cuya finalidad primera es el lucro y no el bien p¨²blico. ?Qui¨¦n detiene la m¨¢quina?, o mejor, ?qui¨¦n la frena, para reducir su trabajo a lo que es ¨²til y no puede sino ser agradecido por un ciudadano consciente?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.