Cantabria y Juli¨¢n Mar¨ªas

Como no me asustan los nombres de las personas, no tengo ning¨²n inconveniente en contestar a don Juli¨¢n Mar¨ªas, por ciertas alusiones a la autonom¨ªa de mi regi¨®n, dadas en una conferencia el pasado d¨ªa 8 y que fueron reproducidas, en parte, por su diario. Me sorprende que una personalidad de tal prestigio cultural pretenda identificar Cantabria con toda la costa cant¨¢brica, cuando es el mar el que toma tal nombre, por la existencia en su vertiente de un pueblo, el c¨¢ntabro, que se destaca ante el invasor sobre el resto de los pueblos norte?os (galaicos, astures y vascones).Cantabria no puede ser otra que la tierra de los c¨¢ntabros, pueblo situado entre astures y vascones, abarcando, en definitiva, poco m¨¢s de lo que hoy llaman ?provincia de Santander?. Por otro lado, no es la primera vez que se emplea este nombre para identificar nuestra regi¨®n, ya que precisamente el a?o que viene se cumplen doscientos a?os en que, por decisi¨®n de la Junta de los Valles, reunida en Puente de San Miguel, se denomin¨® hasta 1815 ?provincia de Cantabria?.

En definitiva, ll¨¢mese como se quiera, el hecho es que somos una regi¨®n, no s¨®lo por nuestras peculiaridades, sino tambi¨¦n por otros factores ajenos que, al marginarnos, han contribuido a-marcar a¨²n m¨¢s los l¨ªmites de la Nueva Cantabria.