Seguridad para el Jarama

Le quiero se?alar hoy, con cierta antelaci¨®n, los tremendos fallos que he podido advertir el a?o pasado en la organizaci¨®n del Premio de Espa?a 1977: presenci¨¦ las pruebas desde dentro, localidades cuyo nombre ahora no recuerdo: lo que s¨ª me extra?¨® mucho es que cualquier loco o irresponsable pod¨ªa penetrar en la misma pista o lanzarse sobre los coches; esto ocurr¨ªa en la serie de curvas despu¨¦s de la salida y tambi¨¦n lo not¨¦ en las curvas, casi sim¨¦tricas de las anteriores en las que, por culpa de los espectadores, por cierto, que hab¨ªan arrancado los alambres, se pod¨ªa estar a un metro o dos de los coches. Un f¨®mula uno no deja de ser, en ciertas circunstancias, un arma totalmente incontrolable, que puede despegar como un avi¨®n si pierde su aleta o si da con otro.Si le se?alo esto es porque vivio en uno de los pocos circuitos urbanos que subsisten hoy y concretamente en Pau: despu¨¦s de ciertas quejas acerca del alcalde para asegurar la protecci¨®n de los espectadores, y de mi familia, puedo afirmar que dicha seguridad est¨¢ realizada en un 99%; en las curvas peligrosas ning¨²n espectador puede estar a menos de veinte o m¨¢s metros y varios obst¨¢culos le protegen; adem¨¢s, los guardias vigilan antes, durante y despu¨¦s de la carrera. Con tanta polic¨ªa como hay en Espa?a, no se concibe que no cumpla este sencillo y ¨²til conietido: en estos parajes no hab¨ªa m¨¢s que un guardia civil que no distingu¨ªa entre corresponsales, fot¨®grafos y espectadores.

Pau (Francia)