Nicaragua, entre Somoza y el futuro
Managua es la ciudad m¨¢s triste del continente americano. Realmente no es una ciudad. Es un atol¨®n surgido como consecuencia del terrible terremoto de diciembre de 1972. De lo que fue la capital nicarag¨¹ense hasta esa fecha no queda m¨¢s que un enorme yermo circular, entrecruzado por las estrechas calles que marcaban. la vida de Managua, El asfalto y los bordillos es lo ¨²nico que se conserva. Lo dem¨¢s es tierra, solares desescombrados. Aqu¨ª y all¨¢, irregularmente repartidos, edificios resquebrajados -a¨²n no demolidos- sirven de precaria vivienda a familias enteras.Alrededor de ese centro vac¨ªo ha crecido la nueva ciudad: viviendas de una sola planta y centros comerciales al estilo norteamericano. Pero nada que identifique aquello con la capital de un pa¨ªs: no hay una sola plaza concurrida, ni una ?calle de las compras?, ni una avenida con caf¨¦s y terrazas. En Managua no se le puede decir a un taxista ? ll¨¦veme usted al centro?, porque no existe. Para ir de un centro comercial a otro, de una zona a otra de la ciudad, hay que recorrer distancias de diez kil¨®metros, atravesando irremediablemente lo que fue coraz¨®n de Managua y hoy es un inmenso solar.
Esta extra?a ciudad es la capital de un pa¨ªs que polariza hoy uno de los m¨¢s singulares dramas de Am¨¦rica Latina: una gran mayor¨ªa de sus habitantes, deseosa de un cambio profundo en las estructuras y en la orientaci¨®n pol¨ªtica, se enfrenta a la cruda realidad de que el cambio, en las presentes circunstancias, es extremadamente dif¨ªcil, por no decir imposible.
Somoza, casi todo el poder y la riqueza
La clave est¨¢ en Anastasio Somoza, o mejor a¨²n, en el clan Somoza. Es muy complicado restarle poder a un grupo que gobierna a un pa¨ªs como si fuera una finca.
Nicaragua es como el cortijo de los Somoza. Lo tienen todo. Es el primer propietario de tierras del pa¨ªs. El m¨¢s importante ganadero. Dispone de la red de distribuci¨®n de canales de, carne m¨¢s importante, adem¨¢s de los correspondientes almacenes frigor¨ªficos. La l¨ªnea a¨¦rea nacional, al igual que una buena parte de la flota mercante, es de su propiedad. Tiene un peri¨®dico y una emisora de televisi¨®n. Monopoliza la producci¨®n de cemento en el pa¨ªs y se reparte con otros dos o tres grandes propietarios el cultivo del algod¨®n. Tiene fuertes intereses en varios bancos y financieras. Tiene un restaurante lujoso en Managua. Adem¨¢s de todo eso, es el presidente de la Rep¨²blica.
El poder econ¨®mico est¨¢ en manos. de la familia Somoza. En el poder o fuera de ¨¦l (salvo un dr¨¢stico proceso de nacionalizaciones o expropiaciones), los Somoza van a ser medio due?os del pa¨ªs.
El poder pol¨ªtico tambi¨¦n est¨¢ controlado por los Somoza. La Constituci¨®n est¨¢ redactada de acuerdo con los deseos de Tacho y ha sido cambiada tantas veces como se le ha antojado al presidente, pasando, claro est¨¢, por el tamiz legalista de la Asamblea, cuyos l¨ªderes son siempre componentes del partido somocista, el Liberal Nacionalista. El poder de Somoza domina un sindicato oficialista, la CGT.
El control militar es tambi¨¦n monopolio de Tacho Somoza y sus allegados. Constitucionalmente, ¨¦l mismo es comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas. Su hermano Jos¨¦, sin embargo, es quien ejerce control directo sobre la Guardia Nacional. El hijo mayor del dictador, Tachito, mayor (comandante) de la Guardia Nacional a los veintiocho a?os, es el responsable de la Escuela de Adiestramiento Militar; seg¨²n fuentes de la oposici¨®n, est¨¢ organizando un ej¨¦rcito dentro del Ej¨¦rcito.
En las Fuerzas Armadas -y eso es f¨¢cilmente constatable no hay fisuras. Todos sus jefes, sin distinci¨®n de grados, est¨¢n del lado de Somoza, gracias a la habilidad de ¨¦ste para la prebenda, el halago, el carguito o la vista gorda para determinados negocios. Los militares son la clase mimada de Nicaragua.
La perspectiva, desde el pueblo
Para entender la situaci¨®n nicarag¨¹ense desde la otra cara de la moneda es preciso constatar que hay dos ¨¦pocas de observanci¨®n, radicalmente diferentes: antes y despu¨¦s del 10 de enero de 1978, fecha del asesinato de Pedro Joaqu¨ªn Chamorro, s¨ªmbolo m¨¢xime, de la oposici¨®n a Somoza. Antes de esa fecha, la contestaci¨®n al r¨¦gimen somocista estaba polarizada en el Frente Sandinista de Liberaci¨®n, y en las columnas de La Prensa, el diario de los Chamorro. Despu¨¦s del 10 de enero, fecha del asesinato de Pedro Joaqu¨ªn, la mayor¨ªa de Nicaragua, af¨®nica durante a?os, vio que hab¨ªa recuperado la voz, explica Alfonso Robelo, un joven industrial que encabeza el movimiento democr¨¢tico nicarag¨¹ense, organizaci¨®n suprapartidista que trata de aglutinar esfuerzos para lograr el derrocamiento de Somoza.
La huelga empresarial que durante quince d¨ªas paraliz¨® pr¨¢cticamente la vida del pa¨ªs, demostr¨® a Somoza que ya no pod¨ªa contar siquiera con el concurso de la clase media adinerada del pa¨ªs, hasta entonces tradicionalmente sumisa.
La ola de protestas desatada por el asesinato de Chamorro demostr¨® que era posible desafiar a Somoza. Pero tambi¨¦n constat¨® la capacidad de Somoza para resistir a los desaf¨ªos: el de los empresarios, el de los estudiantes, el del Frente Sandinista, el de las poblaciones -s¨ªmbolo de Masaya y Monimbo, escenarios de la m¨¢s violenta represi¨®n desatada por la Guardia Nacional.
Para quienes conocen a Somoza, el hecho que m¨¢s ha exasperado al general es la postura adoptada por la derecha del pa¨ªs adinerada y poderosa, al pasarse al bando de la contestaci¨®n. Si la huelga empresarial de enero -?la huelga de los millonarios?, como se la conoci¨® popularmente-, ya dio pruebas claras de este cambio de actitud, cualquier duda exis-tente se despej¨® tras el discurso del banquero Eduardo Montealegre, presidente de uno de los m¨¢s poderosos grupos bancarios del pa¨ªs. Montealegre, pocos di¨¢s antes del primero de mayo, dijo que el estado de cosas era insostenible en el pa¨ªs y que la ¨²nica salida a la crisis era un profundo cambio de estructuras y personas y el establecimiento de una verdadera democracia representativa.
El Frente Sandin¨ªsta
Sin duda alguna, la organizaci¨®n que cataliza y simboliza la lucha permanente contra Somoza en Nicaragua es el Frente Sandinista de Liberaci¨®n Nacional (FSLN), organizaci¨®n armada que debe su nombre a la memoria de C¨¦sar Augusto Sandino, nacionalista muerto por los norteamericanos hace cuarenta a?os.
El grupo (fundado por Carlos Fonseca Amador, hijo de Fausto Amador, uno de los m¨¢s directos colaboradores de Somoza en la administraci¨®n de sus negocios), ha pasado por dos etapas hist¨®ricas bien diferenciadas: el de la guerrilla clandestina, largo per¨ªodo de golpes m¨¢s o menos audaces contra unidades militares -sobre todo en las ¨¢reas fronterizas con Honduras o Costa Rica- y el de la'participaci¨®n abierta en la crisis iniciada a principios de este a?o. De ser una organizaci¨®n minoritaria y radicalizada, el Frente ha pasado a constituir un abigarrado conjunto de J¨®venes, de muy diversas ideolog¨ªas y tendencias. pero aglutiriados en torno a un prop¨®sito com¨²n: el derrocamiento de Somoza,
En el frente conviven junto a los primitivos guerrilleros, de ideolog¨ªa marxista-leninista, dem¨®crata-cristianos, socialistas, socialdem¨®cratas. El grupo recibe colaboraci¨®n abierta en las Universidades, en las f¨¢bricas, en las barriadas populares. Si Somoza tuviera que detener a colaboradores, simpatizantes y miembros activos del Frente, una buena parte de la juventud nicarag¨¹ense estar¨ªa hoy en las c¨¢rceles.
A pesar de este sombrio panorama, Somoza se mantiene a¨²n firme en el poder. Y los dirigentes de la oposici¨®n reconocen finalmente que es muy dif¨ªcil conseguir su desaparici¨®n de la escena pol¨ªtica por medios pac¨ªficos. Mientras mantiene en sus manos gran parte del poder econ¨®mico, todo el aparato estatal y recibe el respaldo indudable de la Guardia Nacional, Somoza trata de maniobrar en lo pol¨ªtico con sus constantes llamamientos al di¨¢logo con la oposici¨®n, inclu¨ªdos los sandinistas y sus promesas de reforma de la constituci¨®n para permitir el libre juego de los partidos pol¨ªticos.
Es una f¨®rmula para ganar tiempo, que le permite, adem¨¢s, neutralizar el alto grado de oposici¨®n conseguido entre los pa¨ªses democr¨¢ticos latinoamericanos. El asesinato de un primo hermano de Pedro Joaqu¨ªn Chamorro, a manos de una organizaci¨®n, ultraderechista de indudable inspiraci¨®n en los aparatos represivos del Gobierno de Somoza, ha vuelto a subir el tono de la tensi¨®n en el pa¨ªs, aplacado desde hace algunas semanas. Y este hecho marca claramente lo que parece va a ser la situaci¨®n en los pr¨®ximos meses: una permanente ondulaci¨®n entre calma y agitaci¨®n, que formar¨¢ cada d¨ªa mayor conciencia de cambio entre los nicarag¨¹enses, deteriorar¨¢ a¨²n m¨¢s la ya herl da econom¨ªa del pa¨ªs y desgastar¨¢, sin duda, al Gobierno de Somoza y a la Guardia Nacional. La pregunta clave de tojo este panorama sigue siendo, sin embargo, la misma: ?hasta qu¨¦ l¨ªmite?
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