"Saldos Jard¨®n" para un negocio m¨¢s provechoso"
Saldos Jard¨®n es un buen nombre para la empresa de Las Ventas. Se puede decir con las siglas -esejota- o con las primeras y ¨²ltimas s¨ªlabas, al estilo actual del mundo de los negocios; por ejemplo, Saljar, o Sald¨®n, mejor as¨ª. Queda, es evidente, m¨¢s corto y m¨¢s claro que NPTMSA, que no hay cristiano lo pueda pronunciar, sin riesgos de s¨ªncope y, sobre todo, m¨¢s cercano a lo que esta sociedad, cuyo gerente es Fernando Jard¨®n -lo cual anotamos una vez m¨¢s, para los no iniciados- ofrece a su clientela, que la tiene nutrida.Es sorprendente la visi¨®n de estos empresarios para tener amargada a esa clientela y que, encima, llene la plaza. Ayer hab¨ªa un llenazo. Cualquier experto en marketing y otras ciencias de la pastizara habr¨ªa aprovechado el entrad¨®n de ayer para ofrecer lo mejor del espect¨¢culo, y globos, al objeto de que la gente lo pasara bomba y volviera al d¨ªa siguiente. Pero, con la ¨®ptica de Esejota, o Saljar, o Sald¨®n, seguro que se equivocaba, y lo que en realidad hubo fue el saldo de los saldos, con toreros cuyos nombres s¨®lo recordaba la afici¨®n muy experta, toros para no mirarlos, y precios de joyer¨ªa, todo lo cual es, no cabe duda, el recurso mejor que tiene la empresa para que la plaza se llene otra vez ma?ana, y pasado, y los d¨ªas que hagan falta.
Plaza de Las Ventas
Duod¨¦cima corrida de feria. Toros de Jos¨¦ Murube, bastos, mansos, varios protestados por cojos y fueron devueltos tercero y quinto. Un sobrero de Camaligera (quinto lugar), grande y pr¨¢cticamente sin pitones, protestad¨ªsimo; manso absoluto. Y otro de Guardiola Dom¨ªnguez (sexto), bien presentado, tan manso como el anterior. Ra¨²l S¨¢nchez: pinchazo y muy buena estocada (aplausos y saludos). Media estocada (silencio). Dos pinchazos y buena estocada (silencio). Antonio Guerra: estocada, de la que sale cogido y pasa a la enfermer¨ªa (aplausos y saludos). Justo Ben¨ªtez: media estocada (escasa petici¨®n y vuelta con protestas). Media estocada (silencio). Antonio Guerra sufre fractura de mu?eca.Y dos toros de Los Guateles, para rejones, el primero bravo, el otro con querencia a tablas. Rafael Peralta: un rej¨®n bajo (oreja). Joao Moura: un rej¨®n que rebota, otro bajo y otro descordando (palmas y pitos). Presidi¨® sin acierto el comisario Del R¨ªo. No se explica c¨®mo permiti¨® la lidia del antirreglamentario sobrero de Camaligera.
Mientras dure, claro. Pero a NPTMSA le quedan s¨®lo unos meses de gesti¨®n garantizada, hasta que llegue la subasta de Las Ventas, y con eso tiene cuerda para reba?ar los duros que le queda en el bolsillo a la afici¨®n destinados a toros, y en el caletre las ganas de seguir aguantando, de tal forma que el balance final ser¨¢ un ¨¦xito grandioso de cara a la junta de accionistas. Y a la fiesta, por supuesto, que le den morcilla.
Los toros que hab¨ªa comprado para esta ocasi¨®n no valieron (como es habitual) y los sustituy¨® por unos bastorrones murubes, la .mayor¨ªa cojos y que ten¨ªan cara de no embestir. As¨ª fue, desde luego. El p¨²blico protestaba una vez y otra, pero no le hicieron caso m¨¢s que en dos de ellas, y para eso a¨²n salieron por chiqueros dos ejemplares que eran como para echarse a, llorar, o a re¨ªr, no se sabe. El de Camaligera, cornicorto, no ten¨ªa pitones. Con cuajo y apariencia de cinque?o era, sin embargo, la imagen exacta del toro de rejones. El de Guardiola, un manso que se tumbaba porque s¨ª. Para aqu¨¦l hubo broncas y almohadillazos, mientras en el palco hac¨ªan el Don Tancredo; para ¨¦ste, abucheos.
Frente a semejante g¨¦nero tuvieron que hacer lo que pod¨ªan los cuasi desconocidos matadores. Entr ellos, y en calidad de director de lidia estaba Ra¨²l S¨¢nchez. Es Ra¨²l viejo conocido de la casa y de la afici¨®n de Las Ventas, que casi le tiene como de la familia; legionar¨ªo del toreo avezado a pechar con lo m¨¢s grande, m¨¢s fiero (o m¨¢s burro, se dan casos) que se cr¨ªa en las ganader¨ªas del solar patrio. Frente a los murubes y al descornado de camaligera se hizo un l¨ªo, porque la gente no le tomaba demasiado en serio, a pesar de lo cual cuaj¨® pases estimables y un estoconazo a ley. Estaba muy nervioso, al vivir la oportunidad de ese su sue?o dorado de participar en la feria, y porque no conectaba con los tendido- s por mucho que se pasara los pitones a mil¨ªmetros de la barriga. Est¨¢ acostumbrado a asustar al personal en las ferocescorridas veraniegas, con la sola excepci¨®n de Juanito, el decano de la andanada del 8, que le grita eso del pico, ??pico, picoo!?; y como al de ayer no le asustaba, se desconcert¨®. Por a?adidura, Raffi, que es la percha de los golpes, sufri¨® un tablonazo en la cabeza cuando el toro desarm¨® un burladero, y luego un pisot¨®n de uno de los murubds protestado por cojo, todo lo cual le merm¨® facultades.
Antonio Guerra, ganador de m¨¢s orejas que nadie durante su etapa de novillero, pues se las regalaba el presidente Pedro Torres, hubo de porfiar mucho ante un manso aplomado, y sali¨® cogido de la estocada, lo que le dej¨® fuera de combate. Justo Ben¨ªtez estuvo ratonerillo con el mejor toro de la tarde, el tercero, acaso porque se dio cuenta de cu¨¢les eran los gustos de la audiencia, propensa a aplaudir los circulares, y los intent¨® todos. El sexto no ten¨ªa faena y mejor que muleta.le habr¨ªa ido albarda. De manera que tras unos intentos de toreo serio, machete¨®, lo cual hizo que se sentara el toro.
Las tantas eran para entonces; llevaban tiempo las luces encendidas, pues no se ve¨ªa ni casta?a; nubarrones amenazaban lluvia, que nos cogi¨® a la salida del coso. Porque sobre todo este invento de los saldos, hubo rejoneadores. Rafael Peralta redonde¨® una magn¨ªfica actuaci¨®n, torer¨ªsima en todo momento con un toro bravo; sin ventajillas demostrables y continuas y valerosas reuniones en los medios. Joao Moura, que tambi¨¦n empez¨® muy torero, y se gan¨® ovaciones cerradas, perdi¨® los papeles cuando el toro se le acobard¨®, y en una arrancada de ¨¦ste, saliendo de tablas en oleada, le entrampill¨® el caballo. Moura sali¨® despedido y herido qued¨® el caball¨®, y ¨¦sta fue una amargura m¨¢s que a?adir a la tarde de los incidentes, los accidentes, las broncas y las horas sentados en la dura piedra.
Pero Esejota, Saljar, Sald¨®n, o como queramos y podamos decir, lo tiene todo previsto: a¨²n hay en la feria otra corrida de tres espadas y dos rejoneadores, para que acabemos de enterarnos de lo que vale un peine.
Babelia
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