Propiedad y eficacia de sector el¨¦ctrico en los pa¨ªses capitalistas / y 2
Ingeniero de Minas.EconomistaEl sector el¨¦ctrico espa?ol es, por lo que respecta a su propiedad, un caso bastante excepcional dentro del panorama mundial. Se podr¨ªa presentar una prolija relaci¨®n, en la que aparecer¨ªa que en la mayor parte de los pa¨ªses de econom¨ªa de mercado con cierta significaci¨®n mundial (incluidos algunos tan poco sospechosos de socializantes como Suiza, Alemania Federal o Sur¨¢frica), el sector el¨¦ctrico se encuentra nacionalizado o es en su mayor parte propiedad de entidades p¨²blicas provinciales o municipales. Esto sucede tanto a lo largo y ancho de toda Europa (desde Suecia a Italia y desde el Reino Unido a Turqu¨ªa) como en Am¨¦rica (desde Canad¨¢ a Venezuela o Brasil), Asia (Ir¨¢n, India, etc¨¦tera) y Australia. Para acabar antes es mejor proceder al rev¨¦s, e indicar que los ¨²nicos tres pa¨ªses de significaci¨®n, adem¨¢s de Espa?a, en los que el sector privado es mayoritario son Estados Unidos, B¨¦lgica y Jap¨®n. En este aspecto, pues, seguimos siendo diferentes de la Comunidad Europea, y es sencillamente falsa en lo que respecta al sector la fraseolog¨ªa de algunas el¨¦ctricas espa?olas sobre la ?econom¨ªa de mercado de una Europa occidental?.
En cuanto al caso de Estados Unidos o Jap¨®n, la diferente dimensi¨®n de ambos sistemas con el espa?ol hace que su referencia no sea aplicable. As¨ª, por ejemplo, la mayor empresa el¨¦ctrica de Estados Unidos, que, por cierto, pertenece al Gobierno federal, abastece un ¨¢rea equivalente al 60 % de Espa?a y produce ella sola aproximadamente un 40 % m¨¢s que el total espa?ol y ocho veces m¨¢s que Iberduero, que es la primera empresa el¨¦ctrica de Espa?a. Otras cuatro empresas privadas americanas tienen, asimismo, cada una de ellas una producci¨®n comparable a la total de Espa?a, existiendo en conjunto en EEUU diez empresas con una producci¨®n unitaria superior al conjunto de las tres primeras el¨¦ctricas espa?olas (Iberduero, Hidrola y FECSA). Esta dimensi¨®n les permite una optimizaci¨®n de sus instalaciones y su explotaci¨®n que desborda el nivel de las empresas espa?olas.
Es necesario, adem¨¢s, se?alar que incluso en Estados Unidos se ha sentido la conveniencia de contar con un sector el¨¦ctrico p¨²blico mucho m¨¢s importante que el espa?ol. Ya se ha indicado que la primera empresa el¨¦ctrica americana, la Tennessee Valley Authority, es p¨²blica, pero, adem¨¢s de ¨¦sta existen otras muchas propiedad del Gobierno federal, de los estados, de municipios y de cooperativas rurales, de forma que la potencia conjunta instalada por todas ellas supone cerca del 22 % del total, porcentaje que es exactamente el doble del que representa el INI en la Pen¨ªnsula.
Al contrario que en Espa?a, en EEUU existe una pol¨ªtica para la empresa p¨²blica el¨¦ctrica, que tiene all¨ª una raz¨®n de ser y un comportamiento espec¨ªfico y diferenciado de la empresa privada. Seg¨²n esta pol¨ªtica, fruto del New Deal que tuvo que establecer Roosevelt en los a?os treinta para sacar al pa¨ªs de la recesi¨®n econ¨®mica, el Gobierno desarroll¨® primordialmente los recursos hidr¨¢ulicos nacionales y luego los complement¨® con grandes centrales t¨¦rmicas. La energ¨ªa producida as¨ª a un coste inferior a la media es, sin embargo, luego asignada preferentemente, de acuerdo con una pol¨ªtica de descentralizaci¨®n, a los municipios y cooperativas rurales. para que ¨¦stos efect¨²en la distribuci¨®n a los abonados finales. Existen as¨ª unas 1.900 empresas el¨¦ctricas municipales y m¨¢s de mil sistemas el¨¦ctricos propiedad de cooperativas rurales, suministrando estas ¨²ltimas electricidad a unos veinticinco millones de personas, para lo que poseen el 42 % de las l¨ªneas de distribuci¨®n existentes en el pa¨ªs.Conviene, adem¨¢s, contrastar esta ¨²ltima actuaci¨®n con la situaci¨®n espa?ola, en la que la electrificaci¨®n rural no est¨¢ siendo debidamente atendida por las empresas el¨¦ctricas privadas.
Eficacia y propiedad
Como hemos visto, la casi totalidad de los pa¨ªses capitalistas han encontrado ventajosa la forma de propiedad p¨²blica para su sector el¨¦ctrico, de acuerdo con la naturaleza del servicio y la trascendencia de esta actividad para la econom¨ªa nacional. No pretendemos en este art¨ªculo efectuar ning¨²n juicio de valor sobre la conveniencia de dicha actuaci¨®n desde un punto de vista pol¨ªtico, sino ¨²nicamente se?alar las ventajas comparativas que, desde un punto de vista t¨¦cnico, presentan los sistemas el¨¦ctricos integrados de dichos pa¨ªses:
- Unificaci¨®n y estandarizaci¨®n, de las centrales, con los consiguientes ahorros de inversi¨®n y aumento de la participaci¨®n de la industria nacional en su fabricaci¨®n.
- Optimizaci¨®n en la explotaci¨®n del conjunto de instalaciones de producci¨®n y transporte, con la consiguiente reducci¨®n en la potencia de reserva necesaria y en las p¨¦rdidas de transporte.
- Transparencia de costes seg¨²n zonas y consumos, lo que permite dise?ar una pol¨ªtica de tarifas sofisticada en la estructura y suficiente en el nivel.
- Posibilidad de planificar una pol¨ªtica financiera realista, con estabilidad a medio plazo, que permita la generaci¨®n de recursos suficientes para efectuar las inversiones necesarias.
En cuanto al sistema el¨¦ctrico espa?ol, sus inconvenientes son dobles, ya que no s¨®lo no disfrutamos de las mencionadas ventajas de la empresa p¨²blica integrada, sino que tampoco se manifiestan en nuestro pa¨ªs algunas de las ventajas que el aut¨¦ntico sistema empresarial privado sigue teniendo en los pa¨ªses en los que permanece un sistema el¨¦ctrico de este tipo.
En el cuadro adjunto, en el que se comparan las cinco principales empresas el¨¦ctricas privadas de EEUU y Espa?a, se observa que la productividad de las primeras es m¨¢s del doble que las segundas. Para el conjunto del pa¨ªs se producen en Espa?a 1.600 MWh por empleado, mientras que la cifra equivalente en Estados Unidos (3.800 MWh) es 2,4 veces superior,
En el siguiente cuadro aparece, asimismo, otra serie de indicadores el¨¦ctricos que permiten evaluar la reducida eficacia del sector el¨¦ctrico privado espa?ol respecto a sus equivalentes en otros pa¨ªses. En lo que respecta a las p¨¦rdidas de transporte y distribuci¨®n ¨¦stas son del 10,5 % en Espa?a, frente a s¨®lo 9 % en Estados Unidos, pa¨ªs en que, si bien el consumo por habitante es cuatro veces superior, el consumo por kil¨®metro cuadrado es s¨®lo un 30 % superior al espa?ol. La reducci¨®n de dichas p¨¦rdidas tiene un inter¨¦s considerable, ya que una baja del 10,5 al 9 % habr¨ªa supuesto, en 1976, un ahorro de unos 3.000 millones de pesetas de energ¨ªa, evitando, adem¨¢s, una inversi¨®n en potencial nuclear adicional para generarla de unos 15.000 millones de pesetas. Otro indicador a destacar en el mencionado cuadro es el de la reducida cifra de pago por impuestos de las empresas el¨¦ctricas espa?olas (fruto de las exenciones fiscales de que disfrutan), cuyo porcentaje sobre ventas, que se ha reducido, adem¨¢s, notablemente en los ¨²ltimos a?os, era, en 1976, tres veces inferior al de las privadas americanas. A pesar de esta carga por impuestos mucho m¨¢s elevada y de que las retribuciones del personal son 2,7 % veces superiores a las espa?olas, la mayor eficacia de la industria americana hace que lo precios de la electricidad en Espa?a sean, al menos, un 20 % m¨¢s eleva dos que los de Estados Unidos aunque se d¨¦ la circunstancia d que m¨¢s de un 40 % de la producci¨®n espa?ola se obtenga en centrales hidr¨¢ulicas de costo muy reducido, frente a un porcentaje equivalente en EEUU de s¨®lo e 14%.
Esa mayor eficiencia del sector el¨¦ctrico privado americano n s¨®lo no ha sido coartada, sino, por el contrar¨ªo, fomentada por un control de la Administraci¨®n que aunque parezca menos ?interventora? que la espa?ola, posee uno medios de actuaci¨®n mucho m¨¢s elaborados y efectivos.
Existe, por otra parte, un gran n¨²mero de aspectos en los que la verdadera iniciativa de las empresas el¨¦ctricas de otros pa¨ªses tienen ocasi¨®n de manifestarse. Uno de ellos es, por ejemplo, el de las tarifas, en cuya estructura se est¨¢n introduciendo modificaciones par mejorar la curva de carga, de la que se benefician tanto las empresas como los consumidores. Otro aspecto a destacar es la contribuci¨®n al desarrollo y aplicaci¨®n de la energ¨ªa solar. En Estados Unidos por ejemplo, se est¨¢n, as¨ª, actual mente llevando a cabo 470 proyectos, patrocinados por 150 diferentes empresas el¨¦ctricas.
Las aplicaciones solares est¨¢n por otra parte, muy relacionada con el aislamiento de edificios y con la conservaci¨®n en general. Aqu¨ª tambi¨¦n la iniciativa empresarial privada puede encontrar amplio cauce, especialmente cuando, como sucede en California, las tarifas el¨¦ctricas que se les autorizan son funci¨®n no s¨®lo de sus costes, sino tambi¨¦n del esfuerzo y resultados obtenidos en su pol¨ªtica de conservaci¨®n. Algunas empresas han iniciado as¨ª, por ejemplo, programas para instalar a sus abonados aislamiento y acondicionamiento t¨¦rmico, que es luego reembolsado con el ahorro obtenido en la facturaci¨®n.
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