Se estudia un plan para la adhesi¨®n de Espa?a a la OTAN en dos fases
Entre 1979 y mediados de 1980, Espa?a, abordar¨¢ la cuesti¨®n de su adhesi¨®n a la Organizaci¨®n M Tratado del Atl¨¢ntico Norte (OTAN) mediante un proceso en ?dos fases?, la primera de car¨¢cter s¨®lo ?pol¨ªtico?, tras la cual se iniciari¨¢n una serie de negociaciones formales para su incorporaci¨®n al sector militar de la Alianza, seg¨²n han informado a EL PAIS fuentes de la mayor solvencia.
En los mismos medios se indic¨® que el Gobierno espa?ol, favorable en principio al ingreso en la comunidad defensiva occidental, est¨¢ completando actualmente un dossier informativo, que utilizar¨¢ en el examen del asunto con los partidos, cuando concluya la etapa constitucional del pa¨ªs. Al mismo tiempo, el Gobierno desarrollar¨¢ una serie de ?prenegociaciones? con los miembros de la OTAN y decidir¨¢, de acuerdo con los partidos, la realizaci¨®n o no de un refer¨¦ndum. Los trabajos para la adhesi¨®n -por lo menos ?pol¨ªtica?deber¨¢n finalizar antes de que expire el presente pacto militar con Estados Unidos, en 1981.Entre los pr¨®ximos meses de octubre y noviembre, el ministro de Asuntos Exteriores, se?or Oreja, efectuar¨¢ un viaje a Washington con el prop¨®sito de tratar la cuesti¨®n. No lo har¨¢, en cambio, durante el curso de su pr¨®xima visita a Nueva York, donde el 1 de junio asistir¨¢ a la conferencia de desarme de las Naciones Unidas. En medios gubernamentales se consideraba anteayer ?improbable? que el presidente del Gobierno, Adolfo Su¨¢rez, acompa?e a Oreja a esa conferencia, aunque no se descartaba la posibilidad (le un ?cambio de ¨²ltima hora? en su programa.
Condiciones para el ingreso
Seg¨²n nuestras fuentes, el Gobiemo del se?or Su¨¢rez estima que desde el pasado mes de septiembre se han registrado ?modificaciones apreciables? en la posici¨®n del Partido Socialista Obrero Espa?ol (PSOE) y otros partidos respecto de la incorporaci¨®n a la Alianza Atl¨¢ntica. ?De una actitud totalmente opuesta a la iniciativa -se nos se?al¨®-, muchos dirigentes han pasado ahora a observar con inter¨¦s la perspectiva de una participaci¨®n espa?ola, s¨ª no en la OTAN, s¨ª, al menos, en los esquemas del viejo Tratado de Bruselas (Comunidad Europea de Defensa). ?
Ese tratado perdi¨® su vigencia pr¨¢ctica en 1954, y fue absorbido por el del Atl¨¢ntico Norte. ? Pero el hecho -subrayan nuestas fuentes- de que los enemigos "por principio" de la OTAN lo consideren ahora una v¨ªa seria, demuestra que sus objeciones a ¨¦sta se han suavizado y que la opci¨®n neutralista ha perdido atractivo.?
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Acuerdos sobre Gibraltar y Canarias en el plan del Gobierno para entrar en la OTAN
(Viene de la primera p¨¢gina)
En el caso de que el Gobierno lleguea un acuerdo con los partidos y se inicie el camino hacia una adhesi¨®n ?pol¨ªtica? de Espa?a a la OTAN, la UCD y el gabinete actual ser¨ªan partidarios de que en las ?prenegociaciones? militares Espa?a insista, entre otras, en las siguientes condiciones: 1) la exclusi¨®n de las islas Canarias del esquema defensivo de la alianza; 2) el establecimiento de un acuerdo sobre la situaci¨®n de Gibraltar, que por medio de un r¨¦gimen auton¨®mico especial podr¨ªa volver a enarbolar la bandera espa?ola; 3) la ausencia de tropas extranjeras en la Pen¨ªnsula, y de tropas espa?olas en el exterior, 4) la supresi¨®n de todo proyecto que implique la existencia de un arsenal at¨®mico en Espa?a.
Antes de impulsar en el pa¨ªs un ?debate formal? sobre la adhesi¨®n, el, Gobierno Su¨¢rez parece decidido a hacer de esos puntos las ?bases? de sus conversaciones con los partidos, tendentes a fijar el terreno de una posible convergencia. El ?debate formal? interior se har¨ªa en 1979. No obstante, el Gobierno formar¨¢ antes un grupo ministerial de trabajo, encargado de estudiar el tema. Para integrarlo, ser¨¢ llamado a Madrid un funcionario importante del Ministerio de Asuntos Exteriores, actualmente en Bruselas.
El Gobierno se propone tambi¨¦n, al parecer, hacer saber a sus eventuales socios que el ingreso de Espa?a en la OTAN no supondr¨ªa ?en absoluto? su alejamiento) de los pa¨ªses del Tercer Mundo, sobre todo Am¨¦rica Latina y Africa. Considera, a la vez, que una vinculaci¨®n con la OTAN ?debe? acelerar el proceso de incorporaci¨®n a la Comunidad Econ¨®mica Europea (CEE).
Juegos politicos y presiones
En las mismas fuentes se h reiterado a este diario que la difusi¨®n de ciertos presuntos ?informes? sobre Espa?a y la OTAN, as¨ª como la propagaci¨®n de versiones acerca de discrepancias sobre ese cap¨ªtulo en el seno del Gobierno y de las Fuerzas Armadas, surgen de grupos ?perif¨¦ricos? a las m¨¢s altas instancias gubernamentales y militares y responden s¨®lo -a ?ambiciones personales? en materia de posiciones en los organismos del Estado, sin ?verdaderas connotaciones pol¨ªticas ni ideol¨®gicas?.
?El problema de la OTAN -se nos dijo- est¨¢ siendo utilizado como un arma arrojadiza por los que intentan atacar o promover en su provecho personal, a tal o cual personalidad civil o militar, muchas veces sin el conocimiento de las personas cuyo nombre se invoca.?
Esas fuentes aseguran que las versiones orientadas a explicar que la reciente dimisi¨®n del general Jos¨¦ Vega Rodr¨ªguez, jefe del Estado Mayor del Ej¨¦rcito, se debi¨®, entre otras cosas, a ?desinteligencias? sobre la OTAN con su superior, el ministro de Defensa, teniente general Guti¨¦rrez Mellado, ?carecen de todo fundamento?. Las diferencias ?militares? entre ambos, reconocidas por Vega Rodr¨ªguez -nos dicen- no se refieren a la OTAN. Los dos indica un miembro del Gobierno- son partidarios de la incorporaci¨®n espa?ola a la alianza y as¨ª lo han expresado en varias ocasiones?.
Las Fuerzas Armadas a¨²n no se han pronunciado
Los medios consultados a?aden que las Fuerzas Armadas no han producido a¨²n un ?dictamen t¨¦cnico definitivo? respecto de las futuras relaciones con la OTAN. El Estado Mayor y el CESEDEN han preparado, en el curso de los dos ¨²ltimos a?os, tres informes -estrictamente ?apol¨ªticos?-, cuyos datos no habr¨ªan sido objetados por ninguno de los principales responsables de los mandos. Esos informes, unidos a otro del Ministerio de Asuntos Exteriores, constituyen la principal documentaci¨®n existente hasta ahora. Al mismo tiempo, en el seno del Ej¨¦rcito, de la Marina y del Ej¨¦rcito del Aire ha aumentado mucho el inter¨¦s ante el tema, como lo demuestran los trabajos publicados ultimamente por sus revistas especializadas.
Informes como el dado a conocer hace unos d¨ªas en Alemania Federal (v¨¦ase EL PAIS, del 20 de mayo) -se apunta en el Gobierno- no han sido elaborados por organismos espa?oles, aunque en su difusi¨®n puede haber intervenido alg¨²n funcionario hispano ?secundario?.
En cuanto al grado de ?consenso? militar, se nos manifiesta que aunque el Ministerio de Defensa y los jefes de las diferencias ¨¢reas castrenses ?no desean intervenir? en el debate acerca de la OTAN, todos ellos, incluidos los jefes de los Estados Mayores y los capitanes generales, comparten con Guti¨¦rrez Mellado y Vega Rodr¨ªguez, la opini¨®n de que Espa?a se encuentra ?indefectiblemente? ligada, desde el punto de vista estrat¨¦gico, a las premisas defensivas occidentales. Las ¨²nicas excepciones ser¨ªan en ese terreno las de peque?os grupos de oficiales, de orientaci¨®n franquista o izquierdista, ya sin demasiado peso efectivo en el ¨¢mbito de ?despolitizaci¨®n? que desde hace tiempo se ha querido imponer en los mandos.
Los sectores gen¨¦ricamente ?pro-otanistas? de las fuerzas armadas coincidir¨ªan tambi¨¦n con la Casa Real, la presidencia del Gobierno y el Ministerio de Asuntos Exteriores, en que el ingreso contribuir¨ªa a consolidar una ?democracia de signo liberal?, que limitar¨ªa las eventuales presiones pol¨ªticas de la ultraizquierda y la ultraderecha franquista, tanto en el dominio civil como en el militar. Muchos entrev¨¦n, adem¨¢s, la posibilidad de que en ?determinadas circunstancias internacionales ?, partidos como el PSOE e incluso el PCE, estar¨ªan dispuestos a encarar la cuesti¨®n ?desde una ¨®ptica de responsabilidad de poder?, y a liberar a sus representantes, en el momento oportuno, de la disciplina partidaria para discutir e l proyecto ?otanista ?.
Campa?a internacional
Aparte de los grupos ?perif¨¦ricos? espa?oles, que est¨¢n tratando de promover o de atacar a dirigentes civiles o militares por la v¨ªa de atribuirles presuntos ?otanismos? o ?antiotanismos?, nuestras fuentes advierten que se comienza a asistir a la intensificaci¨®n de la campa?a internacional de una y otra procedencia, puesta en marcha a comienzos de 1976, con el fin, no s¨®lo de lograr una definici¨®n de Madrid en favor o en contra de su aproximaci¨®n a la Alianza -definici¨®n que por s¨ª misma bastar¨ªa para provocar cambios en el espectro pol¨ªtico-estrat¨¦gico de la OTAN y tambi¨¦n en el de sus relaciones con el Pacto de Varsovia-, sino tambi¨¦n con el de fomentar la ?confusi¨®n y desestabilizaci¨®n ? en el proceso pol¨ªtico interno.
En el Gobierno se estima que de todas formas esa campa?a no impide que la actitud internacional frente a la opci¨®n espa?ola se est¨¦ perfilando cada vez con m¨¢s claridad, aunque a¨²n subsistan ciertas dudas sobre su verdadero contenido. La Uni¨®n Sovi¨¦tica parece aspirar a que Espa?a adopte el camino del neutralismo, o por lo menos el de una independencia semejante a la de Francia en relaci¨®n con las armas nucleares, especialmente porque Espa?a, en contra de lo que ocurre con Francia, no posee force de frappe propia. Por ello, la URSS estar¨ªa incentivando planes como el que se le adjudica a Yugoslavia, de atraer a Madrid al campo de los no alineados, o de encuadrarlo en un sistema de alianza regional mediterr¨¢nea, a cambio de apoyar los intereses internacionales espa?oles o de ?mediar? en problemas como el de Canarias o el del Sahara.
Con igual fin, la URSS estar¨ªa estimulando la pol¨ªtica de Argel contra Madrid, puesto que la independencia espa?ola de la OTAN podr¨ªa servir para aliviar esa presi¨®n: un c¨¢lculo quiz¨¢s equivocado, porque en ¨¢reas significativas del Gobierno, e incluso de partidos opuestos a la OTAN, se est¨¢ llegando a la conclusi¨®n, seg¨²n se nos asegura, de que la pertenencia a un organismo multinacional poderoso como la Alianza le permitir¨ªa a Espa?a capear mejor el temporal de Canarias.
Este ser¨ªa tambi¨¦n el punto de vista de Estados Unidos, interesados en el ingreso m¨¢s o menos inmediato de Espa?a a la OTAN, a pesar de su ?discreci¨®n? y hasta de sus dudas sobre la t¨¢ctica a seguir. Mientras el Pent¨¢gono y la Casa Blanca ser¨ªan partidarios de una adhesi¨®n r¨¢pida, el Departamento de Estado preferir¨ªa que ¨¦sta se demorase hasta mediados o fines de 1981, para poder as¨ª beneficiarse pol¨ªticamente, dentro de la Alianza -frente a los intereses particulares de Bonn, Par¨ªs y Londres-, de los actuales v¨ªnculos militares de Washington con Madrid.
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