?Socialdemocracia o socialismo autogestionario?
Hasta hace cinco a?os el carlismo, era el ¨²nico partido que, en nuestro pa¨ªs, defend¨ªa el principio auton¨®mico como base de la unidad federal del Estado. Hoy, casi todas las tendencias pol¨ªticas han aceptado este concepto, incluso amplios sectores de la misma derecha.Hasta hace apenas cinco a?os el Partido Carlista era el ¨²nico partido, a nivel del Estado espa?ol, que defend¨ªa el socialismo de autogesti¨®n. Hoy, las tendencias m¨¢s amplias de la izquierda aceptan este mismo principio.
Hasta ahora, el Partido Carlista era el ¨²nico partido socialista que propon¨ªa se utilizara el an¨¢lisis marxista como una metodolog¨ªa y no para supeditar el pensamiento y, la acci¨®n socialista bajo la ¨¦gida de una filosof¨ªa determinada. Hoy, en el mundo, amplios sectores del socialismo est¨¢n evolucionando en esta misma direcci¨®n.
Presidente del partido carlista
Escenograf¨ªa, vestuario e iluminaci¨®n: Carlos Cytryrowski. Int¨¦rpretes: Aurora Bautista, Vicky Lagos, Encarna Paso, Carla Cristi, Alberto Fern¨¢ndez, Jaime Redondo, F¨¦lix Rotaeta, Carlos Lillo, Juan Llaneras, Fernando Villarroya y Nicol¨¢s Due?as. Teatro Mart¨ªn.
Esta evoluci¨®n moderna del socialismo nos plantea tres problemas:
1. Si el empleo de una metodolog¨ªa marxista, sin dogmatismo filos¨®fico, quiere decir que el socialismo tiene que ser socialdemocr¨¢tico.
2. Qu¨¦ es el sistema socialdem¨®crata en el mundo actual.
3. ?Quiere esto decir que la socialdemocraci de tipo n¨®rdico representa el ideal del socialismo plural en su filosof¨ªa y unido en su acci¨®n?
Socialdemocracia y partido ¨²nico
Empezando por esta ¨²ltima pregunta, ?representa la socialdemocracia este ideal de socialismo plural? La contestaci¨®n puede ser s¨ª o no, seg¨²n para qu¨¦ se quiera utilizar un partido pol¨ªtico.
Si un partido pol¨ªtico, que se define socialista, se quiere utilizar simplemente como m¨¢quina electoral, para construir un aparato que sirva principalmente como antagonista a la derecha, es mejor que haya un solo partido socialista. En este caso el contenido ideol¨®gico, es decir, el posible proyecto de sociedad, puede ser difuso, o, como mucho, definido solamente por lo negativo: no ser de derecha.
Pero si un partido pol¨ªtico socialista quiere ser un grupo de opini¨®n con su propia ideolog¨ªa, con su propio proyecto de sociedad, si quiere ser un canal de participacion popular, si quiere ser una escuela de pensamiento, de an¨¢lisis y de liberaci¨®n de la capacidad creadora, es evidente que las cosas toman otro cariz. No podr¨¢ haber, entonces, un solo partido socialista, sino varios partidos socialista y comunistas, etc¨¦tera. Tendr¨¢ que haber varios partidos, porque habr¨¢ varios proyectos de sociedad y el di¨¢logo pluralista llevar¨¢ a los compromisos pol¨ªticos que dan a la democracia no s¨®lo el valor de una alternativa de grupo en el poder, sino el valor de una alternativa de sociedad alcanzada por el di¨¢logo popular.
Un partido socialista ¨²nico nos parece, por tanto, un acierto desde una perspectiva simplemente electoral y un desacierto desde una perspectiva de la promoci¨®n democr¨¢tica del pueblo.
La socialdemocracia no es un partido pol¨ªtico, es un sistema
La segunda pregunta que nos plantea la evoluci¨®n actual es: ?qu¨¦ es, realmente, la socialdemocracia?
La socialdemocracia, m¨¢s que un partido pol¨ªtico, es hoy d¨ªa un sistema. ?Por qu¨¦? Por una raz¨®n muy sencilla y adem¨¢s cient¨ªfica o experimental.
?Qu¨¦ diferencia existe, de hecho, entre la pol¨ªtica llevada por ,los partidos de izquierda o de derecha en todos los pa¨ªses n¨®rdicos con sistemas m¨¢s o menos bipartidistas? Pr¨¢cticamente muy poca. Derecha e izquierda, a pesar de representar a unos electores con motivaciones muy diversas, cuando no profundamente contrapuestas, con ideolog¨ªas no pocas veces antag¨®nicas, realizan, en la pr¨¢ctica, la misma pol¨ªtica: Inglaterra, Alemania, Austria o Suecia. son ejemplos de esta realidad experimental.
?Por qu¨¦? Por esta raz¨®n cient¨ªfica: el electorado se divide, no s¨®lo por su postura ideol¨®gica, sino, en gran parte, en funci¨®n del voto ¨²til, es decir, en pro o en contra de tal o cual aparato electoral. La elecci¨®n es m¨¢s una operaci¨®n publicitaria para escoger el equipo gobernante que la liberaci¨®n de la capacidad cr¨ªtica del ciudadano. El resultado es la simple aiternativa en el poder de dos equipos pol¨ªticos de signo aparentemente opuesto, pero de pol¨ªtica parecida. La derecha quiere siempre demostrar que es progresista y .,a izquierda que es econ¨®micamente eficiente. Ambas, en el fondo, practican la soc¨ªaldemocracia. Por ello, y en esas condiciones, ya no existe realmente un partido socialdem¨®crata. Existe un sistema socialdem¨®crata que es el que domina en los pa¨ªses europ,-os del Norte. Socialdemocracia que practican, finalmente, casi tanto el sector conservador como el progresista.
Por ello, para ser socialdem¨®crata no es preciso ni aceptar ni rechazar el rnarxismo ni ideolog¨ªa r¨ªgurosa alguna. Se puede llegar a la socialdemocracia tanto desde la perspectiva socialista como desde la. perspectiva de una derecha civilizada.
Valoraci¨®n del sistema socialdemocr¨¢tico
No obstante, conviene valorar con objetividad los ¨¦xitos que la socialdernocracia ha conseguido, por lo menos en aquellos pa¨ªses m¨¢s avanzados socialmente:
Una din¨¢mica econ¨®mica desconocida en los anteriores cien a?os de capitalismo sin trabas.
Una din¨¢mica social hacia la igualdad-, impensable antes de la puesta en marcha de las soluciones socialdernocr¨¢ticas.
Una din¨¢mica hacia la igualdad de oportanidades, especialmente a traves de la educaci¨®n, que parec¨ªa totalmente ut¨®pica hace solamente cincuenta a?os.
Una din¨¢rmica para conquistar la seguridad social que ha permitido realizar el sue?o de la Humanidad desde sus inicios: erradicar la miseria.
Estas son las conquistas del sistema socialdem¨®crata y, adem¨¢s, conquistas rca¨ªlzadas por una v¨ªa evolutiva., admitiendo la lucha y la presi¨®n del movimiento obrero.
Pero, ?cu¨¢les son sus aspectos negativos? Fundamentalmente, dos: la aceptaci¨®n de una filosof¨ªa materialista que adora el ?becerro-de oro? del crecimiento capitalista, y el paternalismo burocr¨¢tico estatal, que transforma la sociedad en una gran compa?¨ªa de seguros y repartos y no en una comunidad de hombres responsables.
?Es la socialdemocracia el futuro de Espa?a y ¨¦l socialismo del futuro?
El sistema socialdem¨®crata puede ser, probablemente, para Espa?a, una fase del proceso de transici¨®n de un capitalismo dictatorial y salvaje, que hemos conocido hasta ayer, a un capitalismo templado en el que se introduzcan una serie de valores democr¨¢ticos sociales, condiciones ¨²tiles a toda evoluci¨®n pac¨ªfica hacia un futuro socialista.
Pero esta evoluci¨®n, incluso para llegar simplemente a la soluci¨®n socialdem¨®crata, s¨®lo se podr¨¢ dar si existe una fuerte presi¨®n por parte de los partidos socialistas que apuntan hacia este futuro socialista. M¨¢s a¨²n si se considera el sistema socialdemocr¨¢tico como una transici¨®n hist¨®rica para llegar a otra dimensi¨®n de la democracia, a otra dimensi¨®n del socialismo y, sobre todo, a la dimensi¨®n de un socialismo del futuro.
Hacia el socialismo del futuro. El proyecto carlista
Ahora podemos contestar a la primera pregunta, a saber: si el ¨²nico socialismo no dogm¨¢tico filos¨®ficamente es por necesidad el socialdem¨®crata. Es evidente que no. Habr¨¢ ciertos sectores socialistas que considerar¨¢n la socialdemocracia como el ideal. Pero hay otros sectores, como el carlista, que lo consideran simplemente como una posible v¨ªa hist¨®rica ¨²til. Considera el carlismo que el socialismo debe de ser algo m¨¢s que una estrategia y debe apuntar a un modelo de sociedad deseable y alcanzable.
El socialismo tiene que tener otra dimensi¨®n. No se puede limitar a presentar soluciones al capitalismo y no puede tampoco limitar sus propuestas al terreno econ¨®mico, reivindicando los derechos econ¨®micos de la sociedad frente a los derechos econ¨®micos de la propiedad. Tambi¨¦n tiene que reivindicar la reapropiaci¨®n no s¨®lo de los medios de producci¨®n, sino, sobre todo, de los medios de decisi¨®n.
El gran llamamiento de la sociedad moderna, del hombre modeino es, precisamente, a la participaci¨®n: participar en la empresa, participar en el sindicato, participar en el barrio o municipio, participar en la provincia, region o nacionalidad, participar en las agrupaciones de base del partido y en el nivel de decisl ¨®n del mismo. El gran desarrollo del nivel cultural e informativo de la sociedad moderna hace posible esta democracia de participaci¨®n. Lo que es posible y, adem¨¢s, deseable se hace necesario. Es una ley de la historia.
Solamente una nueva actitud socialista es capaz de realizar la creaci¨®n de estas nuevas fronteras de convivencia y de unos nuevos modelos de civilizaci¨®n, capaz de permitir escapar al dogmatismo filos¨®fico o al hegemonismo de un solo partido, de un solo pensador, capaz de aceptar todas las fuentes del socialismo. Desde Marx, Engels, Rosa Luxemburgo o Gramsci; desde Owen, Saint Simon o Fourier; desde Proudhon, Bakunin o Kropotkin; desde Fernando de los R¨ªos o Besteiro; desde Abad de Santill¨¢n; desde las perspectivas cristianas y desde la perspectiva carlista.
El socialismo tiene que abrir las nuevas fronteras de la democracia. Dar a la sociedad la dimensi¨®n humana del pleno desarrollo del hombre en una comunidad capaz de autogobernarse, de autoadministrarse, de autorrealizarse. Una comunidad donde exista:
?Libertad para escoger, socialismo para compartir, federalismo para convivir, auto.esti¨®n para decidir.?
Esta es la dimensi¨®n del socialismo del ma?ana. Este es el socialismo humanista, pluralista y federal que propone el Partido Carlista por la v¨ªa de la autogesti¨®n global.
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