En defensa de Chillida
No hemos podido dejar sin respuesta una serie de indignados ataques contra Eduardo Chillida y su Sirena varada.
El ¨²ltimo de ellos corresponde al se?or Rafael Aracil (23-5-78), quien. deber¨ªa ver la Sirena varada en lugar de demostrar su ignorancia y su postura reaccionaria al rechaza a priori lo nuevo y diferente. Si lo hubiera hecho no se le habr¨ªa ocurrido la insensatez de recomendarle a Chillida ?que tome el cincel y el mazo y que quite la piedra que sobra y descubra la obra de arte escondida en su interior? (?) Por si no lo sabe, la escultura est¨¢ hecha de hormig¨®n armado, se ha construido utilizando una t¨¦cnica innovadora. A continuaci¨®n, este se?or da una definici¨®n del arte con la que pasa por alto, ignorantemente, los m¨¢s importantes movimientos culturales de los ¨²ltimos cincuenta a?os.
Lo que realmente les molesta a estos se?ores es que en el centro de Madrid haya un espacio concebido para el disfrute de los madrile?os, un lugar donde se rompe la agresividad de una ciudad ca¨®tica, donde una serie de formas se conjugan y dan respuesta al intento de deshumanizaci¨®n de Madrid. Temen que, los ciudadanos no tengamos por un momento la mente embotada y pensemos qqe nuestra ciudad podr¨ªa ser diferente, que la han convertido (ellos o personas como ellos). en este infierno para anularnos, que somos su materia viva y sus protagonistas. Prefieren que el ciudadano no se relaje ni distraiga, que no tenga nada que le sensibilice y le haga reflexionar y ponerse en movimiento para construir su ciudad.
Por eso nos quieren quitar el placer de lo bello y se oponen a que se haya arrebatado de las manos especuladoras un trozo de nuestra ciudad para nosotros, los ciudadanos.
Por ello, todos los obstinados alcaldes que se han negado a colgar la escultura de Eduardo Chillida con la excusa de que no les gustaba o de salvar al puente de Juan Bravo de la ruina, han sometido a este trozo de nuestra ciudad (que es de los m¨¢s nuestros) al m¨¢s brutal abandono.
De lo que se trata es de la lucha del pueblo de Madrid por construir y disfrutar su ciudad, y contemplar tambi¨¦n en sus calles las obras de nuestros artistas, contra la de un pu?ado de personas que nos quieren asfixiar inund¨¢ndonos de propaganda y de monstruos para hacer sus negocios.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.