La estructura de la actual pol¨ªtica establecida
Creo que el R¨¦gimen actual, pese a su escaso tiempo de existencia, posee ya una pol¨ªtica establecida. Ver cu¨¢les son sus m¨¢s importantes rasgos formales es el prop¨®sito del presente art¨ªculo.La caracter¨ªstica com¨²n a todas las democracias en los pa¨ªses industriales avanzados (por autodesarrollo o, como en Espa?a, por colonialismo econ¨®mico) es la nivelaci¨®n ideol¨®gica. Excluidos, por un extremo, los grupos de confesadas nostalgias franquistas y, por el otro, los de extrema izquierda extraparlamentaria, por lo general, y desgraciadamente, dogm¨¢tica y/o terrorista, los partidos que verdaderamente cuentan, los que se encuentran, bien en el Poder, bien haciendo oposici¨®n-oposicion es a ¨¦l, forman un espectro (no un fantasma: agrego esto para que no se me enfade mi amigo Gregorio) -que, como el solar, no tiene soluci¨®n de continuidad. Alianza Popular se solapa, por su izquierda, la neonata Acci¨®n Ciudadana Liberal, ¨¦sta con UCD, a cuyos votantes del 15 de junio se dirige particularmente, UCD y el PSOE :se disputan, cada vez m¨¢s, una misma clientela y, a la izquierda, hacen lo mismo el PSOE y el PC. ?Por qu¨¦ esta continuidad entre todos los partidos que aspiran al Poder? Porque la ¨¦poca de los partidos de militantes no dir¨¦ que haya pasado del todo, pero s¨ª que est¨¢ pasando. (Ser militante de un partido pol¨ªtico comienza a ser tan anacr¨®nico como ser ?militante? de la Iglesia Cat¨®lica. Seremos, los que lo seamos, cristianos pero ?miembros de la ?milicia cat¨®lica?, de ?la compa?¨ªa real que Jes¨²s con su nombre distingui¨®?? Ya, ni los jesuitas). El siglo XIX lo fue de los partidos de notables, y la primera parte del siglo XX, la de los partidos de masas militantes -comunistas, fascistas y, durante la Rep¨²blica, hasta milicias de Acci¨®n Popular- Este ¨²ltimo tercio de nuestro siglo es la ¨¦poca de los partidos electorales, de los catch-all parties, como dicen los americanos, partidos que se disputan los mismos votos. (Lo que, como acabamos de ver, pero mirando ahora las cosas desde el otro lado, ocurre con cada una de estas parejas, PC-PSOE, PSOE-UCD, UCD-Liberalismo, Liberalismo-AP). Jos¨¦ Vidal Beneyto, en unos buenos art¨ªculos publicados en EL PAIS -y que buscaban, quiz¨¢, una aproximaci¨®n a UCD, lo que no es ning¨²n delito- subray¨® esta ?voluntad transideol¨®gica? de los partidos actuales, de los cuales ?la versi¨®n primaria e infantil fue la ilustrada en Espa?a por Fern¨¢ndez de la Mora?.
Vistas as¨ª las cosas -y creo que es como, pragm¨¢ticamente, hay que verlas-, la fuerza de UCD radica en lo que, generalmente, se considera como su debilidad. Partido absolutamente fantasmal -ahora s¨ª, Gregorio-, sin historial alguno (pues el franquista originario de la mayor parte de sus miembros no es ya exhibible, aparte de que tal franquismo no era sino epid¨¦rmico: modo de hacer carrera unos j¨®venes poco escrupulosos); sin programa -ya escrib¨ª en otro art¨ªculo que ni lo tiene ni debe tenerlo-; sin ideolog¨ªa, porque en ¨¦l caben todas o casi, desde la cripto franquista hasta la socialdem¨®crata -es como un bazar en el que puede encontrarse lo que se quiera porque ?hay de todo, como en botica?Los miembros de UCD, todos con cargos, todos, sin dejar uno, pues no hay ni uno m¨¢s, y si lo hubiese se arbitrar¨ªa para ¨¦l una consejer¨ªa o secretar¨ªa m¨¢s con cargos en el Gobierno, en el partido, o en ambos aparatos, constituyen, a la vez, la m¨¢quina del Gobierno y, desde ¨¦l, la maquinaria electoral. Partido consistente en pura tecnoestructura que vegel a mim¨¦tico-parasitariamente a la sombra ideol¨®gica de los dem¨¢s, y pretende vivir del reclutamiento de los votos de los dem¨¢s. En UCD todo es seg¨²n del color del cristal con que quiera mirarse, pura imagen televisiva en todos los colores de la deinocracia y de la pseudodemocracia. ?Invento de UCD? No, UCD no da para tanto. Lo nuevo es haberlo conseguido no ya sin un De Gaulle, sin ni siquiera un Giscard, sin nadie, con un nombre desconocido y una imagen de la televisi¨®n.
?Qui¨¦n puede competir con un partido as¨ª? No creo en la viabilidad de un triunfo, logrado por la v¨ªa de la clarificaci¨®n, de una mayor¨ªa liberal-conservadora (pues los liberal-conservadores no dan para urla mayor¨ªa). Tampoco en las posibilidades de los viejos l¨ªderes que uno a uno, o por parejas, van jubil¨¢ndose: Gil Robles y Ruiz-Gim¨¦nez, Tierno, pronto y definitivamente, Areilza... Carrillo se mantiene aracias al viejo estilo, residual y disciplinario, de su partido, pero tambi¨¦n tendr¨¢ que dar paso a los j¨®venes. Despu¨¦s de la larga gerontocracia franquista, y con el ritual televisivo por medio, s¨®lo losj¨®venes pueden gobernar.
?El PSOE? Su suerte est¨¢ echada: luchar en el terreno de UCD y en la medida en que se vaya haciendo ?plausible?, es decir, laborista, aumentar sus posibilidades de gobierno, en coalici¨®n o en el two-party system. ?Es verdad, como dice la derecha, que UCD est¨¢ ?fascinada? por ¨¦l? No. Por lo que est¨¢ fascinada es por el Poder y por su mantenimiento en ¨¦l. El ?temor al colectivismo?, la amenaza del ?laicismo?, el adi¨®s a la ?escuela libre?, valen como espantajos -o pretextos- de la derecha, pero para nada m¨¢s. Y el que siga gobernando UCD en solitario o tenga que buscar coaliciones depende de que los representantes de sus diversas tendencias comprendan que, o se mantienen unidos en torno al Su¨¢rez de turno -que por el momento no es f¨¢cil de reemplazar, a¨²n empleando a fondo para ello la RTVE-, o, simplemente, desaparecen, para ser reemplazados por un PSOE para entonces laborista a punto.
Al llegar aqu¨ª yo pregunto a mi amigo Gregorio Peces-Barba si ver las cosas as¨ª, como, seg¨²n creo, realmente son, est¨¢ justificado que d¨¦ ?cierta sensaci¨®n de irresponsabilidad ?. El espacio o ?juego? que le quedar¨¢ al PSOE para su ?juego? pol¨ªtico, una vez llegado al Poder, ser¨¢ evidentemente modesto, porque tendr¨¢ que acomodarse a las verdaderas ?reglas de juego? que, como mostr¨¦ el ¨²ltimo d¨ªa, son anteriores a la Constituci¨®n que ahora se est¨¢ elaborando.
Y si esto es as¨ª, ?cada cual respetando su juego?, yo pienso que el ?juego? de la verdadera pol¨ªtica transcurre hoy en espacios extraparlamentarios. Por un lado, en despachos, pasillos y comedores reservados, con luz pero sin taqu¨ªgrafos, sin grabadoras. Por el otro, en la televisi¨®n, en la Prensa, en la Universidad, ruinosa y todo como est¨¢ -y tambi¨¦n, cuando llegue, en esa Universidad popular puesta bajo los auspicios de la Fundaci¨®n Pablo Iglesias, para la cual el PSOE, si me toma tal como soy, podr¨¢ contar conmigo-, entre los contrapuestos grupos de presi¨®n, sindicales, empresariales etc¨¦tera, Iglesia incluida, y en el mosaico de nacionalidades, regiones y provincias, y entre los diferentes colectivos de marginados, y al nivel de la gente de los barrios y de la vida cotidiana... La aut¨¦ntica oposici¨®n es, y ser¨¢ cada vez m¨¢s, oposici¨®n cultural (tambi¨¦n, por desgracia, anticultural) o, como la he llamado, filosof¨ªa como subversi¨®n. (T¨®mese la palabra ?filosof¨ªa? en el sentido, muy amplio, en el que, no s¨¦ si por la in fluencia de su uso americano, se emplea entre nosotros cada vez m¨¢s). Es decir, filosof¨ªa como m¨¦todo de transformaci¨®n cultural.
S¨ª, tiene raz¨®n Peces-Barba en que todos jugamos. La cuesti¨®n es a qu¨¦. Ellos, a la ?pol¨ªtica?, nosotros a la ?cultura?. A ver si alg¨²n d¨ªa nos encontramos juntos en esa ?universidad popular?.
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