Revelaciones sobre la vida de Somerset Maugham, un escritor m¨ªtico de este siglo
Somerset Maugham es, en efecto uno de los grandes escritores olvidados, uno de los best-sellers m¨¢s importantes que ha habido en la historia reciente de la literatura. Su larga vida -super¨® los noventa a?os de edad- y su obra ingente han ocultado aspectos de su biograf¨ªa que ahora han sido revelados por su sobrino Robin Maugham, un escritor brit¨¢nico que vivi¨® a?os en Espa?a. Las suyas son unas memorias ingenuas y divertidas en las que aparece la grandeza y la humildad de la vida cotidiana de un personaje a la vez recluido sociable.Somerset Maugham era un homosexual que reprimi¨® con humor sus inclinaciones naturales. Su tartamudeo cr¨®nico, su timidez y los temores que sus inclinaciones sexuales le infund¨ªan cuando estaba en contacto con un p¨²blico abundante, lo convirtieron en un ser irritable y secreto. Contrajo matrimonio para darle a su biograf¨ªa un componente heterosexual que en realidad era m¨ªnimo. No ocult¨® sus tendencias en privado, puesto que mantuvo a su lado a lo largo de gran parte de su vida a su secretario, Gerald Haxton, cuya presencia siempre le result¨® m¨¢s grata que la amistad que le proporcion¨® su esposa Syrie, de la que se separ¨® pronto y con la que vivi¨® las escenas cotidianas que le dan a su esp¨ªritu conservador y puritano un cierto aire de mezquindad de nuevo rico. Aire al que ella tampoco era ajena.
Era un hombre atormentado, obseso por la idea de la muerte. ??Sabes? -le dijo a su sobrino Robin en una ocasi¨®n, al final de su vida-. Estoy a las puertas de la muerte. El problema es que tengo miedo de llamar para que me abran.?
Y tambi¨¦n era un hombre atormentado porque su obsesi¨®n era la gloria -la gloria literaria, la gloria personal- y siempre crey¨® que la importancia y el dinero que logr¨® en vida no eran lo suficiente como para compensar sus deseos.
??Cu¨¢l es el recuerdo m¨¢s feliz de tu vida??, le pregunt¨® Robin Maugham en una ocasi¨®n. Somerset, autor de ¨¦xito, creador de una obra que no estaba mal -El filo de la navaja, De la bondad humana, El velo pintado-, visitador empedernido de los cen¨¢culos aristocr¨¢ticos de La Riviera, amigo de familias reales, y entre ellas de la nobleza espa?ola, y displicente ocupante de un viejo Rolls, contest¨® sin amargura pero con tartamudeo: ?No pu-puedo pensar en ning¨²n momento feliz de mi vida.? A los noventa a?os, aquella cara de ingl¨¦s educado en Francia, curtido por el servicio secreto de Gran Breta?a, y admirador de la belleza sutil y enemigo de la vulgaridad, mostraba una frustraci¨®n que era prof¨¦tica. Tras su muerte, la memoria de Maugham se ha difuminado.
En Gran Breta?a, este escritor silente ha resucitado ahora. Los brit¨¢nicos son maestros en la autobiograf¨ªa y el cotilleo de calidad. La obra de Robin Maugham es un buen ejemplo de que esa maestr¨ªa no la abandonan los anglosajones. Los veinte a?os de conversac lones con su t¨ªo Somerset le han dado a ¨¦ste la dimensi¨®n que su exilio en la Costa Azul le rob¨®.
Somerset Maugham era capaz de los mayores odios, pero disfrutaba junto a las personas que odiaba, a las que hac¨ªa v¨ªctimas de su iron¨ªa cruel y de su defe nsa impertinente. El autor de tantos libros parec¨ªa siempre ocultar, como un cangrejo venenoso (la expresi¨®n es de su sobrino), alg¨²n secreto radical.
El secreto, en muchos casos, era su inclinaci¨®n homosexual, que si por una parte le produjo la satisfacci¨®n de tener un compa?ero inseparable, que super¨® con alcohol el malhumor permanente del novelista, por otro lado le aport¨® algo esencial: los personajes, los argumentos de su obra. Haxton era el encargado de buscar entre las escenas que viv¨ªan ambos a aquellas figuras que podr¨ªan servir de tema para los escritos del maestro. Mientras el secretario hallaba los argumentos, Maughan esperaba en la sala, silencioso y apesadumbrado, el hombre m¨¢s triste del mundo. Al final de su vida, ninguna de aquellas historias le lleg¨® a interesar, ninguna ten¨ªa importancia: la muerte era lo ¨²nico que dominaba su mente, como un deseo y como un rechazo. Su mejor novela, en realidad, estaba formada por las contradicciones de su vida. Su sobrino ha recogido, usando un curioso sistema de watergate familiar, lo que Somerset Maugham no se atrevi¨® a descubrir. Robin no ha escrito la novela que Somerset Maugham hubiera elaborado, pero ha hecho la historia de la frustraci¨®n de una vida que a los ojos de sus contempor¨¢neos parec¨ªa plena y de color de rosa.
El autor de tantos libros ?hubiera preferido no escribir ni una sola l¨ªnea a lo largo de su vida.? La literatura ?no me ha aportado otra cosa que miseria. Cualquiera que me haya conocido bien ha terminado odi¨¢ndome. Toda mi existencia ha sido un fracaso?. Desde 1965, la fecha de su muerte, una fama que fue legendaria se ha extinguido.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.