La segunda fase y un cortejo
La cuesti¨®n de la colocaci¨®n definitiva de las selecciones de Austria y Brasil como soluci¨®n del fenecido tercer grupo ha sido resuelta conforme a las conveniencias de la segunda. La anfibolog¨ªa reglamentarla era patente y contradictoria. Para el segundo puesto (por ejemplo, si hubiese sucedido entre Espa?a y Brasil) no hab¨ªa duda; para el primero, un art¨ªculo determinaba el sorteo. Y como no era caso de poner a discutir a una hueste de jurisperitos en barullos reglamentarlos del f¨²tbol, que los hay a todas las escalas y todos los niveles, se han atenido al hecho de que Austria no objetaba el primer puesto y Brasil prefer¨ªa el segundo. ?Humildad? ?El consejo cervantino al hijo del caballero del Verde Gab¨¢n para que aceptase siempre el segundo puesto en lasjustas po¨¦ticas, ya que el primero se deb¨ªa al favor y en el segundo entraba ya por completo el m¨¦rito? ?Vaya uno a saber!M¨¢s cierto parece que el f¨²tbol brasile?o, pachucho, sab¨ªa que ganar¨ªa poco metido en un grupo en donde est¨¢, m¨¢s o menos, el f¨²tbol m¨¢s fuerte de Europa. Si el buen ¨¦xito de su gira de abril y mayo le han hecho pensar de otra manera y a lo americano, o sea a lo conocido, se ha atenido pensando en que saldr¨ªa mejor librada ante selecciones compadres en tantos torneos. Los organizadores no han puesto pegas, ?para qu¨¦ sortear. si los que iban a entrar en el saco ya est¨¢n de acuerdo. para que pongan malas caras? Adem¨¢s, no hay que olvidar que lo que plazca a la selecci¨®n de Brasil, placer¨¢, en definitiva, al presidente Havelange. O viceversa.
Ya est¨¢n, pues, hechos los grupos, y como dir¨ªa un ?croupier? con el sonsonete que ahora comenzar¨¢n a o¨ªr los felices oidos, peninsulares, les jeux son faits y rien ne va plus, ante tapetes verdes como los c¨¦spedes argentinos del Mundial. Este va a servir, por una parte, casi como una oficiosa fase linal de Eurocopa intercalada entre las del 76,7 del ochenta, en la que Polonia, que pod¨ªa llamarse a la parte, est¨¢ excluida. Va a dar partidos que son como grandes pel¨ªculas en los festivales del ramo, premiadas ya como el Italia-Alemania, que casi siempre ha tenido color italiano, aun en los momentos del ¨¦xito germano de los cinco o seis a?os pasados, pero que ahora en Argentina se presenta bajo distinto signo en el pron¨®stico, hasta donde ¨¦stos pueden valer. Existe un Alemania-Holanda que repite nada menos que la final mundial pasada, con alguna rebaja debida a los ausentes, Gerd Muller, Johan Cruyff y Frantz Beckenbauer, por ejemplo, y un Italia-Holanda tampoco es desde?able. Los partidos de Austria, tantos a?os ausente de los primeros rangos del f¨²tbol europeo, se presentan sin historia, pero con el aliciente de ver lo que da de s¨ª en la hora de la verdad el f¨²tbol que al derecho y al rev¨¦s mand¨® al espa?ol al perojo.
En el grupo de enfrente, las viejas pugnas del f¨²tbol suramericano se pueden revitalizar. En primer t¨¦rmino, el Argentina-Brasil, de tanta y hasta tumultuosa historia, que ahora se va a encarar con ventaja para los organizadores, seg¨²n las prestaciones de ambos en este Mundial, pero nunca se sabe con estos eternos rivales de Suram¨¦rica, que pocas veces han condescendido al amistoso y se han enfrentado en campeonato habitualmente. Luego se ver¨¢ hasta d¨®nde le dura la cuerda a la selecci¨®n peruana en sus veteranos del setenta y que nos traen los m¨¢s j¨®venes del cuadro que les acompa?an. Polonia estar¨¢ en principio como gallina en corral ajeno, pero puede aprovecharse precisamente de su estilo europeo, que contradice al de sus contrarios. Es un arma de dos filos, pero puede servir para convertirse de gallina en gallito.
El f¨²tbol espa?ol no tiene nada que decir ya en Argentina. Ahora es el momento de decir sus mentiras en Espa?a, desde que pongan el pie en Barajas. O sus amargas verdades, tal vez, aunque lo dudo. En fin, ya viene el cortejo, ya se oyen sus claros clarines, etc¨¦tera.
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