Espa?a es el cuarto pa¨ªs alcoh¨®lico del mundo
Las declaraciones del doctor Grisolia, recogidas en el ¨²ltimo n¨²mero de la revista Tribuna M¨¦dica, se?alan la existencia masiva de una enfermedad temible. En el campo org¨¢nico la alteraci¨®n m¨¢s grave a la que puede conducir el alcoholismo es la cirrosis hep¨¢tica. Se trata de una grave enfermedad cuya g¨¦nesis en profundidad no est¨¢ a¨²n muy esclarecida. Puede ser producida por varias causas -infecciones, hepatitis, intoxicaciones y enfermedades vasculares-. El alcoholismo es una de ellas. El da?o producido en las c¨¦lulas del h¨ªgado puede hacerlas sucumbir. Si el h¨ªgado empieza a funcionar mal, todos los procesos del metabolismo quedan alterados, ya que la funci¨®n general de limpieza de t¨®xicos que realiza este ¨®rgano queda seriamente lesionada. Adem¨¢s de ello, la fibrosis ocasionada dificulta la circulaci¨®n normal de la sangre, provocando hemorragias digestivas e hinchaz¨®n del abdomen y los miembros inferiores.Pero, independientemente de este proceso de destrucci¨®n org¨¢nica que supone el alcoholismo, esto es algo profundamente ligado a la vida an¨ªmica, siendo ¨¦sta la raz¨®n por la que suelen fallar los tratamientos que se efect¨²an al margen de un tratamiento general de la afectividad. Entender en profundidad el alcoholismo supone entender esa afectividad, ese funcionamiento general del ser humano en sus sentimientos y comportamiento.
Las personas empiezan a beber y necesitan hacerlo por los m¨¢s diversos motivos, igual que dejan de hacerlo o disminuyen el h¨¢bito por otras causas, todas ellas susceptibles de ser estudiadas a la luz de la psicolog¨ªa de las profundidades desde una perspectiva no meramente organicista. ?Yo empec¨¦ a beber cuando ten¨ªa quince a?os Ahora tengo treinta. Me sent¨ªa desequilibrado a todos los niveles, religioso, emotivo ... ? As¨ª empieza su narraci¨®n a EL PA?S un alcoh¨®lico de ida y vuelta, una persona que casi lleg¨® hasta el final y, sin embargo, regres¨®. G. A. prosigue su narraci¨®n: ?Hacia los veintid¨®s a?os, siete a?os despu¨¦s de empezar, llegu¨¦ al m¨¢ximo. Intent¨¦ destruirme por todos los medios. Pero hubo algo que lo impidi¨®: quer¨ªa seguir viviendo. La mayor angustia entra cuando crees a ciencia cierta que no puedes salir ya de ese estado. Esa es la fase previa del delirium tremens. Es en esa fase cuando uno tiene necesidad de suicidarse, y ese ha sido el momento en que m¨¢s cercano he estado de hacerlo.?
La aparici¨®n, pues, del comportamiento alcoh¨®lico siempre tiene alguna relaci¨®n con los momentos afectivos que la persona alcoh¨®lica est¨¢ atravesando. Unos empiezan a beber para destruirse del todo. Otros, a veces, para empezar a vivir. El esquizoide intenta, a trav¨¦s del alcohol, resolver el problema de su desintegraci¨®n interna: ?Me sent¨ªa partido -prosigue G. A.- entre lo que sent¨ªa y lo que quer¨ªa. Cuando empezaba a beber sent¨ªa que anulaba mi voluntad, con lo cual hac¨ªa lo que sent¨ªa, ya hab¨ªa dos cosas de acuerdo: el acto y el sentimiento.? Esto indica que el alcohol es un intento de b¨²squeda de la unidad interna rota. Otras personas, sin embargo, beben desde un comportamiento neur¨®tico: ?Yo cuando bebo me siento menos reprimido -dice A. L.-. Expreso mis sentimientos con m¨¢s espontaneidad y hago las cosas que de verdad siento, esas que no me atrevo a hacer sin alcohol: llamar a la gente que quiero, hablar claro en mi empresa y mi partido pol¨ªtico, entregarme al amor, manifestar la agresividad que otras veces me guardo.? Aqu¨ª el alcohol es un intento de desrepresi¨®n, de desafiar o burlar a ese super-yo que habitualmente nos Impide ser espont¨¢neos.? Mara?¨®n escribi¨® en cierta ocasi¨®n que grandes decisiones de muchos hombres hab¨ªan sido tomadas gracias a una copa de alcohol: declararse a un amor, dar un paso dif¨ªcil, asumir un riesgo.
El alcohol se emplea, pues, como una ayuda, una especie de autoterapia, m¨¢s o menos equivocada, para conseguir los objetivos emocionales m¨¢s diversos. Lo que sucede es que unas veces ese intento de autocuraci¨®n conduce a la muerte irreversible y otras al abandono del comportamiento alcoh¨®lico. Ese es el caso de G. A. ?Dej¨¦ de beber -concluye- gracias a una ayuda afectiva muy intensa a la que me entregu¨¦ con una confianza sin l¨ªmites. Eso es lo ¨²nico que puede salvarte, puesto que en esos momentos tu voluntad es completamente nula. Conoc¨ª a una persona en la que encontr¨¦ eso, y mi vida cambi¨®.? Esta es la ra¨ªz profunda de los tratamientos m¨¢s avanzados. Puede ser un enamoramiento. ?No lo pude encontrar en los psic¨®logos baratos, sino en una persona del sexo opuesto?, dice G. A. O puede ser una relaci¨®n en profundidad de tipo psicoanal¨ªtico o con una asociaci¨®n de ex alcoh¨®licos. Pero la soluci¨®n a los problemas afectivos es afectiva. Y el alcoholismo es un problema afectivo. Las profundas relaciones personales, el amor, se muestra como la ¨²nica terapia v¨¢lida. Y no suele ser precisamente ese el comportamiento habitual ante el alcoh¨®lico.
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