Triunfo de la derecha en las elecciones peruanas
Si los militares que actualmente gobiernan Per¨² actuaran en consecuencia con los resultados de las elecciones del pasado domingo, ma?ana mismo deber¨ªan regresar a sus cuarteles. Esta es, sin duda, la conclusi¨®n m¨¢s meridiana de los comicios, en los que cinco millones de peruanos han elegido a las cien personas encargadas de redactar la nueva Constituci¨®n del pa¨ªs antes de las elecciones presidenciales de 1980.
ENVIADO ESPECIAL, Las dos sorpresas de la jornada electoral despojan a la anterior afirmaci¨®n de cualquier aventurerismo. Esas sorpresas son el alto n¨²mero de votos obtenidos por el Partido Popular Cristiano (que casi se empareja con el APRA de V¨ªctor R. Haya de la Torre, incuestionablemente la primera fuerza pol¨ªtica del pa¨ªs) y el despegue, en el espectro de la izquierda, del Frente Obrero Campesino Estudiantil y Popular (FOCEP), que ha recibido un sorprendente aluvi¨®n de sufragios.El PPC es el partido de derechas que con m¨¢s claridad e insistencia ha pedido una inmediata soluci¨®n civil al complicado problema peruano. Y en la capital (Lima) ha obtenido muchos m¨¢s votos que el APRA, grupo al que se atribuyen pactos con el Gobierno militar del general Morales Berm¨²dez.
El FOCEP, por su parte, es un grupo de la izquierda marxista, dirigido por un antiguo guerrillero, Hugo Blanco, hoy deportado por el Gobierno militar. Los resultados conocidos hasta ahora le sit¨²an como la tercera fuerza pol¨ªtica peruana, inmediatamente despu¨¦s de los dos grandes partidos de derecha. El antimilitarismo del FOCEP es tan ferviente como el del PPC, aunque, por supuesto, desde muy distintos planteamientos.
Peso de la izquierda
De estos dos fen¨®menos se infieren, pues, conclusiones innegables: la mayor¨ªa del pa¨ªs ha votado a la derecha pero son muchos m¨¢s los peruanos de derecha e izquierda a los que repugna la actual situaci¨®n militar que los que la aplauden. Y, en segundo t¨¦rmino, la izquierda marxista tiene en Per¨² un peso y una influencia muy notables. T¨¦ngase en cuenta que los seis partidos izquierdistas han acaparado m¨¢s del 30 % de los sufragios. El otro 70 % restante se lo reparten el APRA y el PPC. Este es el resumen m¨¢s rotundo de la situaci¨®n, despu¨¦s de la consulta.
Y esta es tambi¨¦n la inevitable base de partida para cualquier hip¨®tesis que se elabore sobre el futuro pol¨ªtico peruano. Los militares saben ya que no gozan de la simpat¨ªa popular y los integrantes de la reci¨¦n elegida Asamblea Constituyente son conscientes de que la carta magna que han de redactar deber¨¢ recoger las aspiraciones de ese 30 % de peruanos que han votado a la izquierda.
Se habla en Lima de que el general Morales Berm¨²dez tiene el proyecto de formar un nuevo Gobierno que, de alguna manera, refleje el resultado electoral. Se hace dif¨ªcil pensar, empero, en un Consejo de Ministros en el que participe, por ejemplo, el dirigente del Partido Socialista Revolucionario (PSR), general retirado Le¨®nidas Rodr¨ªguez, cuando la misma ma?ana de los comicios tuvo que sufrir la brutal acci¨®n de la polic¨ªa secreta peruana, que le detuvo a la salida del colegio electoral donde hab¨ªa depositado su voto. El PSR es, seg¨²n los resultados de los comicios, la cuarta fuerza pol¨ªtica de Per¨². En un Gobierno hecho de acuerdo con las elecciones del domingo, el general Rodr¨ªguez, fiel heredero de las doctrinas velasquistas, ser¨ªa un incuestionable ministro.
Precisamente la detenci¨®n de Le¨®nidas Rodr¨ªguez fue el ¨²nico inciente de importancia registrado durante la jornada electoral.
Con una orden de detenci¨®n y deportaci¨®n pesando sobre ¨¦l, Le¨®nidas Rodr¨ªguez consigui¨® evadir la persecuci¨®n policial. Tras dos espectaculares apariciones p¨²blicas, el domingo acudi¨® a la sede ,del Jurado Nacional de Elecciones para solicitar garant¨ªas, que obtuvo, del m¨¢ximo organismo electoral de que podr¨ªa ejercer su derecho de voto.
Detenci¨®n de Le¨®nidas Rodr¨ªguez
Despu¨¦s de votar en un colegio de religiosas y de declarar a m¨¢s de cuarenta periodistas que lo acompa?aban que ?tem¨ªa seriamente por su integridad f¨ªsica?., el general Rodr¨ªguez fue rodeado de polic¨ªas secretos que, a empellones y golpes, lograron introducir al general en un autom¨®vil, en una dram¨¢tica escena. Le¨®nidas Rodriguez, miembro electo de la Asamblea Constituyente, fue internado en Arequipa y posteriormente deportado a Argentina. Todos los partidos protestaron en¨¦rgicamente por este hecho: el Jurado Nacional de Elecciones elev¨® al ministro del Interior un escrito recerd¨¢ndole una norma constitucional que impide durante el d¨ªa de las votaciones la, detenci¨®n de cualquier candidato. El calificativo m¨¢s un¨¢nime con respecto a la detenci¨®n del general fue el de ?torpeza?. En efecto, quienes fuimos testigos directos, de tan pat¨¦tico episodio no recordamos haber asistido a una demostraci¨®n tan torpe y est¨²pida de abierto desprecio a las m¨¢s elementales normas de la democracia. Una democracia que, precisamente, es la que han prometido devolver a Per¨² quienes ordenaron la detenci¨®n del general Rodr¨ªguez.
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