La cultura, falseada

El ministro de Cultura, contestando a un diputado socialista sobre la pregunta referente a la necesidad de solucionar urgentemente el progresivo deterioro de las pinturas de las cuevas de Altamira, ha afirmado que el problema ya est¨¢ solucionado, pues se va a construir una r¨¦plica de las mismas para atraer el turismo y evitar el deteriorio de las genuinas. Y he aqu¨ª lo asombroso: uno y otro se han quedado tan satisfechos.El modo de proceder, si bien parlamentariamente es correcto, constituye un enga?o a los anhelos culturales del pueblo, tanto la respuesta del ministro como la satisfacci¨®n del diputado por la contestaci¨®n a su pregunta, originariamente bien intencionada.

Es jocoso y buf¨®n el suponer que el problema se soluciona simplemente cerrando las cuevas de Altamira, es decir, privando de la herencia art¨ªstica genuina, y es una burla el ofrecer una r¨¦plica de las mismas cuya ¨²nica intenci¨®n, seg¨²n palabras del ministro, es ?atraer al turismo?.

Ambos -el ministro y el diputado- demuestran ignorar que la cultura es el conjunto organizado de respuestas adquiridas y valores asimilados, dado que en ning¨²n momento una simulaci¨®n puede constituir una respuesta adquirida y en ning¨²n caso el cierre de las cuevas constituye un valor asimilado. La ignorancia de ambos demuestra ser tal que si es cierto que las condiciones t¨¦rmicas de la cueva son alteradas por el continuo transitar del p¨²blico, con lo que se perjudica a las pinturas, cierto es tambi¨¦n que en esta ¨¦poca de soluciones t¨¦cnicas dichos efectos pueden perfectamente (ejemplos hay en el mundo) ser evitados. Y ello ahorrando el coste enorme de una reproducci¨®n. Y falta a la sinceridad que merecen las personas (pues no se puede permitir canalizar una corriente tur¨ªstica cultural para visitar un fraude); y, sobre todo, el ser irreales ante la sensibiEdad de lo que nuestro acervo cultural significa y que siempre es ajeno y debe serlo de las ambiciones de aplausos o reelecciones.