"La econom¨ªa debe crecer al cuatro por ciento y la inversion al seis"
Pregunta. El Ministerio de Industria elabora en estos momentos un programa de actuaci¨®n en materia de pol¨ªtica industrial. ?Qu¨¦ criterios esenciales lo animan?Respuesta. Se encuentra en fase de elaboraci¨®n un documento-marco de pol¨ªtica industrial, aunque no puede decirse, en modo alguno, que se hayan alcanzado conclusiones definitivas. Bajo mi punto de vista, m¨¢s que un plan de medidas concretas, lo que la pol¨ªtica industrial precisa son unas directrices esenciales, a partir de las cuales nos sea dado acometer actuaciones espec¨ªficas. Hay que tender a variar los mecanismos y modos de intervenci¨®n del Estado, pasando de la intervenci¨®n nacional sindicalista a la creaci¨®n de sistemas econ¨®micos, como paso previo a la conformaci¨®n de un nuevo sistema social. Por otra parte, la pol¨ªtica industrial debe llegar a conformar incluso la pol¨ªtica econ¨®mica, remont¨¢ndose respecto a su actual papel. La pol¨ªtica industrial necesita de, y debe ensamblarse con la pol¨ªtica fiscal, crediticia cambiaria y comercial. No hay que olvidar que la industria es el sector sobre el que pivota la econom¨ªa y aquel en el que se pueden producir los mecanismos de ajuste. Tambi¨¦n es la industria el sector esencial desde el que transferir al exterior los recursos que, hasta un 5% del PIB (producto interior bruto), es preciso exportar por el encarecimiento de los precios energ¨¦ticos. Su ¨²nico objetivo es alcanzar t¨¦cnicamente la mejor asignaci¨®n social y territorial de los excedentes, porque los juicios de valor en cuanto a distribuci¨®n deben venir dados por los representantes del pueblo; es decir, el Parlamento.
P. Precisamente por la existencia de esa crisis parece surgir la necesidad de una m¨¢s urgente definici¨®n de pol¨ªticas sectoriales. Pero ?cu¨¢l es el verdadero origen de la crisis mundial?
R. La crisis econ¨®mica se ven¨ªa incubando desde el inicio de la d¨¦cada de los setenta, cuando los pa¨ªses industrializados fueron agotando sus reservas de mano de obra, incluyendo la emigraci¨®n; se increment¨® la liquidez internacional y las leg¨ªtimas ansias de bienestar creciente de las generaciones m¨¢s j¨®venes, nacidas en la posguerra, fueron presionados al alza los precios. Ante esta situaci¨®n, los dirigentes de los pa¨ªses industrializados intentaron la adopci¨®n de medidas t¨ªpicamente keynesianas, de manejo de la demanda, que resultaron cada vez m¨¢s ineficientes, porque eran simples medidas de coyuntura y lo que se estaba planteando era el agotamiento de. todo un ciclo estructural. En este contexto se produce finalmente la crisis energ¨¦tica derivada del alza de los precios del petr¨®leo. Este factor, frecuentemente socorrido, no fue sino el remate del proceso de crisis que ya viv¨ªan las econom¨ªas industrializadas; nunca la causa original.
P. Dentro de esta situaci¨®n mundial, ?cu¨¢l fue y es el papel de Espa?a?
R. Espa?a pas¨® tres a?os sin reaccionar. Oficialmente, hasta julio de 1977 Espa?a no se enter¨® de que hab¨ªan sido dram¨¢ticamente incrementados los precios de los productos petrol¨ªferos. Como resultado de esta actitud, este pa¨ªs se ha encontrado con un problema doble: una distorsi¨®n de costes relativos de factores de producci¨®n y una inflaci¨®n de costes, ya planteada en el a?o 1975, cuando se produjo una radical reasignaci¨®n de rentas desde el capital al trabajo, y una necesidad apremiante de transferir al exterior parte de sus recursos, cifrada en un 5% aproximado del PIB. Dicho de otro modo, ese impuesto que Oriente Pr¨®ximo impuso a Espa?a ten¨ªa que repartirse. Pero la insolidaridad social del pasado verano forz¨® la introducc¨ª¨®n de unas medidas de manejo de la demanda, porque los ahorradores-capitalistas, los trabajadores-consumidores y el sector p¨²blico no se pusieron de acuerdo para repartirse el 5% ese que se?alaba. Frente a esta insolidaridad se plante¨® una pol¨ªtica de demanda indiscriminada que, por otra parte, no dio la suficiente importancia a las relaciones existentes entre los sectores interior y exterior, pensando que la debilidad de la peseta era un hecho estructural -y no coyuntural- fruto de las presiones intensas a que estaba sometida en los mercados internacionales.
P. ?Qu¨¦ alternativa puede ofrecerse a esta pol¨ªtica, en estos precisos momentos?
R. La alternativa que se propone conlleva, en primer lugar, la aceptaci¨®n plena de la pol¨ªtica desarrollada hasta ahora. No se trata de desmatelar el programa econ¨®mico del pasado verano, sino de hacerlo avanzar un paso m¨¢s, introduciendo una pol¨ªtica de oferta, que es m¨¢s discriminada, m¨¢s microecon¨®rnica, m¨¢s a nivel del individuo y m¨¢s complicada. Esta pol¨ªtica requiere, obviamente, una negociaci¨®n a nivel de la empresa. La empresa constituye el n¨²cleo ¨²ltimo de asignaci¨®n de recursos, de distribuci¨®n del excedente, donde se puede incluso generar ese excedente para trasladarlo al exterior.
P. En definitiva se trata, al parecer, de desarrollar un plan industrial de reasignaci¨®n del gasto. ?C¨®mo se podr¨ªa llevar a cabo?
R. Efectivamente. Un d¨¦ficit de balanza de pagos -que es un fen¨®meno monetario- es, por definici¨®n, la diferencia entre renta nacional y gasto total, compuesto a su vez por consumo e inversi¨®n en los sectores p¨²blico y privado. Para reducir los d¨¦ficit se puede disminuir la renta, que es lo que hizo el plan de julio, o resignar el gasto, que es lo que yo creo corresponde hacer en estos momentos, aunque sea m¨¢s complicado. Ello debe producirse mediante una reestructuraci¨®n de los costes relativos del trabajo, del capital y la energ¨ªa. Desde 1970 a 1974, se produjo un aumento continuado de la renta, con disminuci¨®n del desempleo, pero desde 1974 a aqu¨ª ha ocurrido exactamente al contrario, con la particularidad de que este a?o el desempleo todav¨ªa seguir¨¢ aumentando m¨¢s. A partir de ahora, podemos elegir, seg¨²n la relaci¨®n que prospere entre costes del capital y del trabajo, por una senda de renta creciente y desempleo igualmente en aumento, o de renta creciente y reducci¨®n del desempleo, siempre que se logre un descenso en los costes para el inversor. Ello no quiere decir que haya que pagar menos al trabajo, sino al contrario. Habr¨¢ que pagar m¨¢s, aunque s¨®lo sea para mantener el consumo. Para que baje esa relaci¨®n de costes relativos, se debe actuar sobre los de la Seguridad Social, reduciendo la cuant¨ªa que paga la empresa. Al mismo tiempo incrementar la movilidad de los factores de la producci¨®n, en sentido de que la gente pueda cambiar de trabajo y las empresas puedan cambiar de actividad y territorio. Y, finalmente. lograr un incremento de la productividad. Todo esto requiere una negociaci¨®n entre trabajo y capital, que se puede producir incluso a nivel de beneficios, ya que ¨¦stos son extraordinariamente sensibles a la evoluci¨®n de los niveles de productividad. Todo ello, planteado a niveles macroecon¨®micos significa que es necesario transferir mayor parte del excedente a la inversi¨®n, en lugar de al consumo. Con este planteamiento, entiendo que pueden afrontarse las necesidades de crecimiento que el pa¨ªs tiene. Ya se ha dicho que para no incrementar la tasa de parados se hace necesario crecer a ritmos del 4 % anuales, lo,que obligar¨ªa a las inversiones a crecer al 6 %; algo que no puede lograrse si no se destina m¨¢s al ahorro que en estos momentos.
P. Pero estas tasas de crecimiento se est¨¢n demostrando inalcanzables en todos los pa¨ªses occidentales, en el momento presente...
R. Nosotros deberemos conseguirla, porque obviamente carecemos de alternativa. Pero, adem¨¢s, es que seguimos a pesar de todo contando con una ventaja comparativa muy importante: nuestra exportaci¨®n es s¨®lo el 8 % del PIB, mientras que la RF de Alemania .vende al exterior el 22 % de su PlB, porcentaje que alcanzan la mayor¨ªa de los pa¨ªses de la CEE. Tenemos en la exportaci¨®n un potencial todav¨ªa no desarrollado, porque lo cierto es que Espa?a apenas ha utilizado sus posibilidades exportadoras. Finalmente, considero que la entrada en la CEE ser¨¢ un importante catalizador para coadyuvar el desarrollo de la actividad exportadora.
P. ?Es adecuada la estructura industrial espa?ola para desarrollar un planteamiento de futuro de este tipo?
R. Yo creo que es capaz de afrontarlo y, en cualquier caso, debe hacerlo, porque no hay otra alternativa. La sociedad debe asumir el riesgo que todo ello comporta si quiere recuperar la senda del crecimiento. Habr¨¢, no obstante, que actuar en determinados sectores. Esencialmente, habr¨¢ que potericiar el desarrollo de sectores que generen trabajo y usen avanzada tecnolog¨ªa. Tales como inform¨¢tica, electr¨®nica y alg¨²n otro que precisamente son los recomendados por un estudio reciente del Banco Mundial para nuestro grado de desarrollo.
P. Pero ¨¦stos son los sectores pr¨¢cticamente colonizados por las multinacionales y las experiencias europeas en ellos no han sido excesivamente afortunadas.
R. Pero debemos empezar ahora o nunca. No se trata de competir con esas grandes compa?¨ªas, sino de reducir las dependencias actuales; en estos momentos, no m¨¢s all¨¢ de cinco personas saben construir un ordenador en Espa?a. Tambi¨¦n impera n las multinacionales en los autom¨®viles y, en cambio, tenemos en Espa?a buenos t¨¦cnicos en mec¨¢nica, repartidos por talleres de toda la geografia peninsular, y la primera empresa exportadora f¨¢brica autom¨®viles. Es cierto que hemos empezado muy tarde, pero cuanto m¨¢s tarde sea, en peor situacion nos encontraremos. Otro sector en el que podemos desarrollarnos es la industria derivada de los productos agr¨ªcolas. Espa?a
podr¨ªa dar una sorpresa en el hipot¨¦tico caso de que se alcanzara la tan cacareada escasez mundial de alimentos. S¨¦ que este campo tambi¨¦n est¨¢ invadido por las multinacicinales, pero creo que Espa?a debe alcanzar un camino de cooperaci¨®n con ellas, para luego buscar una independizaci¨®n progresiva. A m¨ª no me parece haya otra alternativa que las multinacionales que contribuyan al inter¨¦s nacional.
P. ?Y el criterio para los sectores b¨¢sicos? ?Deben ser exclusivamente autoabastecedores?
R. Deben ser autoabastecedo¨ªes al menor coste. Lo importante es no incrementar la capacidad demasiado pronto, introduciendo las innovaciones que reduzcan costos. En s¨ªntesis, hay que mantener la estructura de la industria b¨¢sica en condiciones m¨¢s competitivas, potenciar y tecni icar la gesti¨®n de la peque?a y mediana empresa, y desarrollar sectores de tecnolog¨ªa de punta, como los citados anteriormente.
P. ?Es prioritario emprender una pol¨ªtica de, reequilibrio territorial en Espa?a?
R. Creo sinceramente que no es la prioridad esencial del pa¨ªs. Considero que se producir¨¢ en base a un planteamiento de solidaridad interregional necesario e imprescindible. Lo que s¨ª me parece conveniente es aprovechar las econom¨ªas regionales que ofrecen mejor informaci¨®n y accesibilidad. Lo que no tiene sentido es crear sobrecapacidades regionales a partir de planteamientos aut¨¢rquicos. Debemos evitar situaciones como la de Yugoslavia, donde cada Rep¨²blica desea contar con dotaciones de industrias b¨¢sicas y de infraestructura. Lo que debe hacerse es equilibrar producciones y capacidades a nivel regional, sin pretender aprovechar mercados, en el mismo sentido del esfuerzo nac ional por arnpliar los mercados exteriores.
P. Y, finalmente, ?c¨®mo soportar¨¢ la industria espa?ola el ingreso en la CEE?
R. Creo que muy bien. De hecho es un importante reto en el futuro, al que no podemos ni debemos renunciar. Los efectos no ser¨¢n excesivamente traum¨¢ticos, por cuanto el desarme arancelario no supone transformaciones radicales. El arancel medio ponderado para productos industriales frente a la CEE es, en estos momentos del 6%. Lo importante no es saber qu¨¦ pasar¨¢ en el momento de ingresar en la CEE, sino qu¨¦ pasar¨¢ con la econom¨ªa espa?ola de aqu¨ª a su entrada en la Europa comunitaria. Esto es lo realmente importante.
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