Graves tensiones en el sector de la motocicleta
El sector de la motocicleta est¨¢ atravesando un momento cr¨ªtico. La posible entrada en nuestro pa¨ªs de las motos japonesas ha puesto en evidencia grandes tensiones entre los distintos fabricantes espa?oles, a los que hay que unir a un importador que es el que ha desencadenado la actual situaci¨®n conflictiva.
Todo empez¨® cuando, hace ahora aproximadamente a?o y medio, el importador en Espa?a de las marcas BMW -coches y motos-, Porsche y algunas otras, introduc¨ªa en nuestro pa¨ªs una partida de motos japonesas de la marca Kawasaki, argumentando que estaban fabricadas en Estados Unidos. Como se sabe, el cupo de importaci¨®n de motocicletas japonesas est¨¢ totalmente cerrado -por acuerdos globales de rango superior-, mientras que el del resto del mundo est¨¢ liberalizado.
Reacci¨®n
Ante la irrupci¨®n en el mercado nacional de motos que pod¨ªan hacer fuerte competencia a los productos nacionales, Sermoto, agrupaci¨®n que re¨²ne a los fabricantes espa?oles, comenz¨® una lucha frente a la Administraci¨®n para paralizar estas importaciones. Su argumento consist¨ªa en que las motos Kawasaki que se importaban en Espa?a no estaban realmente fabricadas en Estados Unidos, sino en Jap¨®n, en contra de lo que aduc¨ªa el importador para introduc¨ªrlas en nuestro mercado. Kawasaki -siempre seg¨²n Sermoto- no tiene f¨¢brica en Estados Unidos, sino un gran almac¨¦n de repuestos, en el- que se montan algunas piezas de las m¨¢quinas que entran en aquel pa¨ªs. Y que, por lo tanto, su entrada en Espa?a era ilegal, adem¨¢s de perjudicar gravemente a la industria nacional.Las presiones de Sermoto hicieron su efecto, y el ministerio termin¨® por detener la importaci¨®n, dejando detenidas en la aduana cerca de setecientas motos que el citado importador pretend¨ªa a?adir a las 1.500 -aproximadamente- que habr¨¢ vendido en Espa?a en ¨¦ste per¨ªodo de tiempo.
Pero, lo m¨¢s curioso es que, mientras se frenaba la entrada de estas motos debido a las presiones de los fabricantes espa?oles, varios de ellos se pon¨ªan en contacto con las grandes marcas japonesas. As¨ª, Sanglas contactaba con Yamaha, con objeto de importar motores para luego montarlos en chasis de su propia fabricaci¨®n. Este proyecto era inmediatamente contestado por Sermoto, merced a la acci¨®n de Derbi, que tiene colocado a uno de sus hombres en los puestos de responsabilidad de la agrupaci¨®n.
Sin embargo, mientras Derbi se opon¨ªa con fuerza a la asociaci¨®n Sanglas-Yamaha, ella misma contactaba con Kawasaki, con el fin de realizar la misma operaci¨®n a la que se opon¨ªa, operaci¨®n que, ahora, ha sido conocida al airear la- correspondencia entre Derbi y Kawasaki, el actual importador -perjudicado por la detenci¨®n de la importaci¨®n que, a su vez, hab¨ªa recibido la citada correspondencia de Jap¨®n-, con el fin de complicar a¨²n m¨¢s la situaci¨®n y poner en entredicho al fabricante espa?ol -uno de los que m¨¢s se han opuesto a la entrada de las m¨¢quinas japonesas en nuestro pa¨ªs-, e intentar conseguir que le autoricen la importaci¨®n definitiva de esas setecientas motos que esperan en la aduana.
Hay que tener en cuenta que, pese a que en todo el mundo las motos japonesas basan su ¨¦xito fundamentalmente en lo reducido de su precio, en Espa?a, debido al tremendo margen de beneficio que se reserva para s¨ª el importador, ese precio ya no es en absoluto competitivo; estando a la altura -o superando- de cualquier moto europea. Si se tiene en cuenta que esas 1.500 motocicletas han representado unos ingresos al importador de unos 750 millones de pesetas, que las setecientas unidades restantes que aguardan en la aduana pueden suponer unos 350 miNones m¨¢s, y que el margen de beneficios de toda la operaci¨®n puede superar los trescientos millones de pesetas -teniendo s¨®lo una oficina comercial para distribuir las m¨¢quinas por el pa¨ªs-, se comprender¨¢ el por qu¨¦ de estas tensiones y de estos enfrentamientos.
Momento delicado
Sea como sea, el problema no parece que vaya a arregiarge pronto. Pese a las presiones al m¨¢s alto nivel de unos y otros, pese a que algunos fabricantes espa?oles que, hasta ahora, han permanecido en silencio, pueden tener tambi¨¦n su contacto japon¨¦s, y pese a que .otros importadores pueden intentar el mismo argumento que se ha utilizado para importar las Kawasaki para hacerlo con otras mareas niponas, la soluci¨®n no parece que se vaya a producir de inmediato. El momento actual de la industria nacional es delicado, y la apertura total a la importaci¨®n de las maquinas japonesas puede representar el fin de algunos industriales espa?oles.Por otra parte, no parece claro que el margen de beneficio por importar unas motos en nuestro pa¨ªs tenga que ser tan elevado.
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