Los indios continuan su larga marcha sobre Washington
Un poblado indio, en el que no faltan los cl¨¢sicos tipis, o tiendas de campa?a c¨®nicas, ni las hogueras al aire libre, ha surgido desde hace unos d¨ªas en el parque nacional de Patapsco, al noreste de Washington. Sus pobladores son aproximadamente un millar de indios, pertenecientes a unas ochenta naciones y a innumerables tribus que esperan el momento de marcha sobre la capital federal.Muchos de ellos han venido a pie desde California u otros Estados con amplia poblaci¨®n india, como Dakota del Sur, OkIahma o Wisconsin, recorriendo miles de kil¨®metros. Algunos abandonaron sus trabajos, incluso sus hogares para sumarse a la larga marcha, el mayor acto de protesta efectuado por la minor¨ªa india norteamericana en la ¨²ltima d¨¦cada.
Iniciada el pasado 11 de febrero en Sacramento (California), la larga marcha tiene un doble objetivo: de un lado, reafirmar la existencia de las culturas indias de Am¨¦rica del Norte y, de otro, oponerse p¨²blicamente a una serie de proyectos de ley que estudiar¨¢ pr¨®ximamente el Senado norteamericano y que, de ser aprobados, supondr¨ªan la abolici¨®n de todos los tratados existentes entre el Gobierno federal y las naciones indias.
Los organizadores de la larga marcha alegan que la supresi¨®n de estos tratados s¨®lo beneficiar¨¢ a los intereses de grupos econ¨®micos, que quieren -apoderarse de las riquezas naturales de las reservas indias y eliminar los derechos de caza y pesca o de utilizaci¨®n de aguas que se les reconocieron en el siglo pasado a lo largo de la colonizaci¨®n de Norteam¨¦rica por los blancos.
Parad¨®jicamente, una de las normas legales en estudio se denomina Native american equal oportunity Act, o ley de Igualdad de oportunidades para los nativos americanos. Uno de los defensores de este proyecto de ley, el senador republicano Jack Cunnighan, declar¨® ayer que la ley est¨¢ destinada a devolver la dignidad a los indios y a poner fin al paternalismo del Gobierno federal sobre una minor¨ªa racial.
La mayor¨ªa de los 800.000 indios norteamericanos cree, por el contrario, que la desaparici¨®n de los acuerdos que les protegen ser¨¢ un nuevo paso en la expoliaci¨®n de su raza. Uno de los dirigentes de la larga marcha se refiri¨® a estos proyectos de ley calific¨¢ndolos como ?una nueva masacre de indios, pero esta vez sin armas?.
Navajos, apaches, sioux, iroqueses, pies negros, cherokees y un largo etc¨¦tera confluyen desde hace varios d¨ªas en las cercan¨ªas de Washington. Los organizadores no saben decir el n¨²mero de personas que participar¨¢ en la manifestaci¨®n del s¨¢bado, porque se espera tambi¨¦n el apoyo de otras minor¨ªas y la presencia de indios que viven fuera de las reservas. Los actos de protesta continuar¨¢n durante cuatro o cinco d¨ªas y se asegura que no se producir¨¢n incidentes.
Los jefes y sacerdotes de algunas tribus permanecer¨¢n acampados desde el s¨¢bado en un parque de la capital, muy cerca del monumento a Lincoln. All¨ª se instalar¨¢ un altar, una llama perpetua y un tipi sagrado y se efectuar¨¢n ceremonias religiosas. El grueso de los manifestantes permanecer¨¢ en las afueras de Washington y se trasladar¨¢ en autob¨²s diariamente a las manifestaciones, para abandonar de nuevo la ciudad por la noche.
Algunos de los participantes en la larga marcha han narrado a la prensa sus avatares a lo largo de los cinco meses de su caminar hacia Washington. Uno de ellos dijo haber gastado cinco o seis pares de zapatos y la totalidad han tenido que dormir en iglesias, colegios o gimnasios y mantenerse de la ayuda o los alimentos que les daban los habitantes de las zonas que atravesaron.
Un nutrido servicio de orden registra a las personas que llegan a los campamentos de las afueras de Washington para asegurarse que no llevan armas, drogas o bebidas alcoh¨®licas. Los incidentes de 1972, cuando se produjo el asalto al Bur¨® de Asuntos Indios, est¨¢n presentes en la memoria de todos y se pone el m¨¢ximo empe?o en que la manifestaci¨®n de ma?ana discurra en el m¨¢ximo orden..
Uno de los jefes indios reconoc¨ªa ayer a los periodistas que est¨¢n recibiendo ahora m¨¢s facilidades por parte del Gobierno federal para efectuar su protesta y que cuentan incluso con la colaboraci¨®n de las autoridades para dotar de facilidades sanitarias a los campamentos. El jefe hizo una llamada al Gobierno para que respete los ideales que llevaron a la fundaci¨®n de Estados Unidos y se respeten los tratados en vigor, aunque, en vez de referirse al Gobierno federal como el ?gran padre blanco?, el jefe indio opt¨® por emplear otro m¨¢s de acuerdo con los tiempos actuales: ?el monstruo colonial de Washington?.
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