El perverso comunismo de Schroeder
El cine tiene una estimable deuda con Barbet Schroeder s¨®lo por el hecho de haber producido cinco obras maestras firmadas Eric Rohmer y haberlas impuesto en el mercado cinematogr¨¢fico en una ¨¦poca en que el cine no parec¨ªa estar para refinamientos de este calibre. A esto debemos a?adir el haber coproducido algunas obras m¨¢s que notables de Jean Eustache. Win Wenders y otros, y haber interpretado algunas ilustres hors-d'oeuvre de Jean Rouch, Eric Rohmer y Jacques Rivette. Todo ello no son m¨¢s que algunas de las m¨²ltiples actividades de una de las personalidades m¨¢s polifac¨¦ticas y desconcertantes del cine actual.Cada pel¨ªcula de Barbet Schroeder supone una incursi¨®n en un mundo nuevo y desconocido, en un ambiente de esos que la normalidad oficial ha desplazado estrat¨¦gicamente al apartado de lo oculto, lo ex¨®tico o de lo m¨ªtico, en un intento de desentenderse de una serie de realidades en cuyo origen el orden social occidental se halla m¨¢s que directamente implicado. Schroeder asume con una naturalidad subversiva la funci¨®n de gu¨ªa y maestro de ceremonias en cada una de sus ensay¨ªsticas ficciones filmadas con lenguaje documental.
Mairresse
Gui¨®n y direcci¨®n: BarbetSchroeder. Fotograf¨ªa: N¨¦stor Almendros. Sonido: Jean-Pierre Ruhr. Int¨¦rpretes: G¨¦rard D¨¦pardieu, Bulle Ogier y Andr¨¦ Royer. Francesa, 1975. Local de estreno: Bellas Artes.
Ma?tresse ha pasado equivocadamente por un filme-esc¨¢ndalo por el hecho de retratar con crudeza, ni complaciente ni manipulada, el universo del placer/dolor sadomasoquista, aunque, en realidad, de lo que se trata es de una desconcertante historia de amor, articulada en torno al tema del doble.
Un don nadie provinciano conoce en unas circunstancias m¨¢s que extra?as a una mujer, de la que se enamora. Esta mujer tiene dos rostros. dos vidas: una a la vista v otra oculta, una normal y otra anormal. Cada una de estas dos vidas se desarrolla en un apartamento diferente unidos por un pasadizo-escalera secreto, Lino est¨¢ lleno de luz (el de arriba), mientras que el otro es oscuro (el de abajo). en cada uno de ellos las leves de la acci¨®n son diferentes. A cada una de estas dos vidas corresponde un tel¨¦fono: el blanco para la normal, el negro para la oculta. En la vida de Arianne hay dos hombres: Olivier (G¨¦rard Depardieu) y Gauithier, oculto y en off. Gauthier posee todos los poderes y atribuciones de que Olivier carece. Este lo sabe, y a pesar de todo trata desesperadamente de arrancar a Arianne de sus confortables garras. Lo conseguir¨¢? Este es el juego en el que Schroeder nos introduce un juego con la estructura de un cuento de hadas, construido con la l¨®gica de un sue?o, de un viaje alucin¨®geno del que s¨®lo se puede salir mediante un choque brusco, en el que hay que arriesgar todo: hasta la vida, pero del que si se despierta, se renace con una fuerza y una vitalidad insospechadas. De nuevo a este lado del espejo -?salvados?- nuestros protagonistas pueden reir con ganas. Barbet Schroeder realiza con maestr¨ªa, sutileza e iron¨ªa esta malabar¨ªstica historia, un elegante ejercicio de retorcida inteligencia y perverso moralismo.
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