La Nueva Mayor¨ªa
Vicepresidente de Acci¨®n Ciudadana Liberal. Presidente del Partido Popular de Catalu?a
La feliz locuci¨®n Nueva Mayor¨ªa que Jos¨¦ Mar¨ªa de Areilza acu?¨® hace pocos meses sirve para designar el prop¨®sito de una pr¨®xima futura coalici¨®n electoral en la que, al menos por alg¨²n tiempo -m¨¢s adelante ya se ver¨¢ qu¨¦ es lo m¨¢s conveniente-, cada grupo conservar¨¢ su identidad propia. Nueva Mayor¨ªa es, pues, ante todo, el planteamiento de una estrategia v¨¢lida y necesaria.
La confusi¨®n y el desconcierto actuales se deben, en su origen, a que el partido del Gobierno no logr¨® en las ¨²ltimas elecciones la mayor¨ªa de esca?os en el Congreso que sus previsiones triunfalistas y sus encuestas zalameras le adjudicaban. Ello ha llevado al Gobierno a ceder constantemente en una, estrategia de la concordia? y una ?pol¨ªtica de consenso? no s¨®lo en el texto de la Constituci¨®n y en los pactos de la Moncloa, sino tambi¨¦n en lo que es a¨²n m¨¢s grave: en la diaria lucha pol¨ªtica. La verdad es que el pueblo llano est¨¢ mucho m¨¢s pendiente de lo que ocurre en la calle que de los discursos en el Parlamento, que interesan poco y aburren mucho. De hecho este pa¨ªs est¨¢ regido por un Gobierno de coalici¨®n en el que participan los socialistas y los comunistas sin la responsabilidad ni el desgaste del ejercicio del poder. Mientras tanto. las dos centrales del PSOE y del PCE llevan a cabo una propaganda demag¨®gica que nada tiene que ver con el consenso y que consigue, en la calle y en la empresa, ejercer una fuerte coacci¨®n sindical. Todo esto ha cread, una clara decepci¨®n del electorado ucedista, que desear¨ªa revocar su voto, pues se siente enga?ado. Si la UCD, que ya fracas¨® rotundamente en Catalu?a, en parte por sus oscuras maniobras, que el Partido Popular de Catalu?a se vio obligado a denunciar; si la UCD se presentara a las elecciones generales en solitario, sufrir¨ªa un grave traspi¨¦, quedando sin duda por debajo del voto del PSOE. En esas circunstancias tendr¨ªamos un Gobierno de signo socialista al que tal vez se le incrustaran, para tranquilizar un poco a los sectores m¨¢s conservadores, algunas personas no enteramente socialistas que est¨¢n ya trabajando en ese sentido.
Pues bien, la estrategia de la Nueva Mayor¨ªa consiste en explicar esto claramente al electorado de toda Espa?a, saber su opini¨®n y pedirle que se pronuncie. Y, por supuesto, en declarar, una vez m¨¢s, que la propuesta de esa mayor¨ªa va dirigida sin excepci¨®n a todos aquellos sectores incluidos en nuestras amplias coordenadas ideol¨®gicas, democr¨¢ticas y liberales, que excluyen tan s¨®lo totalitarismos, ya sean fascistas o colectivistas.
Vienen tiempos dif¨ªciles y complejos para Espa?a y no podemos quedarnos mucho rato al lado de la ba?era para probar si el agua est¨¢ lo suficientemente caldeada para meternos dentro. Ha terminado lo que han llamado ?el consenso? y empieza la lucha por las opciones pol¨ªtico-sociales del futuro espa?ol. Nosotros quisi¨¦ramos que esta lucha fuera legal, democr¨¢tica y pac¨ªfica, pero, desgraciadamente, algunos la prefieren cruenta y a tiros y otros utilizan discriminaciones, vetos, burdas injurias imaginadas en gabinetes secretos que prefabrican dossiers calumniosos e inveros¨ªmiles. No nos arredran los unos ni los otros. La difamaci¨®n brota siempre de los cerebros est¨¦riles, vac¨ªos de pensamiento. Y la sangre no produce m¨¢s que sangre y nos devolver¨ªa a la barbarie.
Nosotros no esgrimiremos navajas cabriteras, sino razones y argumentos veraces. Y bien sabe Dios qu¨¦ dossiers -no inventados, sino aut¨¦nticos- podr¨ªamos mostrar en ese patio de monipodio en que muchos est¨¢n convirtiendo la pol¨ªtica actual. Nosotros no somos canijos ni claudicantes y tenemos el suficiente valor para no caer en la indignidad.
Habr¨¢ que definirse y elegir. La hora del chanchullo y del oportunismo, de la tertulia de sobremesa y del equ¨ªvoco va a dejar paso a lo que es la esencia de la pol¨ªtica democr¨¢tica: es decir, la clara exposici¨®n de un programa concreto que diga a los ciudadanos lo que queremos para nuestro pa¨ªs y lo que queremos porque sirve mejor al inter¨¦s de la comunidad. Gobernar no consiste en disfrazarse de bombero para presumir de apagar un incendio que uno mismo ha provocado. Gobernar no es crear problemas, sino resolverlos. Y esa resoluci¨®n debe hacerse ante la opini¨®n p¨²blica sin envolverla en una manipulaci¨®n televisiva que sustituya las situaciones reales por informaciones deformadas. Aqu¨ª hay que llamar a las cosas por su nombre, y tambi¨¦n por su nombre a las ideas que defendemos y propugnamos con rotunda decisi¨®n y sin equ¨ªvocos vergonzantes. A nosotros nos debe de tener sin cuidado la etiqueta que decidan atribuirnos los rivales adversarios. Tampoco nos importa que nos digan que carecemos de espacio pol¨ªtico, como si ¨¦ste se adjudicara desde el Poder al igual que los casinos de juego. Seguiremos adelante en el empe?o de crear una Espa?a progresiva, libre, imaginativa, fecunda, m¨¢s justa y m¨¢s igualitaria, y, desde luego, plenamente democr¨¢tica.
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