Prensa y Estado
No teman ustedes por el t¨ªtulo, que no les voy a colocar un editorial sobre el tema que para eso ya est¨¢n los memoriones de este peri¨®dico. que editorializan muy bien sin usar, casi nunca, las grandes palabras que antes eran los globos que se le daban al comprador, con el peri¨®dico, por el mismo precio, en el quiosco, los jueves por la tarde o los dieciocho de julio por la ma?ana. El problema de la prensa y el Estado leo que lo ha tratado nuestro se?orito, o sea, Juan Luis Cebri¨¢n, en Santander en La Magdalena y no s¨¦ lo que habr¨¢ dicho. pero por aqu¨ª por este Madrid-probeta en que todos somos los fetos in vitro del calor a punto de ser paridos o arrojados -como dec¨ªa Camus- en el regazo caliente de agosto, por aqu¨ª, por Madrid lo que se dice es que el Estado o el Gobierno o lo que sea quiere tener en materia de prensa ni?os cl¨®nicos solamente ni?os cl¨®nicos, o sea, a imagen y semejanza ciclostilada de s¨ª mismo. Para lo cual nada como comprar peri¨®dicos. -?Y toda la prensa del Movimiento? -me dice el quiosquero que est¨¢ recogiendo los Holas hasta septiembre.
-La prensa llamada del Movimiento aunque ya no haya Movimiento excepto para cubrir esa plaza de pesador o no s¨¦ qu¨¦, por la parte de Valencia que quer¨ªan exigirle al solicitante que jurase los Principios Fundamentales la, Prensa del Movimiento, digo, aunque ya no se llame as¨ª es una cosa que se supone estatal y que por tanto se compra con prejuicio y se lee con recelo como la prensa de partido, por otra parte.
-Pues para eso que cree el Estado una prensa nueva una prensa cl¨®nica, como usted dice, que no arrastre el historial de las glorias franquistas.
-Eso es caro y dif¨ªcil, hermano. La operaci¨®n m¨¢s rentable es comprar prensa privada e ir dando gato ideol¨®gico por liebre informativa, como cuando uced¨¦ compr¨® La Actualidad Espa?ola, dicen, y sac¨® una primera portada con Isabel Tenaille que resultaba m¨¢s casera y uced¨¦ aunque lo fuera menos que la espectacular B¨¢rbara Rey imagen tan hermosa y terminada que es ya como el travest¨ª de s¨ª misma.
-?Y peri¨®dicos no ha comprado el Gobierno? -quiere saber el quiosquero.
-Pues se dice que peri¨®dicos tambi¨¦n. Alguno en provincias y alguno en Madrid.
-No me d¨¦ nombres don Francisco.
-Usted no los necesita.
-?Y c¨®mo se sabe eso? -salta el abrecoches, vestido de medio ser ramoniano (medio jugador de b¨¦isbol. medio lumpen de Lavapi¨¦s) y leyendo siempre el Financial Times viejo en que le bajan envuelto el gazpacho las almas generosas de Alianza que viven tras las m¨¢s recatadas persianas del barrio.
-Por sus editoriales los conocer¨¦is -digo yo, poniendo esa cara de sacerdote duro y castellano que se me pone en el atardecer sin mujeres. (Por eso uno siempre necesita una mujer en los atardeceres casi tropicales del Madrid de julio: para no caer en las viejas supersticiones de infancia. con su ret¨®rica herm¨¦tica.)
-O sea que ya ni la prensa va ¨¢ servir para nada -dice el parado que se ha cambiado a la esquina del veraneo, una esquina m¨¢s aireada, con vistas ya a las amplitudes de la plaza de Castilla y casi al Guadarrama.
-Hombre siempre le servir¨¢ a usted para darse aire con este bochorno.
Iba yo a comprar el pan y me encontr¨¦ a Juan Cueto, metaf¨ªsico y heterodoxo asturiano que reflexiona y ensaya sobre el caso televisivo en este peri¨®dico:
-T¨² que vives en Madrid y est¨¢s m¨¢s enterado ?por qu¨¦ estuvieron tan comedidos algunos de los periodistas que entrevistaron a Mart¨ªn Villa por la tele cuando lo de Pamplona?
-Y yo qu¨¦ s¨¦, Juan. ?Que si alguno estaba entrevistando al se?orito? Y yo qu¨¦ s¨¦, Juan. Creo incluso que se puede ser buen periodista al servicio del Estado. Gran periodista. Todo depende del talento personal y del talento del Estado. Como de la tele s¨®lo se puede uno creer los anuncios. a lo mejor el Estado compra prensa para hacer ambiente para hacer democracia o para hacer Su¨¢rez. Y yo qu¨¦ s¨¦, Juan, y yo qu¨¦ s¨¦.
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