No interesaron las figuras, mientras triunfaban los segundones
Estas son lecciones que se deducen de la feria de Valencia que termin¨® el domingo ¨²ltimo: las figuras del toreo no llevan p¨²blico a la plaza, mientras los segundones la llenan; las corridas de toros encastados divierten al personal y las de borregos lo aburren.
Cuando coinciden en el mismo cartel corridas de toros encastadas y toreros segundones, el espect¨¢culo tiene resultado s brillantes; cuando coinciden en el mismo cartel figuras del toreo y borregos (siempre), se producen teleles en el tendido y varios espectadores han de ser retirados en camilla o en brazos de la familia. En cuanto a ganader¨ªas, triunfaron los victorinos (casta sobre Casta), los pablorromeros (presencia y nobleza) y los miuras (estampa y clase). En cuanto a toreros, Ruiz Miguel, con los victorinos, Julio Robles, con los pablorromeros, y D¨¢raso Gonz¨¢lez, con los miuras. Aparte, Manolo Cort¨¦s, tambi¨¦n en la miurada: acab¨® con el cuadro.
Fracasaron los lisardos de El Viti, El Viti con los lisardos, Manzanares, a pesar de las orejas que le regalaron (en Valencia siempre le regalan trofeos a Manzanares) y Teruel, que poco dice. No es que estuvieran mal. Es que dieron la paliza, los Pobres, en colaboraci¨®n con el tontotoro, y adem¨¢s sufrieron el, rev¨¦s mayor que le puede ocurrir a una figura: la gente no fue a verles.
Si aburren y si no llenan la plaza, ?qu¨¦ pasa aqu¨ª? Pasa lo que se viene diciendo durante a?os: que son figuras en tanto en cuanto les llevan en palmitas los grandes empresarios-exclusivistas. Mas aclaremos: nunca diremos que El Viti no ha sido un gran torero, ni que Manzanares y Teruell no re¨²nan, posiblemente, condiciones para serlo, pero se benefician demasiado de la desigualdad de oportunidades. A¨²n tienen mucho que demostrar.
He aqu¨ª una especulaci¨®n que a toda hora se repite a nivel de taurinos y de aficionados: ?qu¨¦ pasar¨ªa si las figuras llevaran un apoderado de tantos, con la necesidad de ganarse contrato tras contrato (uno a uno, a golpe de triunfo), y la docena de toreros segundones que funcionan precisamente en tales circunstancias gozaran de la planificaci¨®n y ayuda de los empresarios-exclusivistas, que los imponen en lo. das las ferias, pase lo que pase, y con ganado de garantizadas dulzuras?
Ser¨ªa mejor sin embargo, matar al perro (i plas!) para acabar con la rabia; es decir, poner el veto a los empresarios-exclusivistas para que empiece de nuevo la igualdad de oportunidades entre los toreros y act¨²en m¨¢s los que de verdad interesen o se lo ganen. La f¨®rmula, entendemos, est¨¢ en manos de las diputaciones propietarias de cosos, cuando sacan a subasta sus plazas (por ejemplo, las de Madrid y Valencia). Una cl¨¢usula principal en el pliego de condiciones deber¨ªa ser que no podr¨¢n concursar los empresarios que a su vez apoderen toreros directa o indirectamente, durante todo el tiempo de duraci¨®n
En fin, y para volver donde est¨¢bamos: la feria de Valencia, un petardo de mucho cuidado durante los d¨ªas de grandes carteles, como para barrer la afici¨®n hasta por sus ra¨ªces, fue un buen espect¨¢culo las tardes de los victorinos, los pablorromeros y los miuras, y brillant¨ªsimo, adem¨¢s, esta ¨²ltima -traca y gran castillo de fuegos artificiales, cabr¨ªa decir- Menos mal. La fiesta, que estaba tocada de ala en Valencia, renaci¨® de sus cenizas y no milagrosamente: juntaron toros y toreros en la misma corrida y no hac¨ªa falta m¨¢s.
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