Con el general Videla como unico ¨¢rbitro, Argentina comienza una nueva etapa pol¨ªtica

Una nueva estructura del poder pol¨ªtico y militar est¨¢ vigente desde el lunes; en Argentina con el retiro del general Videla como comandante en jefe del Ej¨¦rcito y, por tanto, como miembro de la Junta Militar. Sus sustituci¨®n en el cargo por el general Roberto Viola y la, permanencia de Videla al frente de la presidencia de la Rep¨²blica abre una nueva etapa llena de expectativas para muchos. Los cambios que se producir¨¢n ?en la c¨²spide militar argentina en los pr¨®ximos cinco meses, que har¨¢n desaparecer de la escena pol¨ªtica -con excepci¨®n de Videla- a los militares que derrocaron a Isabel Per¨®n, hacen aparentemente a Videla el gran ganador de esta nueva situaci¨®n.

En los pr¨®ximos cinco meses se producir¨¢n nuevos cambios en la c¨²spide del poder argentino. A mediados de septiembre pasar¨¢ a retiro el almirante Massera, cuyo sustituto ya se conoce, Armando Lambruschini. En enero, lo har¨¢ el comandante en jefe de la Fuerza A¨¦rea, Orlando Agosti. A finales de este a?o, pues, la Junta Militar que derroc¨® hace veintiocho meses a Isabel Mart¨ªnez de Per¨®n habr¨¢ desaparecido del protagonismo, y solamente uno de sus integrantes, el general Videla, conservar¨¢ una parcela del poder, aunque desvinculado ahora del mando directo del Ej¨¦rcito. Videla parece ser por todo esto el gran ganador de la nueva situaci¨®n. Tiene asegurada la presidencia de la Rep¨²blica, salvo contingencias de mayor peso, hasta el 29 de marzo de 1981, por expreso en cargo de sus compa?eros de armas.Y aunque se ve desvinculado del mando sobre el Ej¨¦rcito, su influencia en la Junta Militar seguir¨¢ siendo notable, pues el nuevo comandante en jefe, Roberto Viola, ha sido su hombre de confianza desde el golpe contra Isabel Per¨®n.

Videla y Viola parecen estar en pleno acuerdo para impulsar, aunque con todas las cautelas, un nuevo clima pol¨ªtico en Argentina. Los analistas han recibido con sorpresa unas recientes declaraciones del general Viola, en las que se mostr¨® abiertamente partidario de establecer ?cuanto antes? una corriente de di¨¢logo entre el Gobierno militar las fuerzas pol¨ªticas, a trav¨¦s de sus m¨¢s representativos dirigentes. D¨ªas antes, el propio Videla hab¨ªa precisado que cualquier Gobierno, del signo que fuera, necesitaba un clima de ?m¨ªnimo consenso? para alcanzar sus objetivos.

Todos estos indicios apoyan el pensamiento de que la ?propuesta pol¨ªtica? que los militares piensan hacer al pa¨ªs antes de que finalice el a?o contendr¨¢ algunas concesiones para el reinicio de una controlada actividad pol¨ªtica. Y que ser¨¢ el Ej¨¦rcito, y no ning¨²n otro cuerpo militar. quien asumir¨¢ al control directo y total de ese repunte. Videla ha reconocido en m¨¢s de una ocasi¨®n las discrepancias existentes entre el Ej¨¦rcito y la Marina sobre los planes y los plazos de la evoluci¨®n y ha asegurado que en el futuro no se producir¨¢n estos desacuerdos porque el Ej¨¦rcito har¨¢ sentir su mayor influencia, que le corresponde, seg¨²n palabras del propio Videla, ?por tradici¨®n, por historia y por capacidad?.

De esas discrepancias m¨¢s o menos veladas entre el Ej¨¦rcito y la Marina surge, precisamente, una de las m¨¢s significativas inc¨®gnitas del futuro argentino: la posici¨®n que adopte el a¨²n comandante en jefe de las fuerzas navales, almirante Emilio Massera. En los ¨²ltimos meses, Massera ha desplegado una inusitada actividad para aparecer ante la opini¨®n p¨²blica como el ?hombre-soluci¨®n?.