Izquierdista para la derecha, reaccionario para la izquierda
La sorpresa y bastante incredulidad dominaban las reacciones ante el nombramiento de un tecnocrata como Nobre Da Costa para ocupar el cargo de primer ministro portugu¨¦s.La sorpresa se debe al hecho de que el elegido de Eanes no figur¨® nunca en las listas de supuestos candidatos. Tampoco se conoc¨ªa la existencia de relaciones de especial confianza entre el antiguo ministro de Industria del primer Gobierno constitucional de Soares y el presidente. Nobre da Costa form¨® parte de la comitiva que acompa?¨® a Eanes en sus viajes a Brasil y Venezuela, pero lo hizo en calidad de empresario, e integrado en una delegaci¨®n de diez dirigentes de la industria privada.
La incredulidad acerca de las posibilidades de ¨¦xito del candidato, e n la dif¨ªcil tarea de conseguir, un apoyo parlamentario mayoritario, se debe al hecho de que no se le conoce una especial preparaci¨®n pol¨ªtica, si se tiene en cuenta que ser¨¢ necesaria una gran capacidad para vencer las resistencias y desconfianzas de los partidos, en particular del Socialista. Por el momento, Nobre da Costa cuenta s¨®lo con el apoyo declarado del Centro Democr¨¢tico Social (CDS), es decir, con cuarenta de los 263 diputados de la Asamblea, y no podr¨¢ beneficiarse en adelante de la intervenci¨®n directa del presidente Eanes, que dej¨® por completo en sus manos la tarea de negociar con los partidos.
Parece seguro que Nobre da Costa intentar¨¢ conseguir una tregua y, posteriormente, un acuerdo entre los principales partidos. Los comunistas han sido los primeros en expresar sus reservas ante este hombre ligado a la Confederaci¨®n Patronal de Industria, y frente a su apoyo a la iniciativa privada. Pero el Partido Comunista y la poderosa Intersindical, controlada por el PC, se resisten a tomar ya el camino de la oposici¨®n abierta. Alvaro Cunhal mostr¨® incluso un gran inter¨¦s en denunciar el ?alarmismo? de la ultraizquierda, afirm¨¢ndose convencido de que la democracia ser¨¢ salvaguardada en Portugal.
Las principales inc¨®gnitas se centran en la futura actitud de socialistas y socialdem¨®cratas. Ambos partidos se han negado a tomar posici¨®n hasta el momento. No se trata de una simple maniobra, sino de sus dudas acerca de la pol¨ªtica que podr¨¢ ser llevada a cabo por Nobre da Costa.
La misma expectaci¨®n se observa tambi¨¦n en las posiciones adoptadas por los llamados interlocutores sociales. Las tres confederaciones patronales y la Intersindical se interrogan, por razones diametralmente opuestas, sobre las intenciones del primer ministro. El interesado no se muestra sorprendido: recuerda que como ministro fue acusado de izquierdista por haber contribuido a la consolidaci¨®n del sector estatal, y de reaccionario por haber ordenado la devoluci¨®n a sus propietarios de empresas colocadas bajo gesti¨®n del Estado.
La voluntad reiterada ayer por Nobre da Costa de mantener las actuales limitaciones impuestas al sector p¨²blico y privado, puede servir de base para una negociaci¨®n con la izquierda, pero es dudoso que esa voluntad entusiasme a la derecha, empe?ada desde hace meses en una ofensiva contra el sector p¨²blico, que encontr¨® su mejor expresi¨®n pol¨ªtica en el Partido Socialdem¨®crata.
Parece pues, dif¨ªcil que Nobre da Costa pueda obtener a la vez el apoyo del Partido Socialista y del Partido Socialdem¨®crata. En cambio, puede convertirse en el intermidiario ideal entre socialistas y democristianos. Su concepci¨®n del desarrollo econ¨®mico portugu¨¦s, basado en empresas modernas t¨¦cnicamente avanzadas, sean privadas o p¨²blicas, coincide con la l¨ªnea de los dos Gobiernos Soares. Se dec¨ªa incluso que antes de existir el acuerdo entre los dos partidos, Nobre Da Costa ya lo puso en funcionamiento en el Ministerio de Industria. Este tecn¨®crata, a quien sus adversarios reconocen grandes cualidades de gesti¨®n y organizaci¨®n, podr¨ªa revelarse m¨¢s capaz que un pol¨ªtico puro como Mario Soares de organizar los instrumentos administrativos y burocr¨¢ticos para la ejecuci¨®n del programa de los anteriores Gobiernos. Si la direcci¨®n del Partido Socialista no se opone, podr¨¢ incluso contar con la colaboraci¨®n de los mejores elementos del equipo econ¨®mico y financiero del precedente Gabinete.
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