El futuro petrol¨ªfero noruego, base de la actual prosperidad
Aproximadamente al mismo tiempo que el Gobierno noruego aprueba la apertura de la vasta plataforma continental septentrional, al norte del paralelo 62, para las prospecciones petrol¨ªferas, se anuncia que Noruega es, proporcionalmente, la naci¨®n m¨¢s endeudada del mundo, con una deuda exterior que acaba de rebasar los 100.000 millones de coronas, equivalentes a un bill¨®n y medio de pesetas -cifra astron¨®mica para un pa¨ªs de s¨®lo cuatro millones de habitantes.
LUIS RIPOLLLa socialdemocracia noruega parece estar intentando lo imposible en el dif¨ªcil arte de repicar e ir a la procesi¨®n. Por un lado, el mantenimiento contra viento y marea del pleno empleo y de uno de los niveles de vida m¨¢s altos del mundo para los sectores y grupos sociales m¨¢s d¨¦biles: clases pasivas de todo tipo, peque?os campesinos y pescadores, mano de obra no especializada, etc¨¦tera -todo ello en el marco de una recesi¨®n econ¨®mica mundial.Por otro lado, el dif¨ªcil equilibrio de mantener, a pesar de los altos costes que esta pol¨ªtica social produce en la econom¨ªa, la capacidad competitiva internacional de Noruega -naci¨®n totalmente dependiente de los mercados exteriores para la colocaci¨®n de una producci¨®n altamente especializada.
La socialdemocracia noruega intenta esta cuadratura del c¨ªrculo jug¨¢ndoselo todo a una sola carta: el petr¨®leo. La situaci¨®n se ha ido salvando a base de hipotecar el futuro petrol¨ªfero del pa¨ªs. Y el bill¨®n y medio de deuda exterior parece indicar que el capital internacional acepta esta hipoteca de buen grado.
Esta baza, los noruegos la est¨¢n jugando con una firmeza y una astucia envidiables. Entre las naciones productoras de petr¨®leo del mundo, no hay otra que haya impuesto condiciones tan duras a las multinacionales, reserv¨¢ndose tan grandes beneficios y derechos de toda ¨ªndole.
Riqueza marina
El z¨®calo continental noruego es, con gran diferencia, el mayor de Europa, representando alrededor de un tercio del total de la plataforma continental europea. La zona sur de esta Noruega ?acu¨¢tica? tiene una extensi¨®n igual aproximadamente a la mitad del territorio nacional, con profundidades comprendidas, por regla general, entre los cincuenta y los cuatrocientos metros. Al sur del paralelo 62, la plataforma noruega limita con las zonas de los dem¨¢s estados ribere?os del Mar del Norte. Hasta este momento todas las perforaciones han tenido lugar al sur de dicho paralelo, un ¨¢rea de m¨¢s de 140.000 kil¨®metros cuadrados. El ¨¢rea situada al norte del paralelo 62 viene a ser cinco veces m¨¢s grande. Hay grandes esperanzas sobre las riquezas en petr¨®leo y gas de esta enorme zona, pero los vecinos resultan ser menos complacientes: se han librado ya las primeras escaramuzas diplom¨¢ticas con la Uni¨®n Sovi¨¦tica sobre la l¨ªnea divisoria en el Mar de Barentz, de las cuales los noruegos no han salido muy bien parados. En cuanto a la zona del archipi¨¦lago de Spitzbergen, en pleno Oc¨¦ano Glacial Artico, y no menos prometedora, Noruega pretende afirmar derechos ?limitados a la misma frente al resto de las numerosas naciones signatarias del tratado de Par¨ªs de 1920, entre ellas Espa?a, que, como de costumbre, parece estar tomando espont¨¢neamente el papel de convidado de piedra, humilde y con las maletas ya hechas.
Potencia exportadora de crudo
Hasta el momento, las perforaciones -todas ellas en el sur- han revelado alrededor de treinta yacimientos de gas natural y petr¨®leo, y las reservas noruegas al sur del paralelo 62 son estima das actualmente en unos 1.400 millones de toneladas. La producci¨®n se espera que alcance es te a?o los 35 millones de toneladas, de los cuales Noruega s¨®lo podr¨¢ consumir unos nueve. A medida que nuevos pozos entren en producci¨®n en los pr¨®ximos a?os, Noruega ir¨¢ convirti¨¦ndose en la gran potencia europea del petr¨®leo.El Parlamento noruego formul¨® ya en 1971 los llamados ?diez mandamientos del petr¨®leo?, base de la pol¨ªtica no ruega en esta materia desde entonces. El primero de estos mandamientos dispone un estricto control nacional de todo lo que ocurra en la plataforma continental, que se ejerce por medio de una extensa y estricta legislaci¨®n y una serie de organismos especiales. El segundo establece la independencia noruega en cuanto a sus necesidades internas de petr¨®leo -objetivo, ya alcanzado desde 1975-. El tercero demanda el desarrollo de nuevas actividades econ¨®micas basadas en el petr¨®leo. El cuarto dice que la industria petrol¨ªfera noruega tiene que desarrollarse sin detrimento de las actividades econ¨®micas ya existentes ni del medio ambiente. El quinto es la prohibici¨®n de quemar el gas natural, considerado demasiado valioso para su desperdicio. El sexto exige el desembarque de gas y petr¨®leo en la costa noruega -no cumplido hasta ahora por dificultades t¨¦cnicas y econ¨®micas-. El s¨¦ptimo y el octavo establecen la intervenci¨®n del Estado a todos los niveles, y no hay duda de que los noruegos est¨¢n dispuestos a cumplir esto a rajatabla -entre otras cosas, con la recientemente creada empresa estatal petrol¨ªfera ?Statoil?-, una pesadilla para las multinacionales, que se las hab¨ªan prometido demasiado felices aqu¨ª. El noveno mandarniento determina que el tipo de actividad petrol¨ªfera que se escoja para la zona septentrional, m¨¢s delicada desde el punto de vista ecol¨®gico y socioecon¨®mico, deber¨¢ ajustarse a las peculiaridades de la misma desde estos mismos puntos de vista. El d¨¦cimo y ¨²ltimo ?mandamiento? se refiere a la nueva posici¨®n internacional que el petr¨®leo confiere a Noruega, y subraya la importancia de utilizar esta posici¨®n ?constructivamente?. Lo que se entiende por esta edificante frase queda ilustrado por la reciente y sensacional compra, a precio bajo, del 40% de las acciones del buque insignia de la flota industrial sueca, la Volvo, a cambio de entreabrirles a los suecos la m¨¢gica puerta del petr¨®leo.
Los noruegos se lo juegan todo a la baza del petr¨®leo para mantener sus objetivos de alto nivel de vida, entendido a la manera socialdem¨®crata, y haciendo caso omiso de una recesi¨®n econ¨®mica mundial que en otros pa¨ªses convierte estos objetivos en lujos impensables.
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