No prosper¨® ninguna enmienda para suprimir la menci¨®n a la Iglesia cat¨®lica
La Comisi¨®n Constitucional del Senado rechaz¨® ayer todas las enmiendas destinadas a suprimir la menci¨®n a la Iglesia cat¨®lica en el texto del proyecto de Constituci¨®n, supresi¨®n que solicitaban el Grupo Socialista, Progresistas, y Socialistas Independientes y Entesa dels Catalans, as¨ª como los senadores Lluis Mar¨ªa Xirinacs, Rosend Audet, Justino Azc¨¢rate y Juan Mar¨ªa Bandr¨¦s.Manuel Villar (PSI) afirm¨® que su petici¨®n de que se suprimiera la menci¨®n a la Iglesia cat¨®lica no la formulaba desde un laicismo beligerante, sino porque, como cat¨®lico, no deseaba que se pudiera interpretar que su Iglesia era objeto de un trato preferente. Lluis Mar¨ªa Xirinacs argument¨® que cualquier privilegio para la Iglesia cat¨®lica no era timbre de gloria, sino motivo de verg¨¹enza. ?Como sacerdote, me averg¨¹enzo de la situaci¨®n de privilegio de que ha sido objeto mi Iglesia?, dijo.
El senador Rosend Audet neg¨® que le moviera ning¨²n motivo de resentimiento hacia la Iglesia cat¨®lica. ?Ha protestado la Iglesia Evang¨¦lica Reformada, pero tambi¨¦n lo han hecho muchas personalidades cat¨®licas?, aleg¨®.
El senador vasco Juan Mar¨ªa Bandr¨¦s dijo que se estaba introduciendo por la puerta de atr¨¢s -?no s¨¦ si por la sacrist¨ªa o por la ventana del campanario?-, una cierta confesionalidad del Estado. ?Desde mi condici¨®n de cat¨®lico, que me honro en proclamar -a?adi¨®- quiero favorecer a mi Iglesia y para ello lo mejor es que no se la nombre en el proyecto de Constituci¨®n.?
El portavoz de la Entesa, Josep Benet, consider¨® altamente positivo el texto del art¨ªculo, que cierra -dijo- una etapa dolorosa en la que se mataba a unos por creer y a otros por no creer, pero pidi¨® que se suprimiera la menci¨®n a la Iglesia cat¨®lica, que estim¨® innecesaria. ?Somos muchos los cat¨®licos que creemos que no se debe dar la impresi¨®n de que se le concede un trato privilegiado?, agreg¨®.
Para los Socialistas no se trataba de resucitar viejos fantasmas ni la cuesti¨®n religiosa, sino de impedir que se introdujera una cierta confesionalidad del Estado. Justino Azc¨¢rate, que se congratul¨® por el tono sereno en que se desarrollaban los debates, pidi¨® que se dijera simplemente que el Estado mantendr¨ªa las adecuadas relaciones de cooperaci¨®n con las diferentes confesiones religiosas.
En contra de estos argumentos intervino, en nombre de UCD, Emilio Casals, quien se?al¨® que la menci¨®n a la Iglesia cat¨®lica no significaba ning¨²n privilegio, sino el reconocimiento de un hecho sociol¨®gico. Miguel Unzueta, de Senadores Vascos, anunci¨® que apoyar¨ªa el texto del proyecto, ?porque as¨ª ha venido del Congreso y porque la supresi¨®n de estas dos palabras podr¨ªa interpretarse como una defenestraci¨®n?. El texto del proyecto fue aprobado con los votos en contra de PSI y la abstenci¨®n de Socialistas, Grupo Independiente y Entesa.
Tampoco prosperaron dos enmiendas de PSI y del se?or Xirinacs, para que se incluyera en este art¨ªculo el derecho a la objeci¨®n de conciencia, que actualmente figura en el art¨ªculo 28.
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