Reivindicaci¨®n de un Papa conciliador en una Iglesia de la pobreza
Por primera vez desde la contrarreforma tridentina, grupos de te¨®logos y de militantes cristianos han presentado, por iniciativa de dos destacados profesores de teolog¨ªa dogm¨¢tica, sendos documentos en los que se reflejan deseos concretos que, seg¨²n los firmantes de ambos llamamientos, deber¨ªan caracterizar al futuro Papa. El primer documento (dirigido a todos los cardenales del mundo) est¨¢ avalado por las firmas de Hans Kueng, Norbert Greinacher (ambos de la Universidad de Tubinga), Edward Schillebeeck (de Nimega, redactor del Catecismo Holand¨¦s), Gustavo Guti¨¦rrez (de Lima), Giuseppe Alberigo (de Bolonia), los profesores Chenu, Congar y Geffre (de Par¨ªs), Greeley (de Chicago) y Grootaers (de Lovaina), adem¨¢s de otros te¨®logos laicos. El segundo documento -destinado a los cinco cardenales alemanes- coincide en m¨²ltiples aspectos con el primero, y ha sido redactado por los te¨®logos alemanes Rahner y Metz.Ambos grupos de te¨®logos sintetizan la figura del futuro Papa como un Papa pobre y conciliador. Mientras el documento de Rahner y Metz insiste en el testimonio de pobreza que debe presentar a todo el mundo el nuevo Pont¨ªfice, los autores del segundo llamamiento desean que este testimonio de pobreza se concrete en otros caracteres m¨¢s precisos. El Papa debe ser un hombre abierto al mundo, un gu¨ªa espiritual, un aut¨¦ntico pastor, un obispo que acepte y ejerza el principio de la colegialidad, un mediador ecum¨¦nico, un aut¨¦ntico cristiano.
En el mismo documento se pide que el futuro Pont¨ªfice se caracterice tambi¨¦n por ?un respeto hacia el pasado y la tradici¨®n, una postura cr¨ªtica para con la Iglesia actual y una gran apertura para con los signos del tiempo y la mentalidad humana en evoluci¨®n?.
?Deber¨ªa tambi¨¦n contar con seriedad cr¨ªtica con los conocimientos cient¨ªficos actuales, despojar a la curia de los caracteres periclitados y hablar el lenguaje de los hombres de hoy. Deber¨ªa irradiar aut¨¦ntica humanidad en todas las facetas que caracterizan al ser humano.
No deber¨ªa ser autoritario, sino tener autoridad: su funci¨®n no requiere solamente el ejercicio de una autoridad formal, jur¨ªdica, institucional, sino tambi¨¦n personal, efectiva y carism¨¢tica.
Como aut¨¦ntico pastor, el Papa deber¨ªa ser, ?por su car¨¢cter de pastor universal, algo m¨¢s que administrador eclesi¨¢stico o secretario general, algo m¨¢s que jurista can¨®nico, diplom¨¢tico o bur¨®crata. Deber¨ªa ser un pastor al servicio de los hombres, a los que quisiera servir y no dominar?. En cuanto obispo abierto a la colegialidad, el Sumo Pont¨ªfice deber¨ªa renunciar a actuar como ?se?or que gobierna a sus siervos? y tendr¨ªa que realizar el papel de ?hermano entre hermanos?. En este contexto ?el s¨ªnodo de los obispos deber¨ªa dejar de ser un organismo puramente consultivo para asumir funciones decisorias, como tambi¨¦n tendr¨ªa que ocurrir en relaci¨®n con los consejos diocesanos. El nuevo Papa deber¨ªa renunciar al centralismo, revisar a fondo el car¨¢cter de las nunciaturas, reformar la curia no s¨®lo desde un punto de vista organizativo, sino tambi¨¦n en base al mensaje evang¨¦lico y abrirla no s¨®lo a diversas nacionalidades, sino tambi¨¦n a diferentes mentalidades, edades y a la posibilidad de que en ella figuren mujeres. En la curia deber¨ªan estar presentes las distintas corrientes teol¨®gicas m¨¢s importantes?.
Un ecumenismo m¨¢s aut¨¦ntico y efectivo. Como mediador ecum¨¦nico, el futuro Papa deber¨ªa ?entender su funci¨®n de sucesor de Pedro como un primado de servicio en favor de la libertad cristiana dentro de la cristiandad entera?. En este sentido ?deber¨ªa impulsar el di¨¢logo y la cooperaci¨®n con las dem¨¢s Iglesias cristianas? y ?promover la unidad de la Iglesia dentro de la multiplicidad?. En este sentido podr¨ªa intensificar las relaciones con los jud¨ªos, con los musulmanes y con las dem¨¢s religiones principales.
?Como autoridad moral deber¨ªa comprometerse con realismo, apasionamiento y prudencia no s¨®lo con los intereses de la Iglesia institucional, sino tambi¨¦n con la realizaci¨®n del mensaje cristiano entre los hombres. Por ello deber¨ªa considerar como un deber especial el comprometerse en pro de los oprimidos y marginados en todo el mundo.?
Reivindicaci¨®n de una Iglesia de la pobreza
Los te¨®logos Rahner y Metz orientan su llamamiento hacia el problema de la riqueza de la Iglesia como contrasigno de lo que la misma Iglesia trata de llevar a los hombres. ?Este deseo -el que la Iglesia sea pobre- apunta hacia una peculiaridad del papado que deber¨ªa ser caracter¨ªstica del futuro Pont¨ªfice: el Papa debe ser el Papa de los pobres y de los oprimidos de este mundo... El papado debe renunciar a perspectivas estrat¨¦gicas puramente pol¨ªticas o econ¨®micas orientadas a sobrenadar y que apenas logran que la Iglesia salve el campo en que se enfrentan intereses irreconciliables. Cada vez son m¨¢s los hombres que ven por todas partes un verdadero apocalipsis social.?
?El futuro Papa no debe ser un Papa mundano o burgu¨¦s ilustrado, no debe ser un Papa acomodado en la seguridad que presta la instituci¨®n eclesial. Su toma de partido en favor de los pobres y oprimidos deber¨ªa ser la caracter¨ªstica del sucesor de Jes¨²s, para quien los verdaderos privilegiados fueron los oprimidos.?
Respecto de los creyentes de pa¨ªses pr¨®speros, Rahner y Metz dicen en su escrito que ?el Papa deber¨ªa cumplir la funci¨®n de acicate o de est¨ªmulo de conversi¨®n y de revisi¨®n de nuestras prioridades vitales?. Los cardenales alemanes deber¨ªan simbolizar en esta elecci¨®n papal el car¨¢cter de pobreza que falta en la Iglesia, y para ello ?deber¨ªan incluso exponer esta postura p¨²blicamente?.
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