Veranear en Espa?a
LA TEMPORADA tur¨ªstica para este a?o, una vez superado el bache profundo de 1974 y 1975, presenta unas previsiones realmente espectaculares que sit¨²an al sector tur¨ªstico en uno de los primeros puestos de la actividad econ¨®mica espa?ola, tanto por cifra de negocios como por mano de obra ocupada y n¨²mero de divisas.Sin embargo, tras esta magn¨ªfica realidad, todo un submundo de ilegalidad, falta de planificaci¨®n e higiene rodea al potente negocio del sol.
Muy pocos de los que hayan gastado -no siempre se puede hablar de disfrute- sus vacaciones en los centros tur¨ªsticos de las costas espa?olas habr¨¢n vuelto satisfechos a sus habituales hogares. Veranear en Espa?a supone estar sometido a todo un ca¨®tico mundo que refleja, en primer lugar, la escasa consideraci¨®n que por parte de la Administraci¨®n central o las diversas administraciones .locales se ha dado a un sector de la importancia del que nos ocupa; y en segundo, el furioso ritmo especulativo que ha movido a gran parte de los promotores tur¨ªsticos, que han hecho su agosto -y nunca mejor dicho- en nuestro pa¨ªs.
Hoteles mal atendidos y con escasos medios; cacicadas por parte de dirigentes locales que especulan con los terrenos y concesiones; incapacidad de la estructura sanitaria y de servicios; mares y playas sucios e impresentables por la irresponsabilidad ciudadana y la dejadez de los que tendr¨ªan que mantenerlas limpias; zonas absolutamente colonizadas por extranjeros en las que es imposible entenderse en ninguna de las lenguas del Estado espa?ol, y que han convertido un buen n¨²mero de nuestras costas en sucursales de sus respectivos pa¨ªses, gozando para todo ello de todo tipo de facilidades administrativas.
Aqu¨ª lo que preocupa es que una isla balear tenga m¨¢s plazas tur¨ªsticas que tal o cual pa¨ªs europeo, hipot¨¦tico competidor de Espa?a en materia tur¨ªstica. Aqu¨ª lo que gusta es que durante 978 se ingresen 5.000 millones de d¨®lares por turismo aunque nuestras autoridades monetarias est¨¦n preocupadas con el exceso de reservas. Aqu¨ª es cuesti¨®n de ampliar un Ministerio con el flamante t¨ªtulo de ?y urbanismo? y olvidarse de que se est¨¢ robando terreno al mar para construir m¨¢s plazas tur¨ªsticas, aunque luego el hotel vierta los excrementos humanos, detritus o cualquier otra sustancia viscosa a escas¨ªsimos metros de las playas.
El turismo en Espa?a corre el riesgo de muerte prematura por la incompetencia de muchos y los intereses de otros muchos. Mientras en las m¨¢s famosas playas de la Costa del Sol puede uno ba?arse c¨®modamente rodeado de excrementos humanos, preservativos o cualquier otra inmundicia, en Benidorm huye la gente ante la inexistencia casi total de agua potable, y no pocas costas siguen siendo alquiladas o vendidas a una selecta y minoritaria sociedad.
Treinta y siete millones de visitantes entrar¨¢n este a?o y dejar¨¢n 5.000 millones de d¨®lares de ingresos. Ha llegado el momento, creemos, de plantear una aut¨¦ntica pol¨ªtica tur¨ªstica, perseguir y sancionar la especulaci¨®n, vigilar el fraude y crear, la infraestructura viaria y de sanidad digna de este pa¨ªs.
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