Ante una nueva temporada
Nadie hay quien mueva, y es natural, la r¨ªtmica cadenria de nuestras temporadas teatrales: estrenos en septiembre, rectificaciones en Navidades y nuevo empuj¨®n al t¨¦rmino de la Semana Santa. Ahora pues, en estos d¨ªas, se abre, se ha abierto con puntualidad taurina, la temporada 78-79. Ni turbulenta ni nerviosa, la arrancada es muy reveladora de la problem¨¢tica general de nuestro teatro. Aceleraciones, retrasos, sustituciones, anuncios que no se cumplen, sorpresas inesperadas y, sobre todo, reservas muy cautas forman parte de la caracter¨ªstica panoplia de una vida, como la teatral madrile?a, ciertamente rica en n¨²mero de propuestas. Pero esta va a ser, adem¨¢s, una temporada delicada.El teatro, en general -las gentes de teatro, desde luego-, tuvo una participaci¨®n clara en la lucha democr¨¢tica. El teatro inde pendiente fue goteando sus imperativos de libertad sobre el teatro m¨¢s comercial y, de una u otra forma, ambos pidieron, cada uno a su manera, libertades y atenci¨®n general. Sucedi¨® esto hace cierto tiempo y ya ni siquiera vale la pena tratar de discernir cu¨¢nto contribuy¨® o dej¨® de contribuir el teatro a la alternativa democr¨¢tica postulada, defendida y arrancada por los medios culturales espa?oles. Mucho o poco, la verdad es que el teatro no estuvo ausente de la lucha pol¨ªtica. ?Y ahora? Ahora, con independencia de an¨¢lisis y cr¨ªticas m¨¢s t¨¦cnicas y ponderadas, comienza a redondearse la confirmada sorpresa y se perfila muy acusada mente una vigorosa tendencia a la evasi¨®n, la lejan¨ªa, el apartamiento. Si se except¨²a la inmediata promesa de Mediero y las ilusiones depositadas en las estabilidades, programaci¨®n y planteamientos del Mart¨ªn, el TEC y el Centro Democr¨¢tico, la carte lera de esta semana no parece muy interesada en conectar, ni poco ni mucho, con la nueva realidad espa?ola. Esa cartelera, en general, es un cent¨®n de musicales, barrizales er¨®ticos y comedietas, o incluso excelentes comedias, menores y evasivas. Todo esto es tan curioso que ha de ser, adem¨¢s, significativo.
Nos guste o no nos guste nuestro teatro es lo que es y tenemos lo que tenemos. Para que mejore es preciso un trabajo conjunto en que las insolidaridades deber¨ªan quedar atr¨¢s, y atr¨¢s tambi¨¦n, las sectarizaciones -est¨¦ticas, pol¨ªticas o laborales- del problema general. Nadie ignora, a estas alturas, que las gentes de teatro no est¨¢n contentas. Los empresarios afirman que sus riesgos han aumentado pavorosamente y tienen raz¨®n. Los autores se conduelen de cierto,desd¨¦n hacia sus obras y de bastante cerraz¨®n frente a t¨ªtulos y nombres nuevos. Tienen raz¨®n. Los actores reafirman una y otra vez, estremecedoramente, el car¨¢cter aleatorio y la inseguridad econ¨®mica de sus vidas. Es cierto. Los directores buscan y rebuscan orientaciones nuevas, dif¨ªciles en un clima de duda y recelo. Es exacto. Y el p¨²blico espera unos milagros grandes de un teatro nuevo que no acaba de llegar. Tambi¨¦n tiene raz¨®n el p¨²blico.
Nuestro teatro, desde luego, padece una conformaci¨®n estructural inadecuada. Poco le importa eso al espectador, que tiene tantas veces, en su propio trabajo, problemas similares. Pero esa mala organizaci¨®n influye en las medrosidades y desaciertos de la programaci¨®n y aun de las realizaciones. Solo que hay dos notas positivas: la perennidad de la demanda teatral y la conciencia cr¨ªtica de autores, directores y actores. Es m¨¢s que suficiente para que se aclare el horizonte.
Algunas se?ales de identidad
La primera cartelera de septiembre es identificable por cuatro o cinco signos: espect¨¢culos, que contin¨²an, espect¨¢culos que vuelven, ganga er¨®tica, novedades relativas y actividad de propuestas al aire libre. M¨¢s los estrenos que ya se anuncian.
En la primera situaci¨®n anda en cabeza el alegre y excelente montaje de El diluvio que viene, en el Monumental, con su reparto inc¨®lume y el entusiasmo y capacidad t¨¦cnica de todo el equipo. Le sigue en calidad Lecciones de matrimonio, la fr¨¢gil y simp¨¢tica comedia adaptada por Conchita Montes y bien instalada en el F¨ªgaro. Cierran la secci¨®n Nuevo Madrid... pecado mortal, de Olano y Pardo, en el Mu?oz Seca, y Lo m¨ªo es de nacimiento, en el Maravillas.
Vuelven dos t¨ªtulos extraordinariamente taquilleros: Mi marido nofunciona, que es una banalidad de R¨ªgoli, perfecta en su relojer¨ªa, y Un cero a la izquierda, de Eloy Herrera, primera devoluci¨®n de pelota que la derecha hace a la izquierda en el terreno teatral, aprendida y muy bien aprendida la utilidad del campo esc¨¦nico para el descargo de las adrenalinas pol¨ªticas. Un ¨¦xito formidable.
La ganga er¨®tica parece continuar muy viva. Ven a disfrutar, traducci¨®n de una bazofia inglesa, y Sat¨¢n azul, de producci¨®n nacional, han decidido, seg¨²n parece, autoclasificarse orgullosamente con la ?S? nacida para el cine. Si esto es una invenci¨®n, una atribuci¨®n gratuita, estaremos todos autorizados para inventar alguna otra calificaci¨®n de urgencia. Por ejemplo, la letra ?M?. Ello nos permitir¨¢ mandar a la tal ?M? al nutrido pelot¨®n de criadores y miembros de tan barata y zafia ganader¨ªa.
Novedades relativas son El l¨ªo nuestro de cada d¨ªa, en que se despilfarra el enorme talento de Ismael Merlo dentro de una viej¨ªsima propuesta de vodevil c¨®mico de los de equ¨ªvoco y carrerilla; Historia del zoo, el admirable texto de Albee, ruda y osadamente presentado, en estas mismas p¨¢ginas, como un estreno; y la buena revisi¨®n de Maribel y la extra?a familia, en el Infanta Isabel. El impecable texto de Mihura conserva toda su gracia, su ternura, su capacidad cr¨ªtica y su ex celente y eficaz construcci¨®n. Es, hasta ahora, lo m¨¢s importante de la cartelera.
Y, finalmente, por suerte, signo de identidad es tambi¨¦n la recuperaci¨®n de los aires libres para nuestra vida teatral. As¨ª, ha sido un ¨¦xito, en la plaza de V¨¢zquez Mella, El pelo de la dehesa, de Bret¨®n de los Herreros. Ha sido un grand¨ªsimo ¨¦xito La venganza de don Mendo, en la plaza Mayor, dirigida por P¨¦rez Puig y con Rodero a la cabeza del reparto. Y se ha destapado en La Corrala una estupenda memoraci¨®n Del Madrid castizo, dirigida por Osuna, sobre una estructura teatral de Lauro Olmo, basada en textos de Carlos Arniches y m¨²sica de Alonso, Barrera y Estremera. El brillant¨ªsimo reparto -Amelia de la Torre, Mari Carmen Ram¨ªrez, Raquel Daina, Enrique Viv¨®, Miguel Angel, etc¨¦tera- se atreve con una singular festividad que invita a la participaci¨®n y a la nostalgia. Magn¨ªfica idea de muy buena realizaci¨®n.
Esta semana ser¨¢ de acomodo y tanteo. Los grandes estrenos, por otra parte no muy numerosos, se incorporar¨¢n a la cartelera en diez o quince d¨ªas m¨¢s.
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