Los bancos
Los bancos empezaron por echar a los escritores de los caf¨¦s para poner m¨¢s bancos. Algunos, como March, en lugar de dejar al escritor en una esquina vendiendo cupones -que el escritor suele ser un poco cegato-, le hicieron una fundaci¨®n, en este caso la Fundaci¨®n March, pues tampoco puedes dejar a un escritor tirado en mitad de la calle, expuesto a que se apodere de ¨¦l don Jos¨¦ Manuel Lara.Pero como la vida y el tiempo son circulares, queramos o no, resulta que ahora los bancos acuden otra vez a los escritores para que les hagamos anuncios. A m¨ª me han llamado cuando estaba yo reci¨¦n llegadito del veraneo:
-Mire, es muy f¨¢cil, hemos. pensado para usted una cosa muy original: usted sale y dice tal que as¨ª: ?Iba yo a comprar el pan y me encontr¨¦ al Banco de Chascarrillo de la Matacabreriza, que por cierto es un banco muy nuevo y emprendedor, peque?ito y retoz¨®n... ?
?Pero es que no le van a dejar a uno vivir tranquilo ni siquiera en la inmortalidad ¨¦sta a que uno ha llegado, con gato y camilla? Porque yo creo que esto es la inmortalidad. M¨¦ siento un Baroja con m¨¢s mecanograf¨ªa y mejor sintaxis.
Yo empec¨¦ de botones en un banco, lo he contado muchas veces. Ahora todos son ?su banco amigo?. Hay amistades que matan, porque la tuberculosis que yo cog¨ª all¨ª a los catorce a?os todav¨ªa me tose por el pecho, al cabo de una vida. ?Quieren los publicitarios esos de bancos que salga yo por la tele o la prensa tosiendo profundo, con todo el interior son¨¢ndome a moneda falsa? El eslogan podr¨ªa ser m¨¢s o menos as¨ª:
-Esta tos, querido telespectador, me la cog¨ª yo a los catorce a?os, de botones en un banco, y todav¨ªa me dura. La banca espa?ola, garant¨ªa de continuidad.
Una cosa as¨ª.
De peque?o me explotaban encendiendo calefacciones, y ahora, de maduro interesante, quieren explotarme anunciando sus negocios y de paso, arruinando mi imagen.
Este verano, con Angelito Harguindey, en una tertulia de pueblo, hac¨ªamos repaso de los columnistas que tienen vendida su columna en la prensa madrile?a: alquilada o en oferta. Por ah¨ª veo guitarristas y actrices anunciando champ¨¢n, y me parece bien, pero en mi guitarra mando yo, como F¨¦lix Grande en la suya. Anda, F¨¦lix, ten un detalle, hombre, y anuncia un banco, que lo pagan bien.
La cosa est¨¢ as¨ª. Vuelve uno del verano lleno de buenas intenciones, dispuesto a salvar la patria. que corre peligro entre Ferrer Salat, Vil¨¢ Reyes y Abril Martorell. Me siento a la camilla de peluche, coloco mis cosas, repaso la prensa, hago mis llamadas, tomo mis pastillas, hago un desayuno vegetariano y l¨ªrico, como los hac¨ªa Lord Byron, seg¨²n Antonio de Villena, al que acabo de leer, meto el folio en la m¨¢quina y zas, la primera agresi¨®n:
-Que queremos vernos con usted para que anuncie un banco.
Recordar¨¢n ustedes, si me han seguido fielmente, como es su deber, que el a?o pasado era un champ¨¢n. ?Por qu¨¦ tengo yo siempre que estar anunciando algo? Uno cre¨ªa que iba para cl¨¢sico Rivadeneyra, o al menos para cl¨¢sico Castalia, y resulta que uno va para hombre anuncio. Siempre me he considerado de la raza de los escritores sin g¨¦nero, que los hay, y as¨ª lo he dicho este verano en la Universidad de Salamanca, mas resulta que no, que mi g¨¦nero literario es la publicidad.
Si yo renuncio a hacer publicidad no es por razones ¨¦ticas, obviamente, sino por razones est¨¦ticas. Y por falta de tiempo. Bastante me cuesta hacerme la publicidad de m¨ª mismo, vender mi imagen. Entre peluquer¨ªa y Biblioteca Nacional, eso me lleva todo el d¨ªa. Por otra parte, lo ¨²ltimo que anunciar¨ªa yo ser¨ªa un banco, ya que eso ser¨ªa como cerrar el c¨ªrculo desdichado de mi vida, volver a los or¨ªgenes, ser otra vez esclavo de un banco.. Cu¨¢ndo dej¨¦ el banco, cre¨ªa yo, todav¨ªa muy joven, que me hab¨ªa salvado para siempre de la banca espa?ola. Luego he comprendido que en Espa?a, quieras que no, al final siempre resulta que eres empleado de banco, por eso que te dicen confidencialmente de que hay un banco detr¨¢s. Aunque escribas el Quijote o traduzcas a Coleridge, aqu¨ª siempre est¨¢s trabajando para un banco. Hasta Su¨¢rez tiene cara de contable.
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