Un viejo film moderno

Alabada por algunos nombres de prestigio -Pierre Klossowski entre ellos-, la pel¨ªcula de Beni Montressor deber¨ªa ser algo as¨ª como una pieza clave del erotismo cinematogr¨¢fico. Nada m¨¢s lejos de eso. La Misa Dorada -en Espa?a, La org¨ªa del sexo, para dar la nota original- trata de ser un poema sobre la sensualidad, su b¨²squeda y sus formas, pero se queda muy corta. La pel¨ªcula de Montressor describe una fiesta de alta sociedad que deriva en org¨ªa y que tiene lugar en la mansi¨®n de una extra?a familia en la que el padre es un rey destronado, y la madre, una gran sacerdotisa, maestra de ceremonias e iniciadora en los ritos del amor. Pero La Misa Dorada no funciona a ning¨²n nivel, ni como historia ni como par¨¢bola: lo que deber¨ªa ser sagrado resulta anecd¨®tico, lo ritual se queda en sibaritismo m¨¢s o menos rebuscado, y lo l¨²dico, en juegos tontos de burguesitos aburridos. El misterio brilla por su ausencia.Queda un filme que, por su tem¨¢tica snob y pretendidamente actual y por su est¨¦tica vac¨ªa y falsa, lo que m¨¢s recuerda es a los bodrios art¨ªstico-intelectuales de la Escuela de Barcelona, de tan nefasto recuerdo.

Montressor abre su pel¨ªcula con una cita de Teresa de ?vila y la cierra dedic¨¢ndola a su madre. Ambas frases ilustran m¨¢s las intenciones de Montressor que el resto del filme, que discurre bajo el signo de la confusi¨®n, la monoton¨ªa y la repetici¨®n, probando una vez m¨¢s -por si hiciera falta- que nada envejece con m¨¢s rapidez que el esc¨¢ndalo y el modernismo.