Las mujeres, ciudadanos de segunda categor¨ªa
Fueron muchas las cr¨ªticas que el Gobierno recibi¨® de los grupos de mujeres Y feministas al crear una Subdirecci¨®n General de la Condici¨®n Femenina, dentro de la Direcci¨®n General de Desarrollo Comunitario del Ministerio de Cultura.Las cr¨ªticas ten¨ªan dos vertientes.
Por, una parte, argumentar que la problem¨¢tica de la mujer afecta a todos los ¨¢mbitos de la vida pol¨ªtica y social y, por tanto, a todas las ¨¢reas de trabajo de los diferentes ministerios y reducirla a una sola subdirecci¨®n general que ni tiene representaci¨®n en ning¨²n ministerio y pod¨ªa inhibir a ¨¦stos de preocuparse por la situaci¨®n de la mujer. Otra vertiente de las cr¨ªticas se entend¨ªa en el terreno pol¨ªtico, al ver esta subdirecci¨®n general como un intento de UCD de incidir en un campo tan virgen para este partido como el de la mujer. Y en el fondo de estas y otras motivaciones, subvac¨ªa -y subyace- el temor a que este organismo fuera el lugar de trabajo de las miles de mujeres de la Secci¨®n Femenina que al quedar disuelta quedaron sin ocupaci¨®n concreta.
En una primera etapa, este organismo hizo un llamamiento a las organizaciones femeninas y feministas a cooperar con ¨¦l. En una reuni¨®n a nivel estatal la cooperaci¨®n fue contestada de forma negativa por los grupos all¨ª presentes tanto por las razones antes citadas como porque los mismos grupos partidarios de cooperar fueron incapaces de fijar unas condiciones y unas delimitaciones a dicha cooperacion.
A nivel de Catalu?a esta discusi¨®n se reflej¨® mim¨¦ticamente frente a la Generalidad. Uno de los grupos de mujeres abog¨® por la creaci¨®n de una ?Conseller¨ªa de la Dona?, que fue ampliamente contestada por las mujeres del movimiento feminista y de partidos pol¨ªticos y que no prosper¨®. Las mujeres del PSUC, en concreto, nos opusimos a su creaci¨®n, pero insistimos para que en el equipo de trabajo de cada conseller¨ªa hubiera una persona especializada en la problem¨¢tica de la mujer para impulsar este trabajo.
La idea de crear dentro de la organizaci¨®n del Gobierno un espacio dedicado a las mujeres fomenta malos recuerdos en las mujeres que en estos cuarenta a?os pasados hemos sufrido de alguna forma a la Secci¨®n Femenina del partido ¨²nico existente.
El intento de UCD, mucho m¨¢s al d¨ªa, intenta ser una copia de las fuerzas de Giscard d'Estaing por ganarse las simpat¨ªas y los votos de las mujeres. La creaci¨®n de un Ministerio de la Mujer en Francia termin¨® con la dimisi¨®n de la ministra, que propuso eliminar por ineficacia su mismo Ministerio. En el caso que nos ocupa tambi¨¦n ha habido sus contradicciones, dimisiones, pero por fin parece que la Subdirecci¨®n General de la Condici¨®n Femenina ha encontrado su marco de actuaci¨®n. En las pasadas elecciones UCD recogi¨® el voto de miles de mujeres. Este voto fue fruto de una campa?a dirigida desde el Poder -radio, TV, etc¨¦tera- de la utilizaci¨®n de personas qu¨¦ pudieran resultar agradables a los ojos de estas mujeres, pero, sobre todo, recogi¨® votos en los sectores m¨¢s atrasados de mujeres, en base a garantizarles la defensa no de sus derechos como persona, sino de la ?instituci¨®n familiar? de la ?moral? de las ?buenas costumbres?. conceptos abstractos, dif¨ªciles de concretar en la pr¨¢ctica.
Pero un Gobierno que, aun siendo de derechas, es inteligente, como es el caso de UCD, sabe que la realidad del pa¨ªs ha evolucionado en los ¨²ltimos tiempos y que, en particular, las mujeres en su gran mayor¨ªa est¨¢n a favor de una legislaci¨®n no discriminatoria de una igualdad de oportunidades y condiciones en el trabajo y en el estudio, y que no aceptan bajo argumentos morales de ning¨²n tipo una discriminaci¨®n sexual. Y estas reivindicaciones hasta el pasado 15 de julio eran patrimonio de las fuerza, de izquierda, como durante los a?os de dictadura hab¨ªan sido nexo de uni¨®n entre las fuerzas democr¨¢ticas. La UCD en el poder ten¨ªa que intentar incidir en este terreno, sin romper por ello con su electorado m¨¢s atrasado y de ah¨ª la creaci¨®n de esta subdirecci¨®n y la celebraci¨®n de las I Jornadas de la Condici¨®n Femenina, que como dice, el comunicado de la coordinadora feminista de Barcelona, ?nada tienen que ver con las Jornadas de la Liberaci¨®n de la Mujer, celebradas en Madrid en noviembre de 1975; con las I Jornadas Catalanas de la Dona, de mayo de 1976; con las Euskadiko Emakumeen Topakeptak, en diciembre de 1977; con las celebradas en Valencia, tambi¨¦n en diciembre de 1977; ni con las diversas reuniones feministas celebradas en los ¨²ltimos meses, que tanto han significado en la lucha por la liberaci¨®n de la mujer y en la creaci¨®n de las diferentes organizaciones feministas del Estado espa?ol?
Al margen de comparaciones, a, mi entender, es positivo que UCD -aunque sea con el dinero de todos los espa?oles- promocione estas jornadas, y me parece positivo que invite a ellas a mujeres que, como yo misma, llevamos a?os militando en los movimientos feministas, desde posturas tan diferentes a las de la propia UCD. Lamento sinceramente que mis tareas en la elaboraci¨®n del Estatut d'Autonom¨ªa de Catalunya me impidan estar presente estos d¨ªas en Madrid, porque despu¨¦s de un a?o de tareas parlamentarias tengo mucho que decir a las mujeres y hombres all¨ª presentes.
Durante un a?o de Parlamento el Gobierno de UCD se ha opuesto sistem¨¢ticamente a las propuestas de ley que los grupos parlamentarios hemos presentado para acabar con la situaci¨®n discriminatoria de la mujer. En algunos casos votando en contra, como es el caso de la amnist¨ªa para los mal llamados delitos de la mujer, de adulterio, anticonceptivos y aborto, y en otros, exigiendo recortes que, como en el caso de los anticonceptivos, el rapto o el estupro, minimizan las mejoras obtenidas y que evidencian la mentalidad profundamente conservadora del Gobierno y del grupo parlamentario de UCD en este terreno, que dice sentir el deber de proteger a la mujer del ?boom? de los anticonceptivos, de ciertos ?liberalismos? permitidos a los hombres y que incluye cl¨¢usulas absurdas y rid¨ªculas como es en el caso de la desaparici¨®n de las figuras jur¨ªdicas de adulterio y amancebamiento.
Era para decir estas cosas y muchas otras que ten¨ªa inter¨¦s en asistir personalmente a estas I Jornadas de la Condici¨®n Femenina, para explicar que para defender los derechos de las mujeres no basta con decirlo, hay que demostrarlo y que oportunidades no le han faltado a UCD en este corto a?o de vida parlamentaria.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.