D¨¦cimo aniversario de la muerte de Le¨®n Felipe
El d¨¦cimo aniversario de la muerte del poeta espa?ol Le¨®n Felipe, ocurrida en el exilio mexicano, se conmemor¨® ayer en Almonacid de Zorita (Guadalajara) con un acto en el que intervinieron el poeta Luis R¨ªus, bi¨®grafo de Le¨®n Felipe: el escritor Andr¨¦s Sorel, prologuista de las Obras Completas del autor de Antolog¨ªa rota, y Alejandro Finisterre, editor y albacea del gran poeta.En Almonacid de Zorita fue donde Le¨®n Felipe escribi¨® su primer libro. Versos y oraciones de caminante, mientras desarrollaba su profesi¨®n de farmac¨¦utico. Al mismo tiempo que se celebraba el acto de homenaje de Almonacid, el club Amics de l'Unesco, de Barcelona, organiz¨® otro similar en la capital catalana. Y el pr¨®ximo 18 de diciembre, las universidades espa?olas e hispanoamericanas, as¨ª como la de La Sorbona, de Par¨ªs, y la de Roma, rendir¨¢n un homenaje conjunto a Le¨®n Felipe.
El principal homenaje que ha recibido despu¨¦s de su muerte este espa?ol del ¨¦xodo fue el que le rindi¨® M¨¦xico en 1974, con el descubrimiento de una estatua en el parque de Chapultepec. Fue macto de gran significaci¨®n hist¨®rica, rezado cuando a¨²n en Espa?a segu¨ªa vigente el r¨¦gimen del que Le¨®n Felipe huy¨®, llev¨¢ndose la canci¨®n y dej¨¢ndole aqu¨ª al dictador otros aperos materiales.
El organizador de ese homenaje de Chapultepec fue Alejandro Finisterre, espa?ol que tambi¨¦n fue durante muchos a?os exiliado en pa¨ªses latinoamericanos. Con moti,o del acto de Almona¨¦id de Zorita. el se?or Finisterre ha definido para EL PAIS las caracter¨ªsticas fundamentales del escritor que fue su amigo: ?Si alguien ha querido clasificar como poeta a Le¨®n Felipe ha perdido el tiempo. Le¨®n Felipe no es un poeta cl¨¢sico ni tampoco rom¨¢ntico. Ni tradicional ni vanguardista. Ni de ayer ni de hoy. Es un poeta de siempre y de nunca. De todas las escuelas y ¨¢e ninguna. Le¨®n Felipe, gran poeta, fue lo contrario de un hombre de letras. No escribi¨® para producir un sentimiento est¨¦tico, aunque lo produjera, y de mucha hondura, sino para expresar una agon¨ªa: la suya propia, acaso la de otros muchos hombres.?
Alejandro Finisterre recuerda la definici¨®n de poes¨ªa que hizo Le¨®n Felipe, escrita en el pr¨®logo de El payaso de las bofetadas: ? Por hoy, y para m¨ª, la poes¨ªa no es m¨¢s que un sistema luminoso de se?ales. Hogueras que encendemos aqu¨ª abajo entre tinieblas encontradas, para que alguien nos vea, para que no nos olviden. ?Aqu¨ª estamos, Se?or! Y todo lo que hay en el mundo es m¨ªo y valedero para entrar en un poema, para alimentar una foiata. Todo, hasta lo literario, como arda y se queme. ?
Le¨®n Felipe fue, en lo pol¨ªtico, recuerda Alejandro Finisterre, ?el ap¨®stol de la unidad revolucionaria. Hoy estar¨ªa, como siempre, con la concordia, pero como siempre tambi¨¦n con la justicia por encima de todo. Con la concordia, pero no con la componenda.?
?Le¨®n Felipe fue y sigue siendo?. dice Alejandro Finisterre, ?el pararrayos y el rayo de los grandes m¨ªsticos revolucionarios: Camilo Torres, Che Guevara, Ernesto Cardenal... El diario boliviano Los Tiempos dio la noticia: en la mochila del Che Guevara sus asesinos encontraron un poema escrito de pu?o y letra del guerrillero muerto, poema dedicado a Cristo. En sus ¨²ltimos momentos, dec¨ªa el diario, el revolucionario hab¨ªa sentido la llamada de la fe de su infancia. Y transcrib¨ªan el poema, que en realidad era del libro de Le¨®n Felipe, Oh este viejo y roto viol¨ªn. ?
Entre los poemas in¨¦ditos de Le¨®n Felipe hay uno que dedic¨® al sacerdote guerrillero nicarag¨¹ense Ernesto Cardenal. El poema, que publicar¨¢ pr¨®ximamente el suplemento de A rte y Pensamiento de EL PAIS, es una premonici¨®n y un elogio del revolucionario nicarag¨¹ense. La historia no le ha despo¨ªado a Le¨®n Felipe de su car¨¢cter de profeta.
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