Berl¨ªn-Par¨ªs
A la vuelta del verano, Madrid permanece a¨²n aletargado. Habr¨¢ que dejar correr este mes en espera de que el mundillo art¨ªstico nos depare alguna sorpresa agradable; a menos que no sea ¨¦sta sino la actitud del ingenuo que alberga, a?o tras a?o, la esperanza de que las cosas vayan a mejor y no a peor, como es costumbre. Pero no en todas partes se va la pintura de vacaciones o, al menos, no del mismo modo. Hay lugares en los que las artes forman parte de la vacaci¨®n misma, de los muchos deleites del turismo, como el burro-taxi o el agua de cebada. Tal es el caso de Par¨ªs. Museos y galer¨ªas nacionales trabajan a todo ritmo en medio del calor y las invasiones de nipones, no dudando, incluso, en quemar algunos de sus m¨¢s gallardos cartuchos. As¨ª, a mediados de julio, cuando aqu¨ª ya no ocurr¨ªa nada (literalmente hablando y no en ese sentido ret¨®rico que con frecuencia, y por desgracia, es preciso aplicar al meollo de la -temporada), el Centro Pompidou lanzaba el segundo cap¨ªtulo de aquella trilog¨ªa que se inici¨® con el tan tra¨ªdo y llevado Par¨ªs-Nueva York. Esto es, el Par¨ªs-Berl¨ªn. La primera de estas empresas, pese a lo necesariamente obvio de sus planteamientos, levant¨® alg¨²n que otro comentario adverso a causa de un cierto tufillo chauvinista. Mientras que la influencia de Par¨ªs, capital cultural del orbe por aquel entonces, en el nacimiento de la gran pl¨¢stica americana era incuestionable, el viaje de regreso de las influencias daba lugar a comparaciones odiosas.
Curarse en salud
Este segundo empe?o dedicado a Berl¨ªn encerraba cuestiones algo m¨¢s espinosas, ya que la relaci¨®n parece menos directa y amplia que en el caso anterior. Pero, por ser ya perros viejos, los organizadores se han curado en salud. En primer lugar advierte en que el t¨ªtulo no expresa una mera relaci¨®n entre capitales, no siendo Berl¨ªn sino un bot¨®n de muestra de un panorama cultural que le ex tiende por buena parte de Europa central.. Adem¨¢s, como apuntaba el comentarista de Le Monde, se trata de ?Berl¨ªn, m¨¢s que Par¨ªs, y tanto mejor as¨ª?. En efecto, la presencia francesa resulta m¨¢s bien t¨ªmida y, a menudo, se reduce a apuntar relaciones entre individuos aislados o peque?os grupos. Tal es el caso, por ejemplo, de Robert Delaunay con algunos miembros del Blauer Reiter. As¨ª, los puntos de contacto se establecen de forma m¨¢s minuciosa que en los transvases globales que el caso Par¨ªs-Nueva York facilitaba, sin faltar en demas¨ªa a la verdad. Pese a ello, este vasto panorama de la cultura alemana (pues en rigor, de ello se trata) resulta un proyecto bastante ambicioso. Se trata, nada menos, que de abarcar los 33 primeros a?os del siglo en campos tan variados como la pintura, la ilustraci¨®n, la tipograf¨ªa, la fotograf¨ªa, la arquitectura, el dise?o industrial, el cartelismo, el teatro, la literatura, la m¨²sica y el panorama soc¨ªopol¨ªtico. Al poner en relaci¨®n las fechas, lugares y medios de expresi¨®n tomados en cuenta, el resultado total se nos aparece abrumador.
Complejidad de movimientos
Pi¨¦nsese en la complejidad de movimientos como el expresionismo, el constructivismo o el dada¨ªsmo germanos, donde suelen ser muchos los caminos divergentes, frecuentes los cambios de actitudes o distinta la intencionalidad con que cada cual escoge una v¨ªa. Problemas como creaci¨®n-militancia en unas d¨¦cadas con tales avatares pol¨ªticos (imperio, guerra mundial, Revoluci¨®n de Noviembre, Rep¨²blica de Weimar, ascensi¨®n del nazismo) o las relaciones entre arquitectura y estado requieren an¨¢lisis m¨¢s que minuciosos. Incluso,la historia de la Bauhaus debe hacerse con cautela, so pena de caer en las simplificaciones racionalistas de toda la vida.. Con todo, la intenci¨®n de los organizadores ha sido la de ofrecer el mapa del per¨ªodo en cuesti¨®n de la forma lo m¨¢s completa y pormenorizada posible. Y casi nada parece ,haber sido omitido. El espectador deber¨¢, pues, juzgar si este ?mucho abarcar? ha sabido eludir el peligro de un monstruoso Reader Digest. Pero aun en tal caso, esta muestra (que se cerrar¨¢ en noviembre y obtendr¨¢, seguramente, a partir de ahora, su mayor eco) tendr¨¢, al menos, la virtud de conferir actualidad a buen n¨²mero de cuestiones cr¨ªticas, y ser¨¢ obligado hablar de ellas.
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